“La teología cristiana depende toda de Jerusalén, no de Atenas, y es aquí adonde debemos volver para reencontrar nuestros orígenes. Atenas ayuda a pensar, pero lo que sucedió en Jerusalén no es el nivel más alto del pensamiento humano sino el escándalo de todo pensamiento humano. Toda la escritura debe leerse a la luz de aquel escándalo, que es la Cruz. Estudiar la Palabra en Jerusalén como aquellos que la ponen en práctica lleva en sí una decisión, conduce a una vía que no es simplemente cognitiva sino performativa, que afecta al corazón. Nuestro trabajo teológico sirve para hacer crecer a Dios en el corazón de los creyentes”. Estos son sólo un par de las numerosas citas con que el teólogo y arzobispo de Chieti-Vasto, Mons. Bruno Forte, se ha dirigido a profesores y estudiantes durante su discurso de inauguración del Año Académico 2010-2011 del Studium Biblicum Franciscanum (Facultad de Ciencias Bíblicas y de Arqueología y del Studium Theologicum Jerosolymitanum), celebrado el lunes 8 de noviembre en el Auditorio del convento de San Salvador de Jerusalén.
Como ha contado el Decano de la Facultad, el padre Claudio Bottini, “el arzobispo Bruno ama Jerusalén y la Tierra Santa, adonde viene periódicamente como peregrino trayendo consigo a los fieles de su vasta diócesis abruzzense. A todo ello debo añadir que ha aceptado gustosamente y con entusiasmo la invitación de volver para nuestra inauguración. A él mi agradecimiento y el de la Facultad entera”. Entre los invitados estaban presentes Mons. Antonio Franco, Nuncio y Delegado Apostólico, Mons. Giacinto-Boulos Marcuzzo, obispo auxiliar y Vicario patriarcal para Israel, los representantes de las instituciones académicas de Jerusalén, el p. Hervé Ponsot, director de la Ecole Biblique, Roberto Spataro, Presidente del Estudio Teológico Salesiano, el p. Alain Marchadour y el p. Frans Bouwen. En la conclusión, el Custodio de Tierra Santa, fray Pierbattista Pizzaballa, ha manifestado su agradecimiento a todos los participantes. El padre Pizzaballa ha recordado que fue la Custodia de Tierra Santa quien, en 1866, dio vida a su propio Seminario, convertido poco después en el Studium Theologicum Jerosolymitanum, y en el año 1924 al Studium Biblicum Franciscanum, ahora Facultad de Ciencias Bíblicas y Arqueología, parte importante hoy en día de la Universidad Pontificia Antonianum. “La Custodia –ha dicho el p. Pizzaballa- afronta consciente y gustosamente los cargos y la responsabilidad que le acarrea su labor de apoyar económicamente y con el personal las dos instituciones académicas. Y, mientras agradece de especial a todos aquellos que trabajan en ellas como formadores, profesores, investigadores y colaboradores, anima y ayuda a los estudiantes que las frecuentan”.
En su saludo introductorio, el p. Claudio Bottini ha enumerado los múltiples resultados académicos, además de las numerosas publicaciones e iniciativas culturales que han surgido en el ámbito del Studium Biblicum, aportando incluso algunos datos históricos: “El pasado año académico, diez estudiantes han terminado el primer ciclo obteniendo la Diplomatura, diez han obtenido la Licenciatura en Ciencias Bíblicas y Arqueología; un estudiante ha conseguido el Doctorado con la defensa de la publicación de su tesis. Es reconfortante constatar que todos nuestros diplomados han terminado sus estudios publicando al menos una Pars dissertationis. Al comienzo de este nuevo año académico, los estudiantes inscritos en la Facultad son en total 124, distribuidos de esta forma: 40 inscritos en el Bienio Filosófico y el Cuatrienio Teológico; 84 son los de los ciclos de especialización en Ciencias Bíblicas y Arqueología; de ellos, 45 siguen cursos para la Licenciatura y 16 para el doctorado. Los restantes están inscritos para los distintos diplomas o son estudiantes extraordinarios. Nuestros estudiantes proceden de distintas partes del mundo y son mayoría los de las diócesis y congregaciones religiosas. Algunos son laicos, hombres y mujeres, y tenemos incluso algunos estudiantes que pertenecen a iglesias ortodoxas”.
Desgraciadamente, la solemne inauguración del Año académico se ha visto deslucida por un acontecimiento inesperado. Pocos minutos antes del incio, el profesor emérito del Studium, el p. Lino Cignelli, ha sentido un malestar que, en pocos minutos, le ha llevado a la muerte en el mismo auditorio de San Salvador, a pesar del pronto socorro de sus hermanos y del personal para-médico de la enfermería custodial. “Tenía la intención de ofrecer a Dios este momento en memoria del p. Piccirillo – ha dicho Mons.
Forte al comienzo de su intervención- al cual asocio ahora al p. Lino, que está junto a nosotros en la comunión de los santos. El p. Cignelli ha sido el teólogo de aquella Palabra que nos toca el corazón y la vida”. El recuerdo al p. Lino ha sonado en numerosas ocasiones, a modo ejemplarizante, al margen de la relación del arzobispo sobre La Sagrada Escritura, alma de la Teología: “El estatuto fundamental de la teología es un estatuto escatológico y de peregrinación. La acogida de la Palabra prepara y anticipa así en el tiempo penúltimo el último tiempo, cuando las palabras desaparecerán acogidas en la única Palabra, abrazada por el Silencio de la Patria, donde resonará el cántico nuevo de los redimidos por la sangre del Cordero. El P. Lino contempla ahora lo que ha estudiado y meditado toda su vida. He aquí por qué continuar nuestro encuentro sobre la Palabra ha sido un modo de homenajearle a él, que ha dedicado toda la vida a la Palabra”. Anteriormente, Mons. Forte había recordado una situación trágica similar cuando tuvo una conferencia magistral en Roma, poco después de haber sido informado de la muerte de su propio padre.
El padre Lino Cignelli, fraile menor, licenciado en Patrística griega, fue profesor de patrología y teología dogmática en el Studio Teologico de la Porziúncula y el Seminario Regional Umbro de Asís, de 1961 a 1969. Durante esos años enseñó también griego clásico en el Liceo franciscano de su provincia religiosa. En 1971 se estableció en Jerusalén, en el Studium Biblicum Franciscanum, donde enseñaba exégesis patrística y griego bíblico, hasta el año académico 2005-2006. Desde 2007 era profesor emérito. Entre toda su actividad, ha escrito numerosas monografías y artículos científicos, dedicándose también a la publicación de obras de iniciación a la lectura espiritual de la Biblia.
Fray Riccardo Ceriani
Como ha contado el Decano de la Facultad, el padre Claudio Bottini, “el arzobispo Bruno ama Jerusalén y la Tierra Santa, adonde viene periódicamente como peregrino trayendo consigo a los fieles de su vasta diócesis abruzzense. A todo ello debo añadir que ha aceptado gustosamente y con entusiasmo la invitación de volver para nuestra inauguración. A él mi agradecimiento y el de la Facultad entera”. Entre los invitados estaban presentes Mons. Antonio Franco, Nuncio y Delegado Apostólico, Mons. Giacinto-Boulos Marcuzzo, obispo auxiliar y Vicario patriarcal para Israel, los representantes de las instituciones académicas de Jerusalén, el p. Hervé Ponsot, director de la Ecole Biblique, Roberto Spataro, Presidente del Estudio Teológico Salesiano, el p. Alain Marchadour y el p. Frans Bouwen. En la conclusión, el Custodio de Tierra Santa, fray Pierbattista Pizzaballa, ha manifestado su agradecimiento a todos los participantes. El padre Pizzaballa ha recordado que fue la Custodia de Tierra Santa quien, en 1866, dio vida a su propio Seminario, convertido poco después en el Studium Theologicum Jerosolymitanum, y en el año 1924 al Studium Biblicum Franciscanum, ahora Facultad de Ciencias Bíblicas y Arqueología, parte importante hoy en día de la Universidad Pontificia Antonianum. “La Custodia –ha dicho el p. Pizzaballa- afronta consciente y gustosamente los cargos y la responsabilidad que le acarrea su labor de apoyar económicamente y con el personal las dos instituciones académicas. Y, mientras agradece de especial a todos aquellos que trabajan en ellas como formadores, profesores, investigadores y colaboradores, anima y ayuda a los estudiantes que las frecuentan”.
En su saludo introductorio, el p. Claudio Bottini ha enumerado los múltiples resultados académicos, además de las numerosas publicaciones e iniciativas culturales que han surgido en el ámbito del Studium Biblicum, aportando incluso algunos datos históricos: “El pasado año académico, diez estudiantes han terminado el primer ciclo obteniendo la Diplomatura, diez han obtenido la Licenciatura en Ciencias Bíblicas y Arqueología; un estudiante ha conseguido el Doctorado con la defensa de la publicación de su tesis. Es reconfortante constatar que todos nuestros diplomados han terminado sus estudios publicando al menos una Pars dissertationis. Al comienzo de este nuevo año académico, los estudiantes inscritos en la Facultad son en total 124, distribuidos de esta forma: 40 inscritos en el Bienio Filosófico y el Cuatrienio Teológico; 84 son los de los ciclos de especialización en Ciencias Bíblicas y Arqueología; de ellos, 45 siguen cursos para la Licenciatura y 16 para el doctorado. Los restantes están inscritos para los distintos diplomas o son estudiantes extraordinarios. Nuestros estudiantes proceden de distintas partes del mundo y son mayoría los de las diócesis y congregaciones religiosas. Algunos son laicos, hombres y mujeres, y tenemos incluso algunos estudiantes que pertenecen a iglesias ortodoxas”.
Desgraciadamente, la solemne inauguración del Año académico se ha visto deslucida por un acontecimiento inesperado. Pocos minutos antes del incio, el profesor emérito del Studium, el p. Lino Cignelli, ha sentido un malestar que, en pocos minutos, le ha llevado a la muerte en el mismo auditorio de San Salvador, a pesar del pronto socorro de sus hermanos y del personal para-médico de la enfermería custodial. “Tenía la intención de ofrecer a Dios este momento en memoria del p. Piccirillo – ha dicho Mons.
Forte al comienzo de su intervención- al cual asocio ahora al p. Lino, que está junto a nosotros en la comunión de los santos. El p. Cignelli ha sido el teólogo de aquella Palabra que nos toca el corazón y la vida”. El recuerdo al p. Lino ha sonado en numerosas ocasiones, a modo ejemplarizante, al margen de la relación del arzobispo sobre La Sagrada Escritura, alma de la Teología: “El estatuto fundamental de la teología es un estatuto escatológico y de peregrinación. La acogida de la Palabra prepara y anticipa así en el tiempo penúltimo el último tiempo, cuando las palabras desaparecerán acogidas en la única Palabra, abrazada por el Silencio de la Patria, donde resonará el cántico nuevo de los redimidos por la sangre del Cordero. El P. Lino contempla ahora lo que ha estudiado y meditado toda su vida. He aquí por qué continuar nuestro encuentro sobre la Palabra ha sido un modo de homenajearle a él, que ha dedicado toda la vida a la Palabra”. Anteriormente, Mons. Forte había recordado una situación trágica similar cuando tuvo una conferencia magistral en Roma, poco después de haber sido informado de la muerte de su propio padre.
El padre Lino Cignelli, fraile menor, licenciado en Patrística griega, fue profesor de patrología y teología dogmática en el Studio Teologico de la Porziúncula y el Seminario Regional Umbro de Asís, de 1961 a 1969. Durante esos años enseñó también griego clásico en el Liceo franciscano de su provincia religiosa. En 1971 se estableció en Jerusalén, en el Studium Biblicum Franciscanum, donde enseñaba exégesis patrística y griego bíblico, hasta el año académico 2005-2006. Desde 2007 era profesor emérito. Entre toda su actividad, ha escrito numerosas monografías y artículos científicos, dedicándose también a la publicación de obras de iniciación a la lectura espiritual de la Biblia.
Fray Riccardo Ceriani