Este es el primer día de la Marcha Franciscana y nosotros, frailes, religiosas y muchos jóvenes israelíes y de los territorios palestinos, hemos partido con alegría, dejando nuestros trabajos, nuestras ocupaciones y a nuestros familiares para reunirnos y comenzar este camino con san Francisco buscando la fuente de la vida, que es también el lema de nuestra marcha. Algunos jóvenes palestinos se han encontrado con algunas dificultades para obtener el permiso de salida de sus territorios. Para otros, éste ha sido su primer viaje a Galilea, que ha durado casi cuatro horas.
Cuando hemos llegado a la aldea de Deir Hanna, todo el pueblo con su párroco local nos han acogido con mucha amabilidad y entusiasmo. Hemos empezado a cantar, a bailar y aprender nuevas canciones. Hacia las cinco y media hemos celebrado la primera misa de este nuestro camino de fe. Al final de la misa, fray Badi’a ha bendecido las Tau y, junto con el párroco, nos las ha entregado a todos nosotros. Después, nos hemos distribuido por grupos, muchos jóvenes de distintas edades, y cada grupo se ha reunido para que sus miembros se fueran conociendo. Más tarde, el pueblo nos ha ofrecido una deliciosa cena, muy abundante y gustosa.
Hacia las nueve de la noche nos hemos vuelto a reunir en la iglesia para celebrar una vigilia bajo la guía de fray Raffaele. Hemos festejado su conclusión cantando y disfrutando juntos, despidiéndonos hasta el día siguiente con una oración de buenas noches.
¡Nos hemos ido a descansar para retomar fuerzas para la larga caminata del segundo día!
Cuando hemos llegado a la aldea de Deir Hanna, todo el pueblo con su párroco local nos han acogido con mucha amabilidad y entusiasmo. Hemos empezado a cantar, a bailar y aprender nuevas canciones. Hacia las cinco y media hemos celebrado la primera misa de este nuestro camino de fe. Al final de la misa, fray Badi’a ha bendecido las Tau y, junto con el párroco, nos las ha entregado a todos nosotros. Después, nos hemos distribuido por grupos, muchos jóvenes de distintas edades, y cada grupo se ha reunido para que sus miembros se fueran conociendo. Más tarde, el pueblo nos ha ofrecido una deliciosa cena, muy abundante y gustosa.
Hacia las nueve de la noche nos hemos vuelto a reunir en la iglesia para celebrar una vigilia bajo la guía de fray Raffaele. Hemos festejado su conclusión cantando y disfrutando juntos, despidiéndonos hasta el día siguiente con una oración de buenas noches.
¡Nos hemos ido a descansar para retomar fuerzas para la larga caminata del segundo día!