Fiesta de santa Bárbara en la parroquia de San Salvador, en Jerusalén | Custodia Terrae Sanctae

Fiesta de santa Bárbara en la parroquia de San Salvador, en Jerusalén

2012/12/05

El martes 4 de diciembre, en la parroquia de San Salvador de Jerusalén, se ha celebrado la fiesta de santa Bárbara, muy querida en el mundo oriental y también aquí en Tierra Santa; una fiesta muy rica en tradiciones.
La misa estuvo presidida por el párroco, fray Firás Hiyazin, que durante la homilía ha recordado brevemente la valerosa vida de esta santa mártir. Fray Firás ha invitado a los presentes a seguir el ejemplo de santa Bárbara y utilizar, como ella, las armas de la fe y la perseverancia en el camino que conduce al Adviento. Tras la bendición, fray Artemio Vítores, vicario custodial, para alegría de todos los presentes, ha encendido las luces del árbol de Navidad colocado en la entrada del convento de San Salvador.
En Oriente Medio y aquí, en Tierra Santa, los fieles siguen la tradición particular de compartir, tras la misa, el dulce llamada «Búrbara», bendecido por el celebrante y cocinado expresamente para esta ocasión. El dulce, preparado con distintos tipos de semillas hervidas, azucaradas y aromatizadas con anís, con guarnición de frutas secas, se distribuye a las familias y personas ancianas en recuerdo de los granos de semilla con los que Bárbara se alimentaba cuando estaba en la prisión.
Muchas son las leyendas en torno a la vida de santa Bárbara (nombre de origen griego que significa 'extranjera'), pero todas las fuentes señalan la fecha de su nacimiento en el 273, en Nicomedia. Única hija de padres paganos, su madre murió cuando Bárbara era aún pequeña y su padre, Dióscoro, colaborador del emperador Máximo Hercúleo, era un personaje rico y poderoso que odiaba la religión cristiana. Bárbara, movida por un ardiente sentimiento cristiano, decidió dedicar su vida a Dios. A escondidas abrazó la fe cristiana, decidiendo recibir el sacramento del renacimiento. Su padre, Dióscoro, hostil a la vocación cristiana de su hija, ordenó que la encerraran en una torre, de la que se consiguió escapar. Para huir de las iras de su padre, Bárbara se refugió en un bosque, después de haber destruido las imágenes de los dioses que había en la casa paterna. Encontrada, fue entregada al prefecto Marciano, que intentó obligarla a abandonar su fe. Bárbara no cedió a pesar de las horribles torturas que sufrió. El 4 de diciembre fue decapitada, con una espada, por manos de su padre Dióscoro.
Santa Bárbara es la patrona de muchas iglesias en todo el mundo; es protectora de los artificieros, artilleros, mineros, carpinteros y bomberos, y es invocada como protectora de la muerte imprevista.