Getsemaní: aceptar un amor que nos transciende | Custodia Terrae Sanctae

Getsemaní: aceptar un amor que nos transciende

Los frailes de la Custodia se han vuelto a reunir con ocasión de la segunda peregrinación de Cuaresma en Getsemaní. El miércoles 26 de marzo, el padre Luca Grassi ha presentado su reflexión cuaresmal y su enseñanza sobre el significado de la tristeza y la angustia que Jesús vivió en este lugar.

Tras la lectura del célebre pasaje del capítulo 26 de Mateo («Mi alma está triste hasta la muerte; quedaos aquí y velad conmigo»), ha puesto el acento en la manifestación de la humanidad de Jesús, que pide a sus amigos que velen. Sin embargo, debiendo afrontar su abandono por parte de ellos, Jesús toma conciencia de ser la única persona que puede pasar por lo que nadie antes que Él ha hecho: vencer a la muerte; «y este es el motivo por el que ningún discípulo ha podido velar», ha explicado el padre Grassi. «Ningún hombre antes que Jesús ha podido medir la inmensidad de los pecados del hombre y su horror; nadie antes había percibido así el peso del mal». Jesús, el Hijo de Dios en la tierra, ama como el Padre pero también perdona y sufre como el Creador. Jesús, así, se entristece frente a sus hermanos que no ven la belleza de esta vida, donada por el Padre. Se entristece, como también nos sucede a nosotros a veces, «ante su próximo fin, que significará la privación de algunas personas y alegrías, pero lo que nos tiene que sorprender es su aceptación». De hecho, en Getsemaní, Jesús nos da ejemplo de un hombre que, sabiéndose amado por el Padre, acepta llevar sobre sí el sufrimiento de aquellos a los que ha amado por encima de todo: todos nosotros, pecadores. Él sabe que le espera el encuentro con Dios en su dimensión más misteriosa e inexplicable: un amor inmenso que Él ya siente y que debe «permitirnos también a nosotros avanzar con determinación».

Tras estas palabras, la devota asamblea reunida en Getsemaní se ha recogido antes de pronunciar a su vez, en el padrenuestro, las palabras de Cristo: «Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo» (Mateo 6,10). Reconociendo de esta forma la voluntad y el designio que Dios tiene para todos los seres humanos, los fieles han pedido a Dios que les enseñe a contar más con su Providencia, para repetir también ellos el «Sí» de Jesús.

Mientras las voces masculinas de los frailes se elevaban al unísono para implorar la protección del Altísimo, los últimos rayos de sol atravesaban las vidrieras, iluminando en su esplendor los mosaicos que recubren las cúpulas de la basílica. Tras la celebración, la asamblea se ha vuelto a reunir para disfrutar de un refresco ofrecido por el superior del santuario, fray Benito. Esta ocasión ha servido a los frailes para saludar a las órdenes y comunidades religiosas que han tomado parte en la eucaristía. El próximo miércoles, 2 de abril, en la Flagelación (a las 17.00 horas), el padre Luca continuará con sus reflexiones en la tercera peregrinación de Cuaresma.

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E.R