El miércoles pasado, 14 de abril, en la iglesia franciscana de San Salvador en Jerusalén, la comunidad católica se puso en oración por las 96 víctimas de la catástrofe aérea sucedida el 10 de abril en el aeropuerto de Smolensk, en Rusia. Lech Kaczynski, presidente de Polonia, su mujer y otras distinguidas personalidades de la vida política, militar, social y eclesial se dirigían a Katyn para conmemorar el sexagésimo aniversario del asesinato de los oficiales polacos bajo el régimen soviético al inicio de la segunda guerra mundial, en la primavera de 1940.
La Eucaristía en sufragio por las almas de las víctimas de la delegación presidencial polaca estuvo presidida por el padre Custodio Fray Pierbattista Pizzaballa. La iglesia estaba llena no sólo de polacos sino también de sacerdotes, monjas y laicos de otros países. En la oración participó también S. B. Mons. Fouad Twal, Patriarca latino de Jerusalén, que ya rindió un sentido homenaje el domingo pasado durante la misa celebrada en el Patriarcado Latino con motivo del Domingo de la Misericordia. En su emotivo discurso, el Patriarca subrayó que la tragedia de la nación polaca nos llena a todos de tristeza, pero que nos pone también delante de la misericordia de Dios, a quien presentamos las víctimas, sus familias y a toda la nación golpeada por una tragedia tan grande.
La oración de la comunidad internacional –ha dicho el Custodio al inicio de la misa- es el signo de la solidaridad en el luto y el sufrimiento de toda la nación polaca que vive días difíciles tras la trágica muerte del presidente y de los miembros de su delegación. En la homilía, el p. Antonio Szclachta comparó las lágrimas de la madre patria tras la muerte de sus ilustres hijos e hijas al llanto de la madre viuda de Naím. Como cristianos –precisó- debemos mirar esta tragedia a la luz de la Resurrección de Cristo, cuya tumba vacía veneramos en Jerusalén.
En la misa de San Salvador han participado las máximas autoridades del Cuerpo Diplomático polaco. Estaba presente la Sra. Agnieszka Magdziak-Miszewska, embajadora en Israel, y el Sr. Bogusław Ochodek, representante de Polonia ante el gobierno independiente de la Autonomía Palestina en Ramallah.
Tras la misa, muchos participantes han expresado su cercanía a Polonía firmando en el libro de condolencias.
Fr. Jerzy Kraj ofm
La Eucaristía en sufragio por las almas de las víctimas de la delegación presidencial polaca estuvo presidida por el padre Custodio Fray Pierbattista Pizzaballa. La iglesia estaba llena no sólo de polacos sino también de sacerdotes, monjas y laicos de otros países. En la oración participó también S. B. Mons. Fouad Twal, Patriarca latino de Jerusalén, que ya rindió un sentido homenaje el domingo pasado durante la misa celebrada en el Patriarcado Latino con motivo del Domingo de la Misericordia. En su emotivo discurso, el Patriarca subrayó que la tragedia de la nación polaca nos llena a todos de tristeza, pero que nos pone también delante de la misericordia de Dios, a quien presentamos las víctimas, sus familias y a toda la nación golpeada por una tragedia tan grande.
La oración de la comunidad internacional –ha dicho el Custodio al inicio de la misa- es el signo de la solidaridad en el luto y el sufrimiento de toda la nación polaca que vive días difíciles tras la trágica muerte del presidente y de los miembros de su delegación. En la homilía, el p. Antonio Szclachta comparó las lágrimas de la madre patria tras la muerte de sus ilustres hijos e hijas al llanto de la madre viuda de Naím. Como cristianos –precisó- debemos mirar esta tragedia a la luz de la Resurrección de Cristo, cuya tumba vacía veneramos en Jerusalén.
En la misa de San Salvador han participado las máximas autoridades del Cuerpo Diplomático polaco. Estaba presente la Sra. Agnieszka Magdziak-Miszewska, embajadora en Israel, y el Sr. Bogusław Ochodek, representante de Polonia ante el gobierno independiente de la Autonomía Palestina en Ramallah.
Tras la misa, muchos participantes han expresado su cercanía a Polonía firmando en el libro de condolencias.
Fr. Jerzy Kraj ofm