Éste es el décimo año consecutivo que la Asociación por la Vida y la Paz organiza el concierto que tradicionalmente se celebra en la Basílica de Santa Catalina, en el complejo de la Natividad, en Belén.
El concierto se ha repetido en tres momentos: el 19 de diciembre se celebró en Greccio, donde san Francisco dio vida al primer nacimiento; el 21 de diciembre se ha celebrado aquí, en Belén, en la Basílica de Santa Catalina; y el 22 de diciembre en el templo de la música de Jerusalén, el teatro Binyanei Hauma. Belén se está ya “engalanando” para celebrar el nacimiento del Salvador.
Los preparativos de la fiesta se ven por todas partes y esta atmósfera festiva rodea también este “evento” del concierto. Este año el “Concierto por la Vida y la Paz” está interpretado por la Orquesta Juvenil Italiana de la escuela de Fiesole, que ya estuvo dirigida por nombres ilustres como Muti, Abbado y Sinopoli. En esta ocasión ha estado bajo la batuta del maestro Nicola Paszkowski.
Entre el público estaban presentes el padre fray Pierbattista Pizzaballa, Custodio de Tierra Santa, y Mons. Antonio Franco, Nuncio apostólico en Israel y Chipre y Delegado apostólico para Jerusalén y Palestina. La orquesta estaba acompañada por siete artistas de fama internacional. Gabrielle Mirabassi, clarinetista de jazz que tiene la particularidad de tocar el instrumento y acompañar el sonido con movimientos corporales, casi de danza.
Ha fascinado al público que, casi extasiado, seguía las notas del clarinete, que bailaba con él. Giampaolo Pretto, primera flauta, impecable y preciso en una ejecución que ha gustado mucho. Floreada Sacchi, arpista, que también ha encandilado al público con la ejecución del pasacalles de la Suite nº7 de G. F. Haendel. Francesca Dego, violinista, vestida de rojo, que ha sabido transmitir al público sensaciones únicas con su violín, especialmente en su primera ejecución, la opus VIII nº4 de Vivaldi, “El invierno”. Además, el público ha disfrutado con dos jóvenes violonchelistas, Miriam Prandi e Nemanja Stankovic.
El acordeonista Mario Stefano Pietrodarchi con su exhibición ha sabido dar un toque de movimiento al concierto, gracias también a los arreglos del jovencísimo Fabio Canocchiella, que justo este 22 de diciembre ha cumplido diecinueve años. A pesar de su juventud, su talento es bastante conocido en el mundo de la música por los arreglos, entre otros, de Somewhere, de la obra “West Side Story”, cantado por la voz solista árabe-israelí Mira Awad con su vocalista Amiram Eini, que han cerrado la exhibición entre los aplausos de un público emocionado.
Ha sido una hermosa tarde donde hablar de paz, como suele suceder, no ha sido con discursos retóricos sino con el lenguaje universal de la música, un lenguaje que esa tarde ha unido a un público que habla distintos idiomas y que, en tres momentos y escenarios diferentes, ha unido tres países diferentes: Italia, Israel y Palestina.
Marco Gavasso
El concierto se ha repetido en tres momentos: el 19 de diciembre se celebró en Greccio, donde san Francisco dio vida al primer nacimiento; el 21 de diciembre se ha celebrado aquí, en Belén, en la Basílica de Santa Catalina; y el 22 de diciembre en el templo de la música de Jerusalén, el teatro Binyanei Hauma. Belén se está ya “engalanando” para celebrar el nacimiento del Salvador.
Los preparativos de la fiesta se ven por todas partes y esta atmósfera festiva rodea también este “evento” del concierto. Este año el “Concierto por la Vida y la Paz” está interpretado por la Orquesta Juvenil Italiana de la escuela de Fiesole, que ya estuvo dirigida por nombres ilustres como Muti, Abbado y Sinopoli. En esta ocasión ha estado bajo la batuta del maestro Nicola Paszkowski.
Entre el público estaban presentes el padre fray Pierbattista Pizzaballa, Custodio de Tierra Santa, y Mons. Antonio Franco, Nuncio apostólico en Israel y Chipre y Delegado apostólico para Jerusalén y Palestina. La orquesta estaba acompañada por siete artistas de fama internacional. Gabrielle Mirabassi, clarinetista de jazz que tiene la particularidad de tocar el instrumento y acompañar el sonido con movimientos corporales, casi de danza.
Ha fascinado al público que, casi extasiado, seguía las notas del clarinete, que bailaba con él. Giampaolo Pretto, primera flauta, impecable y preciso en una ejecución que ha gustado mucho. Floreada Sacchi, arpista, que también ha encandilado al público con la ejecución del pasacalles de la Suite nº7 de G. F. Haendel. Francesca Dego, violinista, vestida de rojo, que ha sabido transmitir al público sensaciones únicas con su violín, especialmente en su primera ejecución, la opus VIII nº4 de Vivaldi, “El invierno”. Además, el público ha disfrutado con dos jóvenes violonchelistas, Miriam Prandi e Nemanja Stankovic.
El acordeonista Mario Stefano Pietrodarchi con su exhibición ha sabido dar un toque de movimiento al concierto, gracias también a los arreglos del jovencísimo Fabio Canocchiella, que justo este 22 de diciembre ha cumplido diecinueve años. A pesar de su juventud, su talento es bastante conocido en el mundo de la música por los arreglos, entre otros, de Somewhere, de la obra “West Side Story”, cantado por la voz solista árabe-israelí Mira Awad con su vocalista Amiram Eini, que han cerrado la exhibición entre los aplausos de un público emocionado.
Ha sido una hermosa tarde donde hablar de paz, como suele suceder, no ha sido con discursos retóricos sino con el lenguaje universal de la música, un lenguaje que esa tarde ha unido a un público que habla distintos idiomas y que, en tres momentos y escenarios diferentes, ha unido tres países diferentes: Italia, Israel y Palestina.
Marco Gavasso