El viernes 11 de marzo, el patriarca de Jerusalén ha presidido una misa en memoria de las cuatro religiosas de la congregación de las hermanas misioneras de la Caridad asesinadas en Yemen. La iglesia de San Salvador estaba llena para la ocasión. Numerosos cristianos locales han querido manifestar su afecto a las religiosas. Se han unido a ellos religiosos y religiosas, y también Mahesh Kumar, representante de la India ante la Autoridad Palestina en Ramala, y los representantes de las Iglesias greco-ortodoxa, armenia, siríaca, copta y etíope.
Los cerca de 60 concelebrantes –entre ellos el delegado apostólico, Mons. Giuseppe Lazzaroto, el obispo auxiliar para Galilea, Mons. Giacinto Bulos Marcuzzo, Mons. Salim Sayeg, obispos auxiliar y vicario patriarcal emérito para Jordania, y el custodio de Tierra Santa, fray Pierbattista Pizzaballa- han pasado en procesión entre las filas de las religiosas misioneras de la Caridad de Nablus, Jerusalén y Belén, junto a la provincial venida de Amán y la superior general de la Congregación, Madre Mary Prema Pierick, llegada de Calcuta (India) para la ocasión.
Un gran cartel con la sonrisa de Madre Teresa y una invitación a la oración estaba colocado cerca del coro, y también las fotos de las cuatro religiosas: sor Anselme, de origen indio, sor Marguerite y sor Reginette, originarias de Ruanda, y sor Judith de Kenia.
La misa, en árabe, se ha celebrado con recogimiento pero sin tristeza. Además, el patriarca en su homilía en inglés ha insistido en la gloria del martirio y ha concluido diciendo: «No os presentamos nuestras condolencias, sino que nos alegramos con vosotras por el don de sus vidas y de vuestras vidas, por todo lo que hacéis al servicio de los más pobres».
Al finalizar la celebración, en un ambiente gozoso, se han presentado las felicitaciones a las religiosas. Las religiosas misioneras de la Caridad llegaron a la diócesis en 1970. Están presentes en Gaza, Jerusalén, Nablus, Belén y también en Jordania, en Amán, Ermaimim y Rusaife.
En Tierra Santa gestionan diversos centros de acogida de personas ancianas y minusválidos físicos o mentales. Algunas comunidades trabajan preferentemente en la visita a las familias, la ayuda a los pobres o en la animación del catecismo dominical. Viviendo en una pobreza ejemplar, «para ser pobres entre los pobres», se las puede ver con frecuencia de dos en dos.
Tierra Santa acoge también una comunidad de religiosos misioneros de la Caridad de la rama contemplativa, en Nazaret. Hace una semana, el 4 de marzo, 16 personas –entre ellas las cuatro religiosas- fueron asesinadas en el complejo de las misioneras de la Caridad en Adén, en el sur del país. La investigación del atentado ha revelado que el ataque tenía motivos religiosos anticristianos; de hecho Adén, la capital, es regularmente escenario de atentados perpetrados por Al Qaeda o por el así llamado Estado Islámico del Levante.
La práctica de religiones distintas del Islam no ha dejado de disminuir tras la unificación de Yemen en 1990. La suerte de millares de cristianos ha pasado inadvertida ante la tensión viva entre musulmanes suníes y chiíes, que representan el 99% de la población.
Los cristianos presentes en Yemen, estos últimos años, son sobre todo extranjeros, refugiados o residentes temporales.
Mons. José Rodríguez Carballo, entonces ministro general de los hermanos menores y hoy secretario de la Congregación para los Institutos de vida consagrada y las sociedades de vida apostólica, había dicho a los frailes de la Custodia, durante una reciente visita, que las religiosas de la Madre Teresa constituían la única presencia cristiana en Yemen.
Los cerca de 60 concelebrantes –entre ellos el delegado apostólico, Mons. Giuseppe Lazzaroto, el obispo auxiliar para Galilea, Mons. Giacinto Bulos Marcuzzo, Mons. Salim Sayeg, obispos auxiliar y vicario patriarcal emérito para Jordania, y el custodio de Tierra Santa, fray Pierbattista Pizzaballa- han pasado en procesión entre las filas de las religiosas misioneras de la Caridad de Nablus, Jerusalén y Belén, junto a la provincial venida de Amán y la superior general de la Congregación, Madre Mary Prema Pierick, llegada de Calcuta (India) para la ocasión.
Un gran cartel con la sonrisa de Madre Teresa y una invitación a la oración estaba colocado cerca del coro, y también las fotos de las cuatro religiosas: sor Anselme, de origen indio, sor Marguerite y sor Reginette, originarias de Ruanda, y sor Judith de Kenia.
La misa, en árabe, se ha celebrado con recogimiento pero sin tristeza. Además, el patriarca en su homilía en inglés ha insistido en la gloria del martirio y ha concluido diciendo: «No os presentamos nuestras condolencias, sino que nos alegramos con vosotras por el don de sus vidas y de vuestras vidas, por todo lo que hacéis al servicio de los más pobres».
Al finalizar la celebración, en un ambiente gozoso, se han presentado las felicitaciones a las religiosas. Las religiosas misioneras de la Caridad llegaron a la diócesis en 1970. Están presentes en Gaza, Jerusalén, Nablus, Belén y también en Jordania, en Amán, Ermaimim y Rusaife.
En Tierra Santa gestionan diversos centros de acogida de personas ancianas y minusválidos físicos o mentales. Algunas comunidades trabajan preferentemente en la visita a las familias, la ayuda a los pobres o en la animación del catecismo dominical. Viviendo en una pobreza ejemplar, «para ser pobres entre los pobres», se las puede ver con frecuencia de dos en dos.
Tierra Santa acoge también una comunidad de religiosos misioneros de la Caridad de la rama contemplativa, en Nazaret. Hace una semana, el 4 de marzo, 16 personas –entre ellas las cuatro religiosas- fueron asesinadas en el complejo de las misioneras de la Caridad en Adén, en el sur del país. La investigación del atentado ha revelado que el ataque tenía motivos religiosos anticristianos; de hecho Adén, la capital, es regularmente escenario de atentados perpetrados por Al Qaeda o por el así llamado Estado Islámico del Levante.
La práctica de religiones distintas del Islam no ha dejado de disminuir tras la unificación de Yemen en 1990. La suerte de millares de cristianos ha pasado inadvertida ante la tensión viva entre musulmanes suníes y chiíes, que representan el 99% de la población.
Los cristianos presentes en Yemen, estos últimos años, son sobre todo extranjeros, refugiados o residentes temporales.
Mons. José Rodríguez Carballo, entonces ministro general de los hermanos menores y hoy secretario de la Congregación para los Institutos de vida consagrada y las sociedades de vida apostólica, había dicho a los frailes de la Custodia, durante una reciente visita, que las religiosas de la Madre Teresa constituían la única presencia cristiana en Yemen.