En los primeros siglos de la Iglesia, algunos cristianos, el 6 de enero, celebraban la Navidad (encarnación de Jesús), pero también la Epifanía (revelación de la divinidad de Cristo) y las Bodas de Caná (primer milagro «oficial» de Jesús). La Iglesia armenia ortodoxa, llamada «Apostólica», ha querido mantener esta tradición primitiva y no separar estas fiestas, agrupadas bajo el apelativo de «Teofanía», literalmente la «revelación». Así, el mismo día se celebran: la venida de Cristo a la Tierra y su revelación como Hijo de Dios mediante la celebración de su bautismo. Según el Statu Quo de los santos lugares, el 19 de enero el Patriarcado armenio ortodoxo celebra, en Jerusalén, la Teofanía.
Como todos los años, los representantes de las distintas confesiones cristianas de Jerusalén se han acercado hasta el Patriarcado armenio ortodoxo la víspera de la fiesta para presentar sus felicitaciones. Un pequeño equívoco ha reunido a los griegos ortodoxos y a los franciscanos en el diván de los armenios, los tres copropietarios de los santos lugares.
Nurhán I Manuguián, patriarca armenio de Jerusalén, ha recibido a las dos comunidades en un diván repleto de gente. Ha invitado a la oración por este «Oriente Medio desgarrado y, sobre todo, por Siria» y ha deseado a los fieles y hombres de Iglesia que viven en esta parte del mundo salud y energía. Fray Dobromir, en representación de la delegación franciscana, ha tomado después la palabra: «No debemos olvidarnos nunca de lo que hemos recibido del Señor y debemos compartir con el prójimo. Dejadme que vuelva a expresar, en nombre de mis hermanos franciscanos, la alegría de estar con la Iglesia armenia en este día de fiesta: ¡Gloria a Dios en los más alto del cielo!».
El Patriarcado armenio ortodoxo de Jerusalén representa a más de 4.000 fieles. En este período de fiesta acoge a turistas y miembros de las numerosas fraternidades armenias de la diáspora. Canadienses, libaneses, americanos y franceses estaban presentes en el diván en el momento de la visita de los frailes. A la salida, los franciscanos se han cruzado con la delegación del Patriarcado latino y de los coptos ortodoxos, que esperaban ser recibidos a su vez. Los armenios, sin quererlo, han inaugurado, en cierto modo, la Semana de oración por la Unidad de los Cristianos, que comenzará oficialmente el 25 de enero.
E.R.
Como todos los años, los representantes de las distintas confesiones cristianas de Jerusalén se han acercado hasta el Patriarcado armenio ortodoxo la víspera de la fiesta para presentar sus felicitaciones. Un pequeño equívoco ha reunido a los griegos ortodoxos y a los franciscanos en el diván de los armenios, los tres copropietarios de los santos lugares.
Nurhán I Manuguián, patriarca armenio de Jerusalén, ha recibido a las dos comunidades en un diván repleto de gente. Ha invitado a la oración por este «Oriente Medio desgarrado y, sobre todo, por Siria» y ha deseado a los fieles y hombres de Iglesia que viven en esta parte del mundo salud y energía. Fray Dobromir, en representación de la delegación franciscana, ha tomado después la palabra: «No debemos olvidarnos nunca de lo que hemos recibido del Señor y debemos compartir con el prójimo. Dejadme que vuelva a expresar, en nombre de mis hermanos franciscanos, la alegría de estar con la Iglesia armenia en este día de fiesta: ¡Gloria a Dios en los más alto del cielo!».
El Patriarcado armenio ortodoxo de Jerusalén representa a más de 4.000 fieles. En este período de fiesta acoge a turistas y miembros de las numerosas fraternidades armenias de la diáspora. Canadienses, libaneses, americanos y franceses estaban presentes en el diván en el momento de la visita de los frailes. A la salida, los franciscanos se han cruzado con la delegación del Patriarcado latino y de los coptos ortodoxos, que esperaban ser recibidos a su vez. Los armenios, sin quererlo, han inaugurado, en cierto modo, la Semana de oración por la Unidad de los Cristianos, que comenzará oficialmente el 25 de enero.
E.R.