Recogida de aceitunas en el Eremitorio de Getsemaní | Custodia Terrae Sanctae

Recogida de aceitunas en el Eremitorio de Getsemaní

2012/10/17

El sábado por la mañana, más de veinte personas han recogido las aceitunas, entre el estupor de los peregrinos, con una mezcla de entusiasmo, emoción y también una pequeña dosis de aventura, subidos en escaleras para llegar a estos preciosos frutos en el jardín de olivos del Eremitorio de Getsemaní.

«Es una tradición muy antigua –ha declarado fray Diego, guardián del Eremitorio- y la recogida de este año, en este lugar tan querido por Jesús, está inspirada en el breve discurso hecho a sus discípulos en Samaria. Jesús, en una situación determinada, habla del tiempo de la recogida, una labor a realizar. Las referencias son muchas, aparentemente distintas entre ellas, pero hablan de la presencia mesiánica, del misterio que Él ha venido a manifestar a través de su Persona».

Getsemaní (en arameo Gath Shemani, גת שמנים) significa «prensa de aceite» y para nosotros cristianos encierra un significado teológico muy fuerte. En Getsemaní Jesús, en el drama de su Pasión, entrega su vida, dejándose «apresar» y «atar». En nuestra pequeñez y pobreza, recogiendo los olivos disfrutamos de la alegría de encontrarnos con Quien ha sembrado, para nosotros, los frutos de la vida eterna.

El fruto del trabajo de estas jornadas se transformará en aceite de Getsemaní, que se enviará a los conventos franciscanos de Tierra Santa y será utilizado, de forma particular, en la misa Crismal, celebrada la mañana del Jueves santo. También los peregrinos llevarán el aceite a casa para acordarse siempre de este lugar privilegiado.

En las regiones israelíes y palestinas, la presencia del olivo se impone aún hoy, no solo como elemento dominante en el paisaje, sino también con toda su carga de historia y simbología. De hecho, en los textos bíblicos, el olivo es una de las plantas más apreciadas, como la vid y la higuera. En el comienzo de la historia bíblica, tras el diluvio, una hoja de olivo portada por una paloma indicó a Noé que las aguas disminuían.
Pidamos al Señor de la vida que nos conceda el don de la paz que, hoy y aquí, más que nunca, necesitamos urgentemente.