El sábado 26 de septiembre, la parroquia de San Antonio de Jafa ha celebrado el 25º aniversario de la comunidad africana. En una atmósfera calurosa, vestidos con colores llamativos, instrumentos de música tradicionales y corales muy activas... la asamblea irradiaba una gran alegría comunicativa.
La comunidad aglutina personas procedentes de toda África, principalmente de Nigeria y Gana, pero también de Eritrea. Los francófonos han celebrado la misa en la iglesia de San Pedro de Jafa, mientras que los anglófonos lo han hecho en San Antonio. Rose Angeline, camerunesa llegada en 1998, nos cuenta: «Como hablo las dos lenguas, voy a las dos iglesias. Es muy importante para mí encontrarme en comunidad. Compartimos las mismas costumbres y, cuando nos reunimos, discutimos y cantamos en nuestra lengua. Intercambiamos visitas el sábado y el domingo, durante nuestros días de fiesta».
La parroquia franciscana de Jafa acoge a muchas comunidades de inmigrantes que se reúnen en torno a la misa en inglés. Rose Angeline lo describe así: «Tengo también algunos amigos filipinos, muy numerosos en la parroquia. En la coral del domingo, de la que formo parte, somos solo dos africanos. Nos entendemos bien. Además, se puede rezar en cualquier idioma, ¡nos dirigimos al mismo Dios!». Muchos filipinos, de hecho, iban vestidos con motivos africanos, escogidos para la ocasión.
Fray Záher Abud, el párroco, explica: «Queríamos celebrar este año jubilar juntos, para dar gracias por esta comunidad y apoyarla. Aporta mucho a la parroquia. Los primeros llegaron hace ya 25 años, ¡y algunos de ellos están todavía aquí!».
Puesto que la parroquia es franciscana, las personas están ligadas a la Custodia. Rose Angeline se ha hecho terciaria franciscana hace algunos años. El custodio, invitado a la fiesta pero por desgracia ausente, ha estado representado por fray Atanasio Macora, que ha presidido la celebración.
En sus breves palabras de acogida y en la homilía, ha recordado que la comunidad está construida en primer lugar por Cristo. Su objetivo es el de testimoniar el amor de Cristo y difundir el Evangelio. Las persecuciones pasadas, presentes o futuras que afectan a la Iglesia se acompañan frecuentemente con la tentación de plegarse sobre uno mismo. Pero es necesario superar este reflejo para seguir estando abiertos al prójimo. La comunidad pertenece en primer lugar a Dios, que hace con ella lo que desea, aunque no siempre podamos entenderlo: sus caminos no son nuestros caminos. Ha terminado después dando gracias por esta comunidad africana de Jafa, deseándole un futuro feliz.
Tras la misa, la asamblea ha sido invitada a celebrar unida el jubileo en el salón del vecino Terra Santa School. «¡En Dios hay sitio para todos!», había precisado uno de los organizadores al final de la misa. Conciertos de coros en distintas lenguas, fotomontajes que recorrían la historia de la comunidad y un agradecimiento especial a sus miembros, profesiones de fe recitadas por los niños... la fiesta era completa, permitiendo incluso recordar y compartir el consejo recibido de los familiares que se quedaron en los países de origen: «Allí donde vayáis, llevad a Cristo con vosotros».
Hélène Morlet
La comunidad aglutina personas procedentes de toda África, principalmente de Nigeria y Gana, pero también de Eritrea. Los francófonos han celebrado la misa en la iglesia de San Pedro de Jafa, mientras que los anglófonos lo han hecho en San Antonio. Rose Angeline, camerunesa llegada en 1998, nos cuenta: «Como hablo las dos lenguas, voy a las dos iglesias. Es muy importante para mí encontrarme en comunidad. Compartimos las mismas costumbres y, cuando nos reunimos, discutimos y cantamos en nuestra lengua. Intercambiamos visitas el sábado y el domingo, durante nuestros días de fiesta».
La parroquia franciscana de Jafa acoge a muchas comunidades de inmigrantes que se reúnen en torno a la misa en inglés. Rose Angeline lo describe así: «Tengo también algunos amigos filipinos, muy numerosos en la parroquia. En la coral del domingo, de la que formo parte, somos solo dos africanos. Nos entendemos bien. Además, se puede rezar en cualquier idioma, ¡nos dirigimos al mismo Dios!». Muchos filipinos, de hecho, iban vestidos con motivos africanos, escogidos para la ocasión.
Fray Záher Abud, el párroco, explica: «Queríamos celebrar este año jubilar juntos, para dar gracias por esta comunidad y apoyarla. Aporta mucho a la parroquia. Los primeros llegaron hace ya 25 años, ¡y algunos de ellos están todavía aquí!».
Puesto que la parroquia es franciscana, las personas están ligadas a la Custodia. Rose Angeline se ha hecho terciaria franciscana hace algunos años. El custodio, invitado a la fiesta pero por desgracia ausente, ha estado representado por fray Atanasio Macora, que ha presidido la celebración.
En sus breves palabras de acogida y en la homilía, ha recordado que la comunidad está construida en primer lugar por Cristo. Su objetivo es el de testimoniar el amor de Cristo y difundir el Evangelio. Las persecuciones pasadas, presentes o futuras que afectan a la Iglesia se acompañan frecuentemente con la tentación de plegarse sobre uno mismo. Pero es necesario superar este reflejo para seguir estando abiertos al prójimo. La comunidad pertenece en primer lugar a Dios, que hace con ella lo que desea, aunque no siempre podamos entenderlo: sus caminos no son nuestros caminos. Ha terminado después dando gracias por esta comunidad africana de Jafa, deseándole un futuro feliz.
Tras la misa, la asamblea ha sido invitada a celebrar unida el jubileo en el salón del vecino Terra Santa School. «¡En Dios hay sitio para todos!», había precisado uno de los organizadores al final de la misa. Conciertos de coros en distintas lenguas, fotomontajes que recorrían la historia de la comunidad y un agradecimiento especial a sus miembros, profesiones de fe recitadas por los niños... la fiesta era completa, permitiendo incluso recordar y compartir el consejo recibido de los familiares que se quedaron en los países de origen: «Allí donde vayáis, llevad a Cristo con vosotros».
Hélène Morlet