Iglesia y modernidad: el Concilio Vaticano II cincuenta años después. Gracia y bases para la nueva evangelización | Custodia Terrae Sanctae

Iglesia y modernidad: el Concilio Vaticano II cincuenta años después. Gracia y bases para la nueva evangelización

2012/11/23

El jueves por la tarde, en la Sala de la Inmaculada del convento de San Salvador, Mons. Francesco Iannone ha pronunciado una conferencia con el título: «Iglesia y modernidad: el Concilio Vaticano II cincuenta años después. Gracia y bases para la nueva evangelización», una iniciativa organizada en el marco del programa de formación permanente de la Custodia.

Como se había propuesto por el Comité de religiosos de Jerusalén en la Asamblea de Ordinarios católicos de Tierra Santa, muchas de las iniciativas programadas para el Año de la Fe se compartirán entre las distintas comunidades católicas de Tierra Santa, para profundizar todavía más en la vida de fe.
Tras la presentación del programa por parte de fray Marcello Cichinelli, responsable de la formación permanente de la Custodia, fray Pierbattista Pizzaballa, custodio de Tierra Santa, tras saludar al público presente en la sala, ha presentado al conferenciante, Mons. Francesco Iannone, profesor de Teología Dogmática en el Instituto de la Italia Meridional.

El tema tratado es de gran actualidad y de fundamental ayuda para vivir la gracia de los recientes acontecimientos eclesiales: aniversario del Concilio Vaticano II, apertura del Año de la Fe y el apenas concluido Sínodo para la nueva evangelización; argumentos fundamentales para alcanzar plena conciencia de los inmensos tesoros que la Iglesia nos ofrece en este tiempo.

Mons. Francesco, en su conferencia, ha recordado la importante intuición del papa Juan XXIII al convocar un «concilio pastoral y no un concilio que formulase dogmas o declarase condenas; un concilio que ayudara a la Iglesia a leer los signos de los tiempos y a situarse en el presente y en el mundo, porque la Iglesia no es un museo a custodiar sino un jardín a cultivar, algo que se había olvidado en los últimos dos siglos, por motivos teológicos e histórico-culturales».

El Vaticano II tuvo el valor de retomar el diálogo con la razón moderna y abrirse al mundo, que es el lugar de la alegría y de la esperanza.
Anunciar a Jesucristo, único Salvador del mundo, hoy parece más complejo que en el pasado, pero la misión no ha cambiado, así como no deben cambiar el entusiasmo y el valor que movieron a los apóstoles y a los primeros discípulos: sostenidos y animados por el Espíritu Santo a abrir las puertas del Cenáculo, constituyéndoles en evangelizadores. No estamos solos, nos acompaña el gran evangelizador, el Espíritu de Jesús.

Al finalizar la conferencia, Mons. Iannone respondió de forma simpática y puntual a algunas preguntas del público.
La iniciativa terminó con el rezo del «Credo», oración cotidiana recomendada para la celebración del Año de la Fe para que con el corazón se crea, para obtener la justicia y, con la boca, se profese la fe, para obtener la salvación.