Jerusalén: Inauguración del jubileo por el VIII centenario de la Orden Franciscana | Custodia Terrae Sanctae

Jerusalén: Inauguración del jubileo por el VIII centenario de la Orden Franciscana

El 2006 marca, en todo el mundo, para la Orden de los Hermanos Menores, el inicio de tres años dedicados a celebrar la fiesta para honrar los 800 años desde la fundación de la Orden. En Jerusalén las celebraciones comenzaron el 29 de noviembre. La fecha corresponde a la de la firma, en el año 1223, de la Bula pontificia del Papa Honorio III aprobando la Regla de vida, que se había aprobado oralmente ya en el 1209 por el Papa Inocencio III. El 29 de noviembre es también la fecha en que la Orden celebra todos los santos de la familia franciscana.

En la Basílica de Getsemaní de Jerusalén los frailes de la Custodia residentes en Judea se han reunido para inaugurar este jubileo. El Custodio, fra Pierbattista Pizzabala, les ha entregado solemnemente una Tau [1] en madero de olivo, obra de un artesano de Belén. La Tau es un signo muy amado por la familia franciscana. Durante la solemne concelebración Eucarística, en la homilía, el padre Custodio ha agradecido a los frailes venidos a Jerusalén de forma tan numerosa (se contaban más de 150 frailes), creando la unión de diversas generaciones: jóvenes postulantes, novicios, “ancianos” de profesión religiosa, todos unidos en torno a la mesa de la Palabra y de la Eucaristía. Comentando la primera Lectura (Ez 9), el Custodio ha subrayado que, no obstante el exterminio a causa del pecado, esto “no es jamás el fin de todo: hay un signo, dado a cada uno de los lloran y gimen por sus pecados, que le salva”. Así, comentando el texto evangélico del joven rico, ha puesto el acento sobre el hecho de que Jesús “lo amó”. “Nos pide que, sobre todo, sigamos al Señor, el resto viene por añadidura, viene de por sí. Debemos entregarnos, entregarnos al Señor, de otro modo Él no puede actuar, porque el Señor respeta nuestra libertad. Nosotros no nos pertenecemos, hemos sido entregados a Él. Nosotros, hoy, nos volvemos a entregar a Él”. Profundas y sugestivas han sonado estas palabras en la Basílica que se levanta sobre el lugar donde Jesús se entregó al Padre, antes de su entrega definitiva sobre el monte del Calvario. La llamada a la fidelidad, con la invitación a que cada uno se pregunte “¿qué queda del entusiasmo inicial?”, y a la libertad que viene de la entrega de Sí mismo con amor incondicional son las reflexiones que se nos sugieren, escritas, adornando la Tau que se ha entregado a cada fraile: “¿Señor, qué quieres que yo haga?”.

El jubileo se inicia en Jerusalén para los frailes de la Custodia, renovando la voluntad de ponerse en camino en el seguimiento de Cristo, en los lugares de su nacimiento, muerte y resurrección. Buen jubileo a todos, aquí y en todo el mundo.

MAB


[1] La Tau es una letra griega y también es la última letra del alfabeto hebreo. En la Biblia reviste una importancia particular y goza de una larga tradición artística. San Francisco ha usado muy frecuentemente este signo, especialmente en los últimos años de su vida cuando firmaba con ella las cartas, la dibujaba en los muros de las casas y sobre los árboles.