Felicitación navideña a los armenios: «¡Anunciar nuestra alegría!» | Custodia Terrae Sanctae

Felicitación navideña a los armenios: «¡Anunciar nuestra alegría!»

Es la última ceremonia de felicitaciones navideñas para los frailes menores de Jerusalén.
Escoltados por los kawas, los franciscanos se han dirigido en procesión al Patriarcado armenio, donde les esperaba un gran número de miembros de la fraternidad y el mismo patriarca Nurhán I Manuguián.

Las palabras de felicitación del custodio se han centrado en la alegría. Recordando las distintas fiestas celebradas durante estos días –la Navidad, la Epifanía, el Bautismo de Cristo y las bodas de Caná-, el padre Pizzaballa ha querido recordar el carácter gozoso de todos estos acontecimientos.

«En todas estas celebraciones anunciamos nuestra alegría. Las distintas lecturas, escuchadas durante el período navideño, nos hablan de esta alegría. La alegría de los cristianos no está solo ligada a la fiesta, no es un sentimiento fugaz; no es una actitud superficial, alejada de nuestra vida cotidiana. Es una actitud permanente a través de la cual debemos mirar la realidad de nuestro mundo».

Como en ocasiones anteriores de felicitación a las Iglesias ortodoxas, la situación de los cristianos de Oriente, martirizados a causa de su fe en Cristo, ha sido el centro de la conversación. «¿Cómo puede la alegría morar en nuestro corazón en la situación actual?», se pregunta el Custodio. «Sin embargo, la alegría mora en él porque es Cristo quien nos da su fuerza para reconstruir, día tras día, el Reino de Dios aquí, en esta Tierra Santa».

La visita de los armenios ha revestido este año una especial importancia porque en el 2015 se cumple el centenario de su genocidio. Con este motivo, el patriar armenio Nurhán se ha felicitado del anuncio del papa Francisco de conmemorar este trágico acontecimiento de su historia.

En su respuesta al custodio, Su Beatitud ha invitado a los cristianos a «fijar los ojos en el pesebre y aceptar la Vida y la Verdad ofrecidas por el Salvador». La ayuda a los cristianos, y en especial a los cristianos perseguidos de Oriente Medio, es para él un objetivo esencial: «Nuestra misión de salvar a nuestros hermanos y hermanas, en este momento de desaliento, es crucial».

Tras la ceremonia, celebrada según el protocolo, franciscanos y armenios han disfrutado de café y chocolate en una atmósfera calurosa.
Entre los presentes había algunos sacerdotes armenios, llegados hacía poco de los Estados Unidos, que han manifestado su alegría de estar aquí para poder celebrar la Navidad con sus hermanos de Jerusalén.
«Hemos venido para concluir nuestros estudios. Es una verdadera oportunidad para nosotros. Hoy, en Jerusalén se han reunido alrededor de 50 sacerdotes en el Patriarcado, de distintas partes del mundo. De los Estados Unidos somos pocos, pero está también, por ejemplo, el párroco de la parroquia armenia de París».

Para los franciscanos esta ha sido la última ceremonia de intercambio de felicitaciones en este período navideño.

Mientras tanto, el sol de Jerusalén parece anunciar ya la primavera y el pensamiento vuela hacia las celebraciones pascuales que se aproximan. La Iglesia, de hecho, el 18 de febrero entra en el tiempo de Cuaresma.

Nicolas Kimmel