Ingreso solemne y procesión en la Basílica del Santo Sepulcro en el primer sábado de la Cuaresma | Custodia Terrae Sanctae

Ingreso solemne y procesión en la Basílica del Santo Sepulcro en el primer sábado de la Cuaresma

Basílica del Santo Sepulcro, Jerusalén. 25 de febrero de 2012

La tarde de este primer sábado de cuaresma, Jerusalén se ha visto profundamente marcada por las celebraciones que señalan el inicio del período de penitencia, recogimiento y conversión que precede a la Pascua. La Basílica del Santo Sepulcro se convierte de esta forma, aún más, en el centro que atrae y acoge a los cristianos de Tierra Santa y a los peregrinos que llegan de todas partes del mundo y que aquí reviven más intensamente los misterios de la pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Todas las iglesias que ofician en el Santo Sepulcro celebran en esta jornada su ingreso solemne en la basílica, cuyas puertas se cierran poco antes de que llegue la primera delegación y se mantienen abiertas posteriormente.

Siguiendo el orden de la disciplina de ingresos solemnes de las distintas comunidades, la Iglesia latina es la que ha dado inicio a las celebraciones litúrgicas, a primera hora de la tarde, con la comunidad de franciscanos de la Custodia de Tierra Santa que, junto a fray Fergus Clarke, guardián del Santo Sepulcro, ha acogido e introducido en la basílica a Mons. William Shomali, obispo auxiliar del Patriarcado Latino de Jerusalén. Una vez realizado el ingreso, Mons. Shomali ha venerado la Piedra de la Unción, colocada en la base del Calvario, a poca distancia de la puerta de entrada de la iglesia, que recuerda el lugar de la colocación del cuerpo de Jesús tras su muerte en la cruz.

Mientras se han desarrollado las entradas solemnes del resto de grupos cristianos (griegos ortodoxos, coptos, siríacos y armenios), que han celebrado sus ritos cuaresmales, la comunidad latina, guiada por Mons. Shomali, ha comenzado con la procesión cotidiana de forma solemne, embellecida por el acompañamiento del órgano en todas las estaciones, pues normalmente las primeras siete estaciones se recitan en recto tono –es decir, utilizando siempre la misma nota- y solo a partir de la octava estación se canta la liturgia. Junto a Mons. Shomali, en esta importante ocasión, estaban los frailes franciscanos de la comunidad del Santo Sepulcro y una larga representación de frailes de la Custodia; entre ellos, fray Artemio Vítores, vicario custodial, fray Fergus Clarke, fray Noel Muscat, discreto de Tierra Santa, fray Silvio de la Fuente, secretario custodial, fray Peter Vasko, presidente de la Franciscan Foundation for the Holy Land, y fray Stephane Milovitch, actual guardián de la Basílica de la Natividad en Belén. Junto a la comunidad franciscana han tomado parte en la procesión numerosos miembros del clero local, numerosas religiosas de las distintas congregaciones presentes en Tierra Santa, muchos árabes cristianos locales e innumerables peregrinos que, con emoción y devoción sinceras, han querido participar en esta tradicional liturgia. La procesión, compuesta de catorce estaciones, comienza y termina en la misma capilla, la dedicada al Santísimo Sacramento, llamada también de la Aparición de Jesús resucitado a María, su Madre. En cada estación se recita o se canta un himno adecuado al lugar seguido de la antífona y de la oración colecta y, finalmente, se recitan un padrenuestro, un avemaría y un gloria.

Es una liturgia antigua que nos muestra el modo tradicional según el cual, hace siglos, se acogía a los peregrinos que llegaban al Santo Sepulcro y que, de igual modo, realizan la visita al santuario de forma procesional y la concluían con la celebración de la eucaristía. Hoy, aquella antigua costumbre revive en la solemnidad de esta jornada que abre, con la complejidad y variedad de tonalidades que distinguen la vida cristiana en Tierra Santa, las celebraciones del período cuaresmal, en espera y en preparación de la gran fiesta de la Pascua.

Texto de Caterina Foppa Pedretti
Fotos de fra Enrique Bermejo