«Un pequeño gran hombre», así evoca fray Emilio Bárcena con una sonrisa la persona de fray Romualdo Fernández. «No era grande en altura, pero era un gran hombre de fe, de corazón e inteligencia» prosigue fray Emilio.
Cuando alguien veía a fray Romualdo, lo primero que le llamaba la atención era su sonrisa, su capacidad de acogida y su deseo de servir a la Custodia y a aquellos que le habían sido confiados.
La enfermedad ha puesto fin a los sufrimientos de fray Romualdo, una enfermedad que supo afrontar, aunque esta le haya vencido. Pero su verdadero sufrimiento, el de estos últimos años, fue el de ver las heridas de Siria, a la población sufrir y el patrimonio destruido.
Nacido en 1937, fray Romualdo, de la provincia franciscana de Granada, llegó a Tierra Santa en 1960 para realizar sus estidios de Teología en Jerusalén y luego en El Cairo. No dejará ya jamás Oriente Medio, donde la Custodia le confió distintas e importantes responsabilidades: párroco, responsable del seminario, delegado de la conferencia norteafricana, responsable de las «obras a favor de los coptos», maestro de novicios... Dividió su vida entre Egipto y Siria, adonde volvió en 1993 y en donde en realidad desarrolló la mayor parte de su vida franciscana al servicio de la Custodia.
De vuelta a Damasco en 1992, se le encargaron las labores de restauración y sistematización del Memorial de San Pablo, donde tuvo la dicha de acoger al papa Juan Pablo II en 2001.
La última vez que vino a Jerusalén, en 2012, tenía una preocupación. «El conflicto pone en peligro todo el patrimonio sirio. Fray Ignacio Peña y yo hicimos miles de fotos, es necesario digitalizarlas y escribir de qué son». El trabajo de digitalización está en curso, pero fray Romualdo no tendrá el tiempo necesario para describir su contenido. Esperaba hacerlo en la enfermería de la Custodia, en donde quería, a partir del próximo septiembre, consagrar sus últimas fuerzas a este trabajo.
Durante sus años en Siria recorrió todo el país con los frailes Ignacion Peña y P. Castellana. Juntos escribieron varios libros sobre el monacato en Siria (Les reclus syriens, 1980 ; Les stylites syriens, 1987 y Les cénobites syriens, 1988); libros ilustrados con fotos tomadas en estos antiguos monasterios. Con estos dos mismos hermanos de religión publicó cuatro inventarios sobre las cadenas del macizo calcáreo sirio, donde se encuentran los vestigios de antiguas ciudades con sus edificios públicos, iglesias y decoraciones (Inventaire du jebel Baricha, 1987; Inventaire du jebel A’ala, 1990; Inventaire du jebel Wastani, 1999; Inventaire du jebel Dweili 2000).
Estos últimos años ha colaborado también con una arqueóloga siria, Widad Jury, de la Dirección General de Antigüedades y Museos de Siria, en un estudios, también en francés, titulado Estudio arqueológico de la época paleocristiana. Los monumentos de Constantino: entre la tradición escrita y los testimonios de la arqueología.
Widad Jury admiraba el trabajo de inventario de los tres franciscanos, que resumió así: «Toda obra está formada por tres partes distintas: la primera está dedicada a una presentación global del «yebel» (en árabe, montaña), su historia, su economía y su desarrollo. Los mayores monumentos, religiosos y públicos, se presentan en la segunda parte con sus descripciones y sus planos, llevados a cabo por los autores o reproducidos de publicaciones anteriores. La tercera parte se dedica a las decoraciones e inscripciones diversas encontradas en la región». Con ello destacaba cómo los tres religiosos dejaron su huella en el estudio del cristianismo en Siria. Como ha recordado el custodio de Tierra Santa, fray Pierbattista Pizzaballa: «Este trabajo es lo que queda de estos sitios, hoy desaparecidos, saqueados o destruidos desde que la guerra está asolando Siria».
El padre Bárcena explica también que los tres frailes, dos españoles y un italiano, publicaron en francés, porque en esta lengua los libros tenían más posibilidades de encontrar editor en Siria y se difundidos así por Oriente Medio y el mundo.
«Romualdo no hablaba muy bien el árabe -recuerda fray Emilio Bárcena- pero siempre se hacía entender, llegaba a cumplir sus objetivos y, sobre todo, se hacía amar. Él era el más popular. ¡Era fantástico!».
Gerusalemme, 15 Dicembre 2015
Cari Fratelli,
vi comunico il ritorno alla casa del Padre del nostro confratello
Fra Romualdo Fernandez, OFM
avvenuto questa mattina nell’Ospedale Francese a Damasco (Siria).
Vi prego di leggere il necrologio allegato.
RIP
La Segreteria di Terra Santa
********************
Jerusalem, 15 December 2015
Dear Friars,
we inform you that our brother,
Fr. Romualdo Fernandez, OFM
has returned to the House of his Father
this morning at the French Hospital in Damascus.
Please see the attached necrology.
RIP
The Secretariat of the Holy Land
Cuando alguien veía a fray Romualdo, lo primero que le llamaba la atención era su sonrisa, su capacidad de acogida y su deseo de servir a la Custodia y a aquellos que le habían sido confiados.
La enfermedad ha puesto fin a los sufrimientos de fray Romualdo, una enfermedad que supo afrontar, aunque esta le haya vencido. Pero su verdadero sufrimiento, el de estos últimos años, fue el de ver las heridas de Siria, a la población sufrir y el patrimonio destruido.
Nacido en 1937, fray Romualdo, de la provincia franciscana de Granada, llegó a Tierra Santa en 1960 para realizar sus estidios de Teología en Jerusalén y luego en El Cairo. No dejará ya jamás Oriente Medio, donde la Custodia le confió distintas e importantes responsabilidades: párroco, responsable del seminario, delegado de la conferencia norteafricana, responsable de las «obras a favor de los coptos», maestro de novicios... Dividió su vida entre Egipto y Siria, adonde volvió en 1993 y en donde en realidad desarrolló la mayor parte de su vida franciscana al servicio de la Custodia.
De vuelta a Damasco en 1992, se le encargaron las labores de restauración y sistematización del Memorial de San Pablo, donde tuvo la dicha de acoger al papa Juan Pablo II en 2001.
La última vez que vino a Jerusalén, en 2012, tenía una preocupación. «El conflicto pone en peligro todo el patrimonio sirio. Fray Ignacio Peña y yo hicimos miles de fotos, es necesario digitalizarlas y escribir de qué son». El trabajo de digitalización está en curso, pero fray Romualdo no tendrá el tiempo necesario para describir su contenido. Esperaba hacerlo en la enfermería de la Custodia, en donde quería, a partir del próximo septiembre, consagrar sus últimas fuerzas a este trabajo.
Durante sus años en Siria recorrió todo el país con los frailes Ignacion Peña y P. Castellana. Juntos escribieron varios libros sobre el monacato en Siria (Les reclus syriens, 1980 ; Les stylites syriens, 1987 y Les cénobites syriens, 1988); libros ilustrados con fotos tomadas en estos antiguos monasterios. Con estos dos mismos hermanos de religión publicó cuatro inventarios sobre las cadenas del macizo calcáreo sirio, donde se encuentran los vestigios de antiguas ciudades con sus edificios públicos, iglesias y decoraciones (Inventaire du jebel Baricha, 1987; Inventaire du jebel A’ala, 1990; Inventaire du jebel Wastani, 1999; Inventaire du jebel Dweili 2000).
Estos últimos años ha colaborado también con una arqueóloga siria, Widad Jury, de la Dirección General de Antigüedades y Museos de Siria, en un estudios, también en francés, titulado Estudio arqueológico de la época paleocristiana. Los monumentos de Constantino: entre la tradición escrita y los testimonios de la arqueología.
Widad Jury admiraba el trabajo de inventario de los tres franciscanos, que resumió así: «Toda obra está formada por tres partes distintas: la primera está dedicada a una presentación global del «yebel» (en árabe, montaña), su historia, su economía y su desarrollo. Los mayores monumentos, religiosos y públicos, se presentan en la segunda parte con sus descripciones y sus planos, llevados a cabo por los autores o reproducidos de publicaciones anteriores. La tercera parte se dedica a las decoraciones e inscripciones diversas encontradas en la región». Con ello destacaba cómo los tres religiosos dejaron su huella en el estudio del cristianismo en Siria. Como ha recordado el custodio de Tierra Santa, fray Pierbattista Pizzaballa: «Este trabajo es lo que queda de estos sitios, hoy desaparecidos, saqueados o destruidos desde que la guerra está asolando Siria».
El padre Bárcena explica también que los tres frailes, dos españoles y un italiano, publicaron en francés, porque en esta lengua los libros tenían más posibilidades de encontrar editor en Siria y se difundidos así por Oriente Medio y el mundo.
«Romualdo no hablaba muy bien el árabe -recuerda fray Emilio Bárcena- pero siempre se hacía entender, llegaba a cumplir sus objetivos y, sobre todo, se hacía amar. Él era el más popular. ¡Era fantástico!».
Gerusalemme, 15 Dicembre 2015
Cari Fratelli,
vi comunico il ritorno alla casa del Padre del nostro confratello
Fra Romualdo Fernandez, OFM
avvenuto questa mattina nell’Ospedale Francese a Damasco (Siria).
Vi prego di leggere il necrologio allegato.
RIP
La Segreteria di Terra Santa
********************
Jerusalem, 15 December 2015
Dear Friars,
we inform you that our brother,
Fr. Romualdo Fernandez, OFM
has returned to the House of his Father
this morning at the French Hospital in Damascus.
Please see the attached necrology.
RIP
The Secretariat of the Holy Land