La esperanza, tema central en el intercambio de felicitaciones con las Iglesias ortodoxas | Custodia Terrae Sanctae

La esperanza, tema central en el intercambio de felicitaciones con las Iglesias ortodoxas




El viernes 9 de enero por las calles de la ciudad vieja, vacías por el frío y la lluvia, resonaba el eco de los bastones de los kawas que conducían a los religiosos en procesión. Los representantes de las distintas Iglesias han ido de un Patriarcado a otro con motivo del tradicional intercambio de felicitaciones navideñas.
Los ortodoxos, que siguen el calendario juliano mientras que Occidente adoptó el gregoriano, han celebrado la Navidad el 7 de enero. Según la tradición en Jerusalén, las Iglesias católicas y protestantes han ido presentando sus felicitaciones en los días posteriores.
Este ritual ya lo realizaron, en sentido inverso, los ortodoxos el día siguiente a la Navidad católica. Numerosos frailes franciscanos han ido en procesión, detrás de los kawas, escoltando al custodio de Patriarcado en Patriarcado.

La primera etapa ha sido la sede del Patriarcado griego. El patriarca Teófilo III, rodeado de un número considerable de archimandritas y sacerdotes, ha recibido a los frailes menores en su imponente diván.
Hablando de la virtud de la esperanza, el custodio ha subrayado que la Navidad es la «respuesta de Dios a nuestras esperanzas […]. Dios no está lejos de nosotros. Está a la puerta de nuestro corazón y llama. Es el Dios-con-nosotros, que quiere ser la respuesta a nuestras angustias», ha recordado.

El padre Pizzaballa ha destacado una vez más la necesidad que tiene Oriente Medio de este mensaje de salvación, que los cristianos de Tierra Santa deben testimoniar con su vida. «La misión de los cristianos en los santos lugares debe continuar y nosotros esperamos que el diálogo constructivo entre nuestras dos Iglesias pueda seguir sirviendo a los fieles locales y a los peregrinos», ha manifestado el custodio.

Tras la respuesta del patriarca, que ha definido la misión de los responsables espirituales de los cristianos -«mantener la santidad de los lugares de la Encarnación y de la Redención»-, los huéspedes de los ortodoxos han podido deleitarse con los cantos orientales interpretados por un coro litúrgico venido para la ocasión de San Juan de Acre. Las felicitaciones a la Iglesia griega ortodoxa han dejado constancia otra vez de la relación calurosa y fraterna que une a católicos y ortodoxos.

Los franciscanos se han acercado después al Patriarcado etíope para repetir el mismo ritual. Por primera vez, como ha subrayado el custodio, las felicitaciones del padre Pizzaballa se han pronuncia en hebreo, antes de ser traducidas al amhárico, la lengua principal de Etiopía. La respuesta del patriarca ha sido en etíope, traducida al hebreo, y después traducida una vez más por el custodio al italiano para el resto de los frailes.

El responsable de la Iglesia etíope ha querido orientar su respuesta a la necesidad del testimonio: «Somos los que hemos recibido el mensaje de unidad y comunión que ha traído la Encarnación de Cristo. Debemos testimoniarlo con nuestra vida. Que el Señor nos dé su fuerza para que nuestro testimonio sea eficaz».

El tercer intercambio de felicitaciones, siempre en una atmósfera distendida y cordial, ha sido con los coptos. El custodio y el patriarca han recordado la pobreza de los cristianos de Tierra Santa, pero también la importancia de la continuidad de su presencia ante las numerosas amenazas. El prelado copto, además, ha querido destacar el buen entendimiento existente entre el papa Francisco y el papa copto Teodoro. Tras los discursos se han servido licores y chocolate, que se han degustado rápidamente pues a los franciscanos les esperaban los siríacos, última etapa de su intercambio de felicitaciones.

Ante el peligro del Estado Islámico y el exilio de los cristianos de Irak y Siria, el futuro de la presencia cristiana en Tierra Santa ha sido otra vez el tema central de los discursos. El patriarca siríaco ortodoxo ha dicho claramente: «¡No tenemos miedo! La Encarnación de Dios ha reconciliado cielo y tierra; debemos aprovechar esta unión que no acabará jamás! Recemos para que se nos conceda la gracia de Dios para continuar con nuestra misión en los santos lugares».

Los franciscanos han desfilado después en procesión hacia el convento de San Salvador bajo la nieve, que ha hecho su aparición en esta ocasión. «¡Los ortodoxos podrán decir que ha llegado (la nieve) para autentificar la fecha de su Navidad!», ha comentado con un cierto humor el custodio.

El sábado anterior, el nuncio y delegado apostólico, en este clima de intercambio de felicitaciones, compartió con los franciscanos un almuerzo fraterno.

Nicolas Kimmel