En el supuesto lugar de la muerte de san Esteban, en el día de su fiesta, numerosos franciscanos y fieles se han reunido para conmemorar la muerte del primer mártir de la Iglesia.
El lugar se encuentra a un nivel inferior con respecto a los muros de Jerusalén, en el convento ortodoxo de San Esteban.
Tras la lectura de los Hechos de los Apóstoles relativa a la predicación que le valió la lapidación al mártir, el padre Eugenio Alliata ofm, del Studium Biblicum, invitando a los presentes a admirar e imitar a san Esteban, también ha explicado las diversas tradiciones que rodean la fiesta.
El martirologio romano celebra a San Esteban como un hombre de fe lleno del Espíritu Santo, primero de los siete diáconos, y primero también en derramar su sangre en Jerusalén. El calendario armenio, el más antiguo, menciona la fecha del 26 de diciembre como la de su fiesta. Otro calendario de Jerusalén, sin embargo, llamado “el gran leccionario hagiopolita”, del siglo VIII, presenta para el día 27 de diciembre las lecturas asociadas a la fiesta: la lectura de los Hechos y también la del evangelio de san Juan: “Si el grano de trigo caído en tierra no muere, se queda solo; sin embargo, si muere, produce mucho fruto. Quien ama su vida la perderá y quien aborrezca su vida en este mundo, la conservará para la vida eterna” (Jn 12, 24-25).
Tras un momento de recogimiento, la asamblea se ha reencontrado después en el convento de Getsemaní, un poco distante, para saludarse detrás de una bebida caliente.
Mab
El lugar se encuentra a un nivel inferior con respecto a los muros de Jerusalén, en el convento ortodoxo de San Esteban.
Tras la lectura de los Hechos de los Apóstoles relativa a la predicación que le valió la lapidación al mártir, el padre Eugenio Alliata ofm, del Studium Biblicum, invitando a los presentes a admirar e imitar a san Esteban, también ha explicado las diversas tradiciones que rodean la fiesta.
El martirologio romano celebra a San Esteban como un hombre de fe lleno del Espíritu Santo, primero de los siete diáconos, y primero también en derramar su sangre en Jerusalén. El calendario armenio, el más antiguo, menciona la fecha del 26 de diciembre como la de su fiesta. Otro calendario de Jerusalén, sin embargo, llamado “el gran leccionario hagiopolita”, del siglo VIII, presenta para el día 27 de diciembre las lecturas asociadas a la fiesta: la lectura de los Hechos y también la del evangelio de san Juan: “Si el grano de trigo caído en tierra no muere, se queda solo; sin embargo, si muere, produce mucho fruto. Quien ama su vida la perderá y quien aborrezca su vida en este mundo, la conservará para la vida eterna” (Jn 12, 24-25).
Tras un momento de recogimiento, la asamblea se ha reencontrado después en el convento de Getsemaní, un poco distante, para saludarse detrás de una bebida caliente.
Mab