La Iglesia de Tierra Santa, junto a la Iglesia universal, ha entrado en la Cuaresma con el miércoles de Ceniza en el Santo Sepulcro. En Jerusalén este tiempo de preparación para las fiestas pascuales tiene en el Santo Sepulcro una especial solemnidad. De hecho, todos los sábados por la tarde, los franciscanos se acercan en procesión al Patriarcado latino para invitar al patriarca a ingresar solemnemente en la basílica de la Resurrección.
Un poco antes de su llegada, las fuerzas del orden público velan para que la plaza se despeje para permitir la procesión. Detrás de las barreras, algunos peregrinos se reúnen sorprendidos por el hecho de ver vetado el acceso a la basílica. En el interior, los ceremonieros y el presidente del Santo Sepulcro –título del superior de la fraternidad franciscana en el lugar- están preparados.
Este sábado 13 de febrero el patriarca, Su Beatitud Mons. Fuad Twal, ha entrado en una basílica sorprendentemente vacía. Es verdad que peregrinos y turistas habían sido obligados a quedarse en la plaza, pero sor Erika, sacristana, nos dice que la disminución de peregrinos se siente también en este edificio. «Con frecuencia, antes de las 10 de la mañana, no hay casi nadie. Se puede entrar dentro de la tumba sin tener que esperar». Esta tarde, la escasez de peregrinos y turistas es notable, pero se ha podido escuchar mejor el órgano, que no ha tenido que tapar el típico rumor del lugar. El Te Deum ha resonado magistralmente.
Fray Alfonso está feliz con la idea de celebrar por primera vez la Cuaresma y la Pascua en los santos lugares. Llegado de Colombia en septiembre para asistir a una parte de su seminario en el Studium Biblicum Theologicum Jerosolymitanum –el seminario internacional franciscano-, no esconde el estar poco acostumbrado a tal solemnidad. «Estoy más acostumbrado a liturgias más simples y espontáneas». Pero es consciente de ser testigo de la santidad del lugar ante aquellos que vienen a visitarlo.
Después del ingreso solemne, el patriarca participa tradicionalmente en la procesión cotidiana, más solemne de lo habitual con los tres giros en torno a la tumba vacía, en el momento en el que se medita sobre la resurrección de Cristo. De hecho, como en el tiempo ordinario, la procesión –en el lugar en el que todos los días es Pascua- sigue inmutable incluso en este período del tiempo litúrgico.
A la espera de celebrar la fiesta de las fiestas y para prepararse a ella, la liturgia local sabe organizar con sabiduría estos 40 días que ahondan en todos y cada uno la conciencia y la alegría de la victoria final. Está la celebración de las vigilias en el Santo Sepulcro, el sábado a las 23.40, y las distintas peregrinaciones a los santos lugares relacionados con la Pasión de Cristo.
Después, tras los pasos de Jesús el domingo de Ramos, la hermosísima Semana Santa.
¡Todavía estáis a tiempo de venir a celebrar la Pascua en Jerusalén!
Os deseamos una bella y santa Cuaresma a todos.
Un poco antes de su llegada, las fuerzas del orden público velan para que la plaza se despeje para permitir la procesión. Detrás de las barreras, algunos peregrinos se reúnen sorprendidos por el hecho de ver vetado el acceso a la basílica. En el interior, los ceremonieros y el presidente del Santo Sepulcro –título del superior de la fraternidad franciscana en el lugar- están preparados.
Este sábado 13 de febrero el patriarca, Su Beatitud Mons. Fuad Twal, ha entrado en una basílica sorprendentemente vacía. Es verdad que peregrinos y turistas habían sido obligados a quedarse en la plaza, pero sor Erika, sacristana, nos dice que la disminución de peregrinos se siente también en este edificio. «Con frecuencia, antes de las 10 de la mañana, no hay casi nadie. Se puede entrar dentro de la tumba sin tener que esperar». Esta tarde, la escasez de peregrinos y turistas es notable, pero se ha podido escuchar mejor el órgano, que no ha tenido que tapar el típico rumor del lugar. El Te Deum ha resonado magistralmente.
Fray Alfonso está feliz con la idea de celebrar por primera vez la Cuaresma y la Pascua en los santos lugares. Llegado de Colombia en septiembre para asistir a una parte de su seminario en el Studium Biblicum Theologicum Jerosolymitanum –el seminario internacional franciscano-, no esconde el estar poco acostumbrado a tal solemnidad. «Estoy más acostumbrado a liturgias más simples y espontáneas». Pero es consciente de ser testigo de la santidad del lugar ante aquellos que vienen a visitarlo.
Después del ingreso solemne, el patriarca participa tradicionalmente en la procesión cotidiana, más solemne de lo habitual con los tres giros en torno a la tumba vacía, en el momento en el que se medita sobre la resurrección de Cristo. De hecho, como en el tiempo ordinario, la procesión –en el lugar en el que todos los días es Pascua- sigue inmutable incluso en este período del tiempo litúrgico.
A la espera de celebrar la fiesta de las fiestas y para prepararse a ella, la liturgia local sabe organizar con sabiduría estos 40 días que ahondan en todos y cada uno la conciencia y la alegría de la victoria final. Está la celebración de las vigilias en el Santo Sepulcro, el sábado a las 23.40, y las distintas peregrinaciones a los santos lugares relacionados con la Pasión de Cristo.
Después, tras los pasos de Jesús el domingo de Ramos, la hermosísima Semana Santa.
¡Todavía estáis a tiempo de venir a celebrar la Pascua en Jerusalén!
Os deseamos una bella y santa Cuaresma a todos.