El martes 4 de enero, en la iglesia del Patriarcado copto ortodoxo de Jerusalén, se han unido en oración común todas las iglesias de Tierra Santa para llorar, por segunda vez en tres meses, por las víctimas de otro de los múltiples atentados que se están produciendo contra los cristianos en Oriente Medio.
Estaban presentes o representados, entre otros, la mayor parte de las autoridades religiosas de las distintas iglesias y todos han tomado la palabra para denunciar los ataques indiscriminados contra los cristianos, como el ocurrido la vigilia de Navidad mientras los fieles se encontraban rezando.
El Gran Mufti de Jerusalén envió un mensaje que se leyó en el encuentro, mientras que un representante de al-Fatah dijo sólo escasas palabras, igual que el representante de la Autoridad palestina, Zyad Bendak, que leyó un mensaje del presidente Mahmud Abbas. Importantes personalidades musulmanas de la ciudad presentaron después sus condolencias.
Entre el público destacaba también la presencia de judíos israelíes comprometidos con el diálogo con las otras religiones monoteístas del país.
Mons. Anba Abraham, arzobispo de los coptos ortodoxos de Tierra Santa, ha concluido con un discurso este largo encuentro que ha terminado, según la tradición oriental, con la presentación de los pésames delante de un café.
En entrevista concedida al Franciscan Media Centre, Mons. Anba Abraham ha dicho, citando a Tertuliano: “La sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos. Esta prueba puede reforzar la fe de nuestros fieles que serán cada vez más numerosos en nuestras iglesias. A veces Dios permite que sucedan algunas cosas porque el martirio es un testimonio para todo el mundo, un testimonio que debería reforzar nuestra fe y acercarnos al Señor, ayudándonos a creer más profundamente en nuestro Salvador Jesucristo”.
Además, la comunidad cristiana árabe de Tierra Santa, aún viviendo en el país más seguro de la región, cree que estos ataques reflejan la angustia de una presión incesante.
Según el arzobispo Antonio Franco, Nuncio y Delegado apostólico, “el riesgo es que esa presión se deje vencer por el pánico”. La opinión común es que es necesario invertir la tendencia, construir la paz donde hay guerra. Una solución simple pero posible sólo a través de caminos muy tortuosos y todavía largos.
Mab
Estaban presentes o representados, entre otros, la mayor parte de las autoridades religiosas de las distintas iglesias y todos han tomado la palabra para denunciar los ataques indiscriminados contra los cristianos, como el ocurrido la vigilia de Navidad mientras los fieles se encontraban rezando.
El Gran Mufti de Jerusalén envió un mensaje que se leyó en el encuentro, mientras que un representante de al-Fatah dijo sólo escasas palabras, igual que el representante de la Autoridad palestina, Zyad Bendak, que leyó un mensaje del presidente Mahmud Abbas. Importantes personalidades musulmanas de la ciudad presentaron después sus condolencias.
Entre el público destacaba también la presencia de judíos israelíes comprometidos con el diálogo con las otras religiones monoteístas del país.
Mons. Anba Abraham, arzobispo de los coptos ortodoxos de Tierra Santa, ha concluido con un discurso este largo encuentro que ha terminado, según la tradición oriental, con la presentación de los pésames delante de un café.
En entrevista concedida al Franciscan Media Centre, Mons. Anba Abraham ha dicho, citando a Tertuliano: “La sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos. Esta prueba puede reforzar la fe de nuestros fieles que serán cada vez más numerosos en nuestras iglesias. A veces Dios permite que sucedan algunas cosas porque el martirio es un testimonio para todo el mundo, un testimonio que debería reforzar nuestra fe y acercarnos al Señor, ayudándonos a creer más profundamente en nuestro Salvador Jesucristo”.
Además, la comunidad cristiana árabe de Tierra Santa, aún viviendo en el país más seguro de la región, cree que estos ataques reflejan la angustia de una presión incesante.
Según el arzobispo Antonio Franco, Nuncio y Delegado apostólico, “el riesgo es que esa presión se deje vencer por el pánico”. La opinión común es que es necesario invertir la tendencia, construir la paz donde hay guerra. Una solución simple pero posible sólo a través de caminos muy tortuosos y todavía largos.
Mab