«Todos seremos transformados por la victoria de Jesucristo, nuestro Señor»: semana de oración por la oración de los cristianos en Jerusalén

El próximo sábado, 21 de enero, comenzarán en Jerusalén las celebraciones con motivo de la Semana de oración por la unidad de los cristianos, que este año tiene como lema: «Todos seremos transformados por la victoria de Jesucristo, nuestro Señor», y que continuarán hasta el día 29 de enero, con la participación de todas las confesiones cristianas de la Ciudad Santa. Cada día, de hecho, la liturgia común se celebrará en una de las catedrales de las distintas comunidades, todas protagonistas, todas empeñadas en un esfuerzo y deseo comunes de descubrir y comprender siempre mejor las raíces y los valores esenciales de la única fe en Cristo. El patriarca latino, S.B. Mons. Fuad Twal, en su mensaje de Navidad del año pasado, haciendo referencia a la décima asamblea del Consejo de las Iglesias del Oriente Medio celebrado en Chipre el pasado mes de noviembre, subrayaba «la buena voluntad de las cuatro familias cristianas –católicos, protestantes, ortodoxos orientales y ortodoxos- para llegar a una colaboración y un deseo más profundos de unidad». Mons. Twal ha confirmado la intención además, por invitación del Sínodo para el Oriente Medio, «de unificar la fecha de la Pascua, movidos por el deseo de nuestro Señor y por la voluntad unánime del pueblo cristiano de Tierra Santa».

Un gesto concreto, compartido, que forma parte ya de una tradición consolidada, en un camino que progresa al ritmo característico de esta tierra. «Eran asiduos en escuchar la enseñanza de los apóstoles, en la solidaridad, en la fracción del pan y en las oraciones» (Hch 2,42) se lee en los Hechos de los Apóstoles a propósito de la vida de la primera comunidad cristiana. El material para la oración y la reflexión de este año ha sido preparado por la Iglesia Católica Romana, por la Iglesia Ortodoxa y por las viejas Iglesias Católica y Protestante activas en Polonia. La intención es la de invocar la fuerza transformadora del amor de Jesús, que puede reconducir verdaderamente a la Iglesia a sus genuinos orígenes, al descubrimiento de su vocación a la unidad como manifestación visibile del cuerpo de Cristo. Esta es la extraordinaria «victoria» de Jesús que, ante la pasión que le esperaba, aceptó sufrir rezando para que sus discípulos tomarán de ella la fuerza para vivir en unidad y para que, a través de su testimonio de auténtica vida cristiana, el mundo encontrase la fe y la salvación.

Una vez más, la Iglesia Madre de Jerusalén, a través de la voz de las distintas tradiciones encaminadas a la unidad, nos invita a unirnos en oración para que de verdad podamos llegar a vivir como nos exhorta san Pablo, «reconciliados con Dios mediante Cristo» (2 Cor 5,18), depositarios del ministerio de la reconciliación, en comunión íntima con Dios y abiertos gozosamente a los demás. Esto significa una transformación profunda, sobre todo del ánimo de cada uno y, después, también de las tradiciones sociales y eclesiales que nos son familiares, para llegar a ser los unos un don para los otros y encontrar así la única vía de adhesión a la vida de Cristo, a su amor y a su amistad, que han vencido para siempre al pecado y a la muerte.

Texto de Caterina Foppa Pedretti

Programa

21/01 a las 17:30 horas: Anástasis (Santo Sepulcro), Calvario - Oficio ortodoxo de Apodeinon (completas)

22/01 a las 17.00 horas: Catedral anglicana de San Jorge, calle de Naplusa

23/01 a las 17:00 horas: Catedral armenia de Santiago, Ciudad Vieja, barrio armenio

24/01 a las 17:00 horas: Iglesia luterana del Redentor, Ciudad Vieja, junto al Santo Sepulcro

25/01 a las 17:00 horas: Iglesia del Patriarcado Latino, Ciudad Vieja, en la Puerta de Jaffa

26/01 a las 16:00 horas: Cenáculo, Monte Sion

27/01 a las 17:00 horas: Iglesia etíope-ortodoxa, Jerusalén-Oeste, calle de Etiopía

28/01 a las 17:00 horas: Iglesia copto-ortodoxa de San Antonio, Ciudad Vieja, junto al Santo Sepulcro

29/01 a las 17:00 horas: Iglesia greco-católica de la Anunciación, Ciudad Vieja, junto a la Puerta de Jaffa