Nochebuena en Jericó | Custodia Terrae Sanctae

Nochebuena en Jericó

La pequeña iglesia no da a basto para acoger a todos los fieles. Alguno se ha tenido que quedar de pie a la entrada, con la gran puerta abierta. En Jericó, esta noche el termómetro marca los 17º y, como en toda la Tierra Santa y en todo el mundo, esta noche aquí también es Nochebuena. Estamos a unos cuarenta kilómetros de Belén y el corazón y el pensamiento de los miembros de la comunidad aquí reunida se dirige hacia la ciudad de la Natividad. Hay, es verdad, una carretera “nueva”, larga y caótica, que llega hasta la ciudad en la que nació Jesús, pero es aquí donde estos católicos palestinos, en familia y en la parroquia, han decidido celebrar la fiesta de la Navidad.

Como otros muchos cristianos locales, los palestinos de Jericó dejan la noche y la misa solemne de Navidad de Belén a los peregrinos que vienen del extranjero. Ellos prefieren, sin embargo, reunirse en torno a su párroco, fray Feras Hejazin, para vivir junto a él los momentos más alegres, y también los más tristes. Hoy, la alegría de la Navidad es la que ha reunido a esta asamblea, vestida de fiesta.

Algunos de ellos estuvieron por la mañana en Belén, otros se acercarán el día 25 o los días siguientes. Todos aprovecharán las vacaciones y los permisos especiales, concedidos con ocasión de esta festividad, para ir a Israel, visitar a los familiares, o simplemente ir de comprar, cambiar de aires, salir del aislamiento en el que la situación política les hace vivir. “Los católicos latinos aquí apenas llegan a las cincuenta familias –afirma fray Feras-. Se estima que el número de cristianos de Jericó es de alrededor de 500 personas, sobre un total de 25.000 ó 30.000 habitantes en esta ciudad de los territorios palestinos. Esta situación de minoría se vive de formas distintas. Existen algunas amistades sólidas entre cristianos y musulmanes, así como algunas manifestaciones de intolerancia”. Fray Feras se alegra de las buenas relaciones que tiene con el sheik de la mezquita vecina, mientras que se lamenta de aquellas menos buenas, “pero es nuestro sino”.

Esta noche a los habitantes de Jericó se les han unido algunos miembros de sus familias, venidos de la zona de Belén y de Ramallah. Al finalizar la misa, celebrada a las 20 h., casi toda la asamblea se volverá a reunir en el local del centro de acogida para continuar con las celebraciones en una cena parroquial.

El padre Feras, párroco de la iglesia del Buen Pastor, da pruebas de su temperamento cordial y alegre: hace bailar a los niños, asiste maravillado a las danzas tradicionales palestinas del grupo de jóvenes y a sus danzas contemporáneas sobre el tema de la Creación, añade suspense en el momento de la tómbola…

Es casi medianoche cuando la comunidad se despide y cada uno vuelve a su casa, feliz de haber celebrado la Navidad, todos juntos, en Jericó.

Mab