A los pies de la cruz con la Virgen María | Custodia Terrae Sanctae

A los pies de la cruz con la Virgen María

La misa de Nuestra Señora de los Siete Dolores en el Calvario es la primera celebración dentro del programa de las solemnidades pascuales. En la víspera del Domingo de Ramos, la Iglesia católica de Tierra Santa, y en particular la pequeña comunidad de Belén, se pone a los pies de la cruz con la santísima Virgen María.
Le toca al vicario custodial presidir la eucaristía en el altar latino de la Virgen Dolorosa, entre el lugar de la crucifixión, perteneciente a los latinos, y el de la elevación de la cruz, de los ortodoxos.
En su homilía, el vicario, fray Dobromir Jaztal, ha invitado a la asamblea a permanecer, como María, a los pies de la cruz. «María tenía que estar presente ante la cruz; ella, que está presente desde la Anunciación. Porque el misterio de la cruz está íntimamente ligado al misterio de la encarnación. María está presente cuando el Verbo dice "Sí" en la cruz, ella que ya estaba presente con su "Sí" cuando acogió al Verbo en la carne […]. Y María permanece a los pies de la cruz, así como la cruz permanece alzada sobre el mundo, símbolo de la alianza entre Dios y la tierra. María no tiene necesidad de hablar, porque pertenece ya toda a Dios».
Al finalizar la celebración, mientras los franciscanos habían ya regresado a sus respectivos conventos, fray Dobromir ha vuelto a destacar el sentido de esta celebración, que ha presidido por primera vez en calidad de vicario custodial. «Esta celebración –ha dicho- es, como sacerdote, la ocasión de ofrecer a Dios Padre el sacrificio de Cristo y ofrecerlo en el mismo lugar en el que la cruz, que lleva a todos los hombres a Cristo, fue elevada. La cruz nos introduce en el misterio de todas las celebraciones de la Semana Santa, de la Pasión, de la muerte y resurrección, y nos recuerda que tenemos una misión muy importante, aunque no sea fácil. Es una misión que necesita de un continuo apoyo, que necesita de la fuerza de la cruz y de la intercesión de la Virgen María, que está siempre unida a la cruz de su Hijo y nos enseña cómo debemos acoger la Palabra y obedecerla para atravesar y superar las dificultades. Es escuchando la Palabra, en nuestra forma de vivirla, como nuestras vidas llegarán a su pleno cumplimiento».