Intercambio de felicitaciones; hay siempre algo de bueno en la tradición | Custodia Terrae Sanctae

Intercambio de felicitaciones; hay siempre algo de bueno en la tradición

“No hemos venido aquí sólo porque esté escrito en el status quo, hemos venido porque os amamos,” dijo el obispo ortodoxo Copto de Jerusalén a su llegada al convento de San Salvador el día después de la Navidad de los latinos.

Para ser exactos, el recorrido de las visitas para intercambiar saludos navideños no se basa realmente en el status quo, que regula solamente actividades en los lugares santos de las Basílicas de la Resurrección en Jerusalén, de la Natividad en Belén y de la Tumba de la Virgen María, así como en el lugar de la Ascensión en el Monte de los Olivos. Las visitas por si mismas se arraigan en la tradición, y sería más que notable si una iglesia omitiera la visita: sería un incidente diplomático.

Tal incidente fue cuidadosamente evitado cuando, llegando a la uno de los Patriarcados orientales, la delegación de la Custodia no encontró nadie para recibirlos. El joven que estaba de servicio nos pidió un poco de paciencia. Hizo una llamada y nos dijo: “Están de camino.” Lo cierto es que todos están haciendo visitas, cada uno está visitando a los otros. Aquí y allí, los caminos de la ciudad vieja se llenan de los ecos de los golpes de los kawas. Las delegaciones se cruzan a veces unas con las otras. Durante los días anteriores, estas visitas formales provocan más de un dolor de cabeza a los secretarios.

Los faxes y las llamadas telefónicas vuelan en todas direcciones para fijar las reuniones, se cancelan y se vuelven a fijar. Una vez que una delegación ha fijado una visita, la tradición establece el intercambio de discursos: el significado de la celebración, la unidad de la iglesia en Cristo, un intercambio de los deseos de paz y prosperidad. Después todos aplauden. “Bien, los discursos oficiales han acabado. ¿Como estás? ¿Cómo van las fiestas?,” exclamó un jovial obispo. Las copas de licor, son por si mismas una tradición que anima la charla. Con los Etíopes, la conversación gira alrededor de porqué su Año Nuevo comienza en septiembre. Este año celebrarán el año 2000. Hay también preguntas referidas a la preocupante situación de su país. Con los Sirios, se comenta el incidente entre los scouts de las dos iglesias y los pasos que se están dando para resolverlo. Su Año Nuevo comienza en septiembre, también. Con los Coptos, lo típico es compartir una comida en Jericó: “Ven con todos tus hermanos,” insiste el obispo Copto. En diciembre, el Padre Custodio también recibió la visita y los saludos oficiales del Estudio Bíblico Franciscano (Studium Biblicum Franciscanum), y fue la ocasión para un realizar un intercambio de ideas sobre sus actividades respectivas, contribuyendo así a la unidad de los diversos carismas de la Custodia.

Al final del intercambio de saludos con los dignatarios Ortodoxos Armenios durante su visita a la Custodia en diciembre, había una “pequeña-gran” novedad. El padre Basilio Talatinian ofm, de 93 años, después de haber pedido primero permiso al padre Custodio, recitó de memoria un pequeño poema en su lengua materna:

Soy un joven armenio, de la raza hayana hablo la lengua de Haigh y de Aram no tengo corona, ni oro, ni trono o diamantes pero mi corazón está lleno de la honradez más grande. Me quema el amor tierno por mi tierra natal/ siento que arde dentro de mi el espíritu de nuestros héroes y el fuego sagrado de mis antepasados que no cambiaría ni por todo el oro en el mundo.
 Aunque desterrado e incluso perseguido el armenio nunca rogará por su pan adorno de su frente es el sudor honesto y su protección es la fe, un regalo del cielo.


La delegación armenia escuchó con respecto y afecto. Para todos los armenios de la Ciudad Vieja, el padre Talatinian es un hijo muy digno de su patria. El padre Talatinian volvió a su asiento, sonriendo y con los ojos brillantes.


A juzgar por las caras sonrientes que se veían por doquier, la tradición puede tener sus aspectos rígidos, pero también ofrece momentos para compartir vivencias, que también son muy agradables.

MAB