Ordenación sacerdotal del hermano Zaher Abboud ofm | Custodia Terrae Sanctae

Ordenación sacerdotal del hermano Zaher Abboud ofm

La mañana del sábado, la comunidad greco-católica de Galilea se reunía en la iglesia de los santos Pedro y Pablo para la ordenación de uno de sus miembros, Zaher Abboud, franciscano de la Custodia de Tierra Santa.

Presidió la celebración el Metropolitano de Acre, Nazaret y de toda la Galilea, Monseñor Elías Chacour. Le acompañaban el Custodio de Tierra Santa, hermano Pierbattista Pizzaballa, y otros hermanos Franciscanos.

En la Custodia es frecuente que un hermano Menor sea ordenado en otro rito que no sea el Romano, que san Francisco eligió para su Orden. Aquí, en Oriente Medio, muchas de las vocaciones nacen en el seno de las comunidades cristianas de rito oriental, como es el caso del hermano Zaher. La Iglesia hace lo posible para que no se pierda la riqueza del patrimonio espiritual y litúrgico de estos ritos. Por eso, ofrece a los hermanos la posibilidad de celebrar en los dos ritos: tanto el "natal", como el latino, que es el que abrazan al entrar en la Orden de los Hermanos Menores.

Los Scouts al son de su fanfarria precedían al cortejo de sacerdotes y hermanos en la procesión que daba comienzo a la celebración.

En su homilía, monseñor Chacour comparó la comunidad cristiana de Galilea y la de los Apóstoles nacidos en esta tierra a un olivo: su apariencia es seca y nudosa, pero es capaz de dar frutos abundantes cuando llega la estación favorable. Terminó invitando a los cristianos latinos y melkitas a trabajar juntos por la causa del Evangelio y del anuncio misionero a los fieles de otras religiones.

En medio del humo del incienso, costumbre greco-católica, se sucedían los cantos en árabe y en griego. Al término de la santa Misa, el sacerdote novel recibió las felicitaciones de los muchas hermanos venidos desde todos los conventos de Tierra Santa, de sus padres y de los muchos amigos que se hicieron presentes.

Muchas fueron las personas que hicieron uso de la palabra para felicitar al nuevo sacerdote durante el almuerzo que continuó. Entre ellos, el Custodio que le recordó que, al entusiasmo de los primeros días, sucede el riesgo de la rutina. Animó a todos a renovar el impulso de la fidelidad al Señor. ¡Nuestros mejores deseos, hermano Zaher!

AC