Mensaje del Capítulo de la Custodia de Tierra Santa. Belén 2007 | Custodia Terrae Sanctae

Mensaje del Capítulo de la Custodia de Tierra Santa. Belén 2007

Cuarenta años después de la guerra de junio de 1967, los Hermanos Menores de la Custodia de Tierra Santa, reunidos en capítulo, cerca de la Gruta del Nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo en Belén, constatan con dolor que la paz no tiene continuidad en Tierra Santa, la cual sufre desgarrada por el conflicto que divide y enfrenta a sus dos pueblos.

Reunidos estos días en Belén, nos parece de justicia recordar la constante proximidad que los Hermanos Menores han mostrado a las población civil de la villa natal de Nuestro Señor Jesucristo en sus dificultades, así como a la de Jerusalén y otras poblaciones de la región. Cercanía que se hizo particularmente patente durante la guerra cuyo cuarenta aniversario recordamos con tristeza. En aquella ocasión los Hermanos acogieron dentro de sus muros a la población civil aterrorizada y necesitada, socorriéndola y disuadiéndola para que no abandonara Belén. Esta solidaridad ha continuado hasta nuestros días, en los que ha sido preciso volverla a manifestar con vigor y eficacia en una nueva fase singularmente difícil.

Llamados a ser "Testigos de esperanza" y "artesanos de reconciliación y de paz", renovamos en este Santo Lugar nuestra voluntad de permanecer fieles a la misión que la Iglesia nos ha confiado y que no es otra que la de proclamar y extender el mensaje de Salvación, al que unimos indisolublemente nuestra firme voluntad de mantenernos cercanos a los habitantes de Belén.

Desde esta población, Belén, que vio nacer al Príncipe de la Paz, elevamos incesantemente nuestra oración para que Dios transforme los "corazones de piedra" en "corazones de carne". Pedimos al Espíritu Santo que guíe a los "príncipes de los pueblos" y les inspire pasos que nos lleven por senderos de la paz. Pedimos para que aconsejadas de "lo alto", las dos Naciones encuentren en esta Tierra Santa su patria, puedan convivir reconciliadas sobre la base de un reconocimiento recíproco, de una igualdad de dignidad y de un mismo derecho a la seguridad y a la libertad.