Jesús sube a Jerusalén: Betfagé y el Santo Sepulcro en la vigilia del Domingo de Ramos | Custodia Terrae Sanctae

Jesús sube a Jerusalén: Betfagé y el Santo Sepulcro en la vigilia del Domingo de Ramos

31 de marzo de 2012

La mañana de este sábado de Cuaresma que precede al Domingo de Ramos y nos introduce en la Semana Santa, se ha abierto en Betfagé, a las 9.00 h, con la celebración de la santa misa solemne precedida del rezo de la oración de Laudes que ha puesto punto final al ciclo de peregrinaciones cuaresmales con la conmemoración de la entrada solemne del Señor en Jerusalén, entre el gozo de los discípulos y de la muchedumbre exultante. El pequeño santuario de Betfagé, edificado en 1883 y restaurado en su forma actual en 1954, se levanta sobre la colina oriental del Monte de Los Olivos, en el antiguo camino que llevaba a la aldea de Betania. En este lugar se conmemora el encuentro de Jesús con Marta y María antes de la resurrección de su hermano Lázaro y la entrada mesiánica de Jesús en la Ciudad Santa. En el santuario, un hermoso fresco sobre el altar representa a Jesús sobre el asno que le llevará a Jerusalén, rodeado por la muchedumbre festiva. A poca distancia del altar se encuentra la piedra sobre la que, según la tradición, Jesús habría apoyado sus pies para subir al lomo del animal. La santa misa ha estado presidida por fray Artemio Vítores, vicario custodial, junto al que estaban como concelebrantes fray Frantiszek Wiater, guardián del santuario de Betfagé, y fray Stephane Milovitch, guardián de la Basílica de la Natividad de Belén. En la ceremonia han participado muchos franciscanos y sacerdotes del clero local, junto con un buen número de fieles, cristianos de Tierra Santa, amigos y colaboradores de la Custodia. Al finalizar la celebración, todos han sido invitados a participar en un almuerzo fraterno en el patio del convento franciscano.

Escribe el papa Benedicto XVI: «Si Jesús junto con el Israel peregrino sube hacia Jerusalén, es para celebrar con Israel la Pascua: el memorial de la liberación de Israel, memorial que al mismo tiempo siempre es esperanza de la libertad definitiva, que Dios dará. Y Jesús va hacia esta fiesta consciente de que Él mismo es el Cordero [...] Y, por último, Jesús sabe que su camino irá más allá: no acabará en la cruz. Sabe que su camino rasgará el velo entre este mundo y el mundo de Dios; que Él subirá hasta el trono de Dios y reconciliará a Dios y al hombre en su cuerpo. Sabe que su cuerpo resucitado será el nuevo sacrificio y el nuevo Templo; que en torno a Él, con los ángeles y los santos, se formará la nueva Jerusalén que está en el cielo y, sin embargo, también ya en la tierra, porque con su pasión Él abrió la frontera entre cielo y tierra. Su camino lleva más allá de la cima del monte del Templo, hasta la altura de Dios mismo: esta es la gran subida a la cual nos invita a todos. Él permanece siempre con nosotros en la tierra y ya ha llegado a Dios; Él nos guía en la tierra y más allá de la tierra».

Por la tarde, en la Basílica del Santo Sepulcro, se han repetido otra vez las citas semanales que han tenido como protagonistas, a lo largo de toda la Cuaresma, a los franciscanos de la Custodia de Tierra Santa y a las autoridades locales del Patriarcado latino.

A primera hora de la tarde, S. E. Mons. Fuad Twal, patriarca latino de Jerusalén, acompañado por fray Artemio Vítores, vicario custodial, fray Silvio de la Fuente, secretario custodial, y por una amplia representación de la comunidad franciscana en procesión, ha realizado de nuevo el ingreso solemne en la basílica, recibido como de costumbre por fray Fergus Clarke, guardián del Santo Sepulcro. Una vez rendido homenaje a la Piedra de la Unción, donde el cuerpo de Jesús fue preparado para la sepultura, y a la Tumba vacía del Señor, Mons. Twal ha guiado, en una basílica llenísima de peregrinos, la procesión cotidiana en forma solemne, con el acompañamiento del órgano mientras todos los participantes llevaban en sus manos velas encendidas. Empezando en la Capilla del Santísimo Sacramento, o de la Aparición de Jesús resucitado a María, su Madre, la procesión ha recorrido las catorce estaciones que componen el itinerario devocional en el interior de la basílica, intercalando en cada parada momentos de canto, oración y meditación. En la liturgia han tomado parte muchos religiosos y religiosas de las diferentes congregaciones presentes en Tierra Santa, numerosos cristianos de la comunidad local de lengua árabe y muchos peregrinos que han querido unirse a esta emocionante celebración. Una vez terminada la celebración, los franciscanos, otra vez en procesión, han acompañado al patriarca y a su séquito a través de las calles de la Ciudad Vieja de Jerusalén hasta la sede patriarcal, cerca de la Puerta de Jaffa.

Por la noche, a las 00.40 h (las 23.40 según la hora solar que rige en la Basílica del Santo Sepulcro), la comunidad franciscana junto a numerosos miembros del clero local y a un buen número de fieles, se ha vuelto a reunir en la Basílica del Santo Sepulcro para celebrar la vigilia nocturna. La primera parte de la vigilia se ha desarrollado, como de costumbre, en la Capilla de la Aparición. Luego se ha celebrado la procesión que hace memoria de la resurrección del Señor y que prevé el giro en torno al edículo del Sepulcro, llevando solemnemente el evangeliario. La asamblea ha vuelto otra vez a la Capilla de la Aparición, donde la vigilia ha continuado con la lectura del evangelio, la solemne aclamación del Señor resucitado y los ritos conclusivos. A continuación se ha celebrado la primera de las misas en el Calvario.


Texto de Caterina Foppa Pedretti
Fotos de Betfagé de fray Giorgio Vigna
Fotos de la procesión solemne de Stefano Dal Pozzolo
Fotos de la Vigilia de fray Giorgio Vigna