Agrigento recuerda al Padre Pasquale Castellana, franciscano de la Custodia de Tierra Santa y arqueólogo en Siria, y lo ha hecho con un congreso, que ha tenido lugar el miércoles 28 de septiembre en la Casa de San Felipe, en el valle de los Templos. El fríale, originario de la provincia de Agrigento y fallecido en 2012 con noventa años de edad, llegó a Tierra Santa con apenas dieciséis, para ser luego ordenado sacerdote y trabajar en Siria como estudioso, educador, párroco y cronista en distintos conventos de la Custodia en Lataquia, Alepo, Knaye, Yacubíe y Gasaníe. Por sus investigaciones y publicaciones, muchas de ellas realizadas con sus hermanos de religión fray Ignacio Peña y fray Romualdo Fernández, está considerado como uno de los expertos más autorizados en cuanto a la antigüedad cristiana en estas tierras.
El evento ha sido también ocasión para reflexionar sobre la situación actual de Siria y sobre las condiciones en que se encuentra su patrimonio cultural. María Serena Rizzo, organizadora del congreso, lo explica así: «Hemos querido unir dos aspectos: el recuerdo de un personaje cuyo origen de nuestra tierra nos honra y el abrazo ideal al pueblo sirio, con un patrimonio arqueológico inestimable, ahora destruido junto con otros tantos aspectos de su vida». En el congreso han participado también el arzobispo de Agrigento, el Card. Francesco Montenegro, el padre Sergio Galdi, comisario de Tierra Santa y algunos familiares del padre Castellana.
La exposición de la vida del fraile franciscano se ha confiado al padre Claudio Bottini, decano del Studium Biblicum Franciscanum, al doctor Carmelo Pappalardo, del Pontificio Instituto de Arqueología cristiana, y a la doctora Widad al Jury, de la Dirección General de Antigüedades siria, que trabajó muchos años junto a Castellana. La intervención de Fayruz al Asad, hija de Jaled al Asad –director de las antigüedades de Palmira y asesinado por el ISIS-, ha sido un emotivo relato de la dramática situación del pueblo sirio.
Mamún Abdulkarim, director general de Antigüedades y Museos de Siria, lanzó un llamamiento, para que todo el mundo se entere de lo que está pasando en su país y se movilicen para detener lo que está ocurriendo. «La opción del P. Castellana de realizar inventarios de estos bienes, acompañados de fotografías y planimetrías científicas, nos parece que resultó profética –dice la Dra. Rizzo-. Los testimonios nos hablan del frenesí, la prisa que se dio para realizar cuanto antes estos inventarios, como si hubiera intuido un peligro cada vez más cercano».
¿Cómo evitar que el trabajo del P. Castellana no se pierda? También de esto se ha hablado en el congreso, con el deseo de que se sigan estudiando las iglesias de Siria y su patrimonio arqueológico, así como difundir los escritos del fraile. «Tenemos la voluntad por nuestra parte de no apagar las luces que hemos intentado encender sobre esta situación. Esperamos poderlo hacer con posteriores empresas», ha concluido Maria Serena Rizzo.
Beatrice Guarrera