Por segundo año consecutivo, el Custodio de Tierra Santa, fray Pierbattista Pizzaballa, en colaboración con la Nunciatura apostólica, organizó, en el centro de Notre Dame, un encuentro con los musulmanes de la Ciudad tres veces santa con motivo del Ramadan.
En esta ocasión fueron invitadas las autoridades musulmanas de la Ciudad, el Gran Mufti, Sheik Muhammad Hussein, el juez presidente de la Corte Suprema, Sheik Tayseer At-Tamimi, y gran cantidad de dignatarios religiosos y civiles. El presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmoud Abbas, no pudo responder a la invitación, por lo que en su lugar asistió el Doctor Khafiq Al Husseini. En primera fila estuvieron presentes cerca de 280 personas, entre las cuales se encontraba el rector de la Universidad Al Quds, directores de diferentes centros, médicos, abogados, comerciantes, cristianos y musulmanes, todos ellos personajes de gran influencia en Jerusalén, que acompañaron con su presencia a los frailes menores. La presencia de los medios locales y extranjeros manifestó la importancia de este encuentro. Si los periodistas occidentales tenían en mente la polémica surgida de los propósitos del Santo Padre, Benedicto XVI, ningún orador consideró oportuno hablar de ello. Por el contrario, todos los participantes insistieron sobre armonía general que reina entre los cristianos y musulmanes del país, acostumbrados a vivir juntos después de siglos y padeciendo las mismas dificultades actuales. Una convivencia, que a sus ojos, es un ejemplo para el mundo sobre la posibilidad de “vivir juntos”.
Invitado por el Nuncio Apostólico, Mns. Antonio Franco, recalcó este año la presencia del S.E. Mns. Pier Luigi Celata, Secretario del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso. Una presencia notable y apreciada por los asistentes a la velada.
La víspera del evento, el Nuncio Apostólico en compañía de Mns. Cetala y del padre Ibrahim Faltas, ofm, párroco latino de Jerusalén, visitó al Gran Mufti de Jerusalén en el marco del diálogo interreligioso.
Después de los discursos, tenidos mientras aun era de día, el encuentro de este martes continuó con la comida del Iftar; es decir, aquel que se toma para terminar el ayuno dentro de un ambiente tranquilo y cálido.
MAB
En esta ocasión fueron invitadas las autoridades musulmanas de la Ciudad, el Gran Mufti, Sheik Muhammad Hussein, el juez presidente de la Corte Suprema, Sheik Tayseer At-Tamimi, y gran cantidad de dignatarios religiosos y civiles. El presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmoud Abbas, no pudo responder a la invitación, por lo que en su lugar asistió el Doctor Khafiq Al Husseini. En primera fila estuvieron presentes cerca de 280 personas, entre las cuales se encontraba el rector de la Universidad Al Quds, directores de diferentes centros, médicos, abogados, comerciantes, cristianos y musulmanes, todos ellos personajes de gran influencia en Jerusalén, que acompañaron con su presencia a los frailes menores. La presencia de los medios locales y extranjeros manifestó la importancia de este encuentro. Si los periodistas occidentales tenían en mente la polémica surgida de los propósitos del Santo Padre, Benedicto XVI, ningún orador consideró oportuno hablar de ello. Por el contrario, todos los participantes insistieron sobre armonía general que reina entre los cristianos y musulmanes del país, acostumbrados a vivir juntos después de siglos y padeciendo las mismas dificultades actuales. Una convivencia, que a sus ojos, es un ejemplo para el mundo sobre la posibilidad de “vivir juntos”.
Invitado por el Nuncio Apostólico, Mns. Antonio Franco, recalcó este año la presencia del S.E. Mns. Pier Luigi Celata, Secretario del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso. Una presencia notable y apreciada por los asistentes a la velada.
La víspera del evento, el Nuncio Apostólico en compañía de Mns. Cetala y del padre Ibrahim Faltas, ofm, párroco latino de Jerusalén, visitó al Gran Mufti de Jerusalén en el marco del diálogo interreligioso.
Después de los discursos, tenidos mientras aun era de día, el encuentro de este martes continuó con la comida del Iftar; es decir, aquel que se toma para terminar el ayuno dentro de un ambiente tranquilo y cálido.
MAB