«Hoy es el comienzo de la salvación para el mundo» | Custodia Terrae Sanctae

«Hoy es el comienzo de la salvación para el mundo»

Domingo, 8 de septiembre. Una quincena de frailes franciscanos, dejando sus respectivos conventos, se han acercado en procesión hasta la iglesia de Santa Ana de Jerusalén para festejar el nacimiento de la Virgen María.

Fue en el siglo XV cuando la Custodia obtuvo el permiso para realizar esta peregrinación tradicional (junto a la de la Inmaculada, el 8 de diciembre), cuando la iglesia, tras el período cruzado, fue transformada en escuela coránica. El firmán que los franciscanos obtuvieron entonces les concede, aún hoy, el derecho a presidir la celebración, aunque ahora la basílica esté confiada a los padres blancos, misioneros de África.

Ya en el siglo VI, en el santuario, junto al que se encuentra la piscina probática donde sucedió el primer milagro de Jesús en Jerusalén, la tradición celebra el nacimiento de la Virgen María.
Fray Stéphane Milovitch ofm, citando en su homilía las palabras de san Juan Damasceno, ha afirmado: «Hoy es el comienzo de la salvación para el mundo porque nos ha nacido, en la santa Probática, la Madre de Dios, de la cual se dignó nacer el Cordero de Dios que llevó sobre sí el pecado del mundo» (Juan Damasceno, Homilía sobre la Natividad, 6). Tras poner de relieve cómo la contemplación de la vida de María puede ser guía para nuestra vida cotidiana, fray Stéphane ha invitado a la asamblea a unirse a la iniciativa del papa Francisco para que se encuentre una solución pacífica a las tensiones en Siria. Concluyendo, ha afirmado: «En estos tiempos difíciles presentamos al Señor de las misericordia nuestra asidua súplica por la paz en esta tierra, así como en todo el Oriente Medio. Podemos contemplar en María, de la que hoy celebramos su nacimiento, a aquella que será capaz de llevar a los hombres que viven en esta tierra hacia la comunión, la concordia y la paz. Amén».

Tras la celebración, los padres blancos han invitado a un refresco a los numerosos fieles y a sus huéspedes, entre los que estaba -en este lugar que, en el siglo XIX, pasó a dominio nacional francés- el cónsul general de Francia, representado por el vicecónsul, M. Olivier Plançon. Un momento fraterno y de encuentro tras la pausa veraniega.