La mañana del domingo 29 de mayo, en la iglesia del convento de San Salvador ha tenido lugar la conmemoración de la fiesta de la República italiana. La misa ha estado presidida por el vicario custodial, fray Dobromir Jasztal, y concelebrada por numerosos sacerdotes italianos.
El cónsul general de Italia en Jerusalén, S. E. Davide la Cecilia, acompañado por una delegación del Consultado, ha asistido a la ceremonia. Entre los fieles había varios religiosos y religiosas italianos, colaboradores de la Custodia y peregrinos, entre ellos muchos italianos, de visita en Tierra Santa.
En sus palabras de acogida a los presentes, el vicario custodial ha subrayado el especial vínculo existente entre Italia y la Custodia de Tierra Santa, y ha agradecido en nombre de la Custodia la ayuda italiana prestada durante siglos.
El padre Claudio Bottini, profesor en el convento de la Flagelación, ha pronunciado la homilía, que ha recordado la importancia del mensaje de Cristo dirigido a todas las naciones. El evangelio del día (Mateo 8,5-13) trataba del centurión de Cafarnaún. Ante su humildad y su fe, Jesús exclama: « En verdad os digo que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos». El padre Bottini ha añadido que, de tal forma, la fe no es solo creer en los milagros, sino sobre todo creer en la persona divina de Jesús.
Al finalizar la misa el órgano de la iglesia ha interpretado el himno italiano; después la asamblea se ha dirigido a la Curia para disfrutar de un refresco. Entrevistado, el cónsul italiano ha destacada las «intensas» relaciones entre la Custodia y la República italiana. Ha subrayado que actualmente su colaboración se concentra en dos acciones concretas: la restauración de la basílica de la Natividad en Belén y el proyecto del Museo de Tierra Santa, del que ya se ha inaugurado y abierto al público una sección. Después, cambiando de registro, ha añadido: «Nos causa pena que el padre Pizzaballa deje el cargo», añadiendo que el 6 de junio estará presente, como pide la tradición, para recibir al nuevo custodio, fray Francesco Patton, en la puerta de Jafa para su ingreso solemne en la ciudad vieja de Jerusalén.
Por la tarde, la iglesia del convento ha retomado otro de los acentos propios de su vocación, el de ser iglesia parroquial para los cristianos de lengua árabe. La asamblea se había congregado para la cita de la última misa dominical del fin de semana. También, porque la celebración eucarística estaba presidida por Mons. William Shomali, obispo auxiliar de Jerusalén, seguida de la tradicional procesión que pone el punto final al mes dedicado a María.
Por primera vez, este año la ceremonia se ha celebrado un domingo en vez del último día del mes de mayo. Este es, quizá, el motivo por el que, en el patio decorado de San Salvador, había menos fieles esperando para seguir la procesión. Pero el fervor no ha disminuido. Los altavoces han amplificado los cantos a la Virgen María y las tres estaciones estaban bien señaladas.
Con la puesta del sol, un viento fresco ha invadido las callejuelas de la ciudad vieja y la asamblea se ha dispersado rápidamente tras la bendición final.
El cónsul general de Italia en Jerusalén, S. E. Davide la Cecilia, acompañado por una delegación del Consultado, ha asistido a la ceremonia. Entre los fieles había varios religiosos y religiosas italianos, colaboradores de la Custodia y peregrinos, entre ellos muchos italianos, de visita en Tierra Santa.
En sus palabras de acogida a los presentes, el vicario custodial ha subrayado el especial vínculo existente entre Italia y la Custodia de Tierra Santa, y ha agradecido en nombre de la Custodia la ayuda italiana prestada durante siglos.
El padre Claudio Bottini, profesor en el convento de la Flagelación, ha pronunciado la homilía, que ha recordado la importancia del mensaje de Cristo dirigido a todas las naciones. El evangelio del día (Mateo 8,5-13) trataba del centurión de Cafarnaún. Ante su humildad y su fe, Jesús exclama: « En verdad os digo que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos». El padre Bottini ha añadido que, de tal forma, la fe no es solo creer en los milagros, sino sobre todo creer en la persona divina de Jesús.
Al finalizar la misa el órgano de la iglesia ha interpretado el himno italiano; después la asamblea se ha dirigido a la Curia para disfrutar de un refresco. Entrevistado, el cónsul italiano ha destacada las «intensas» relaciones entre la Custodia y la República italiana. Ha subrayado que actualmente su colaboración se concentra en dos acciones concretas: la restauración de la basílica de la Natividad en Belén y el proyecto del Museo de Tierra Santa, del que ya se ha inaugurado y abierto al público una sección. Después, cambiando de registro, ha añadido: «Nos causa pena que el padre Pizzaballa deje el cargo», añadiendo que el 6 de junio estará presente, como pide la tradición, para recibir al nuevo custodio, fray Francesco Patton, en la puerta de Jafa para su ingreso solemne en la ciudad vieja de Jerusalén.
Por la tarde, la iglesia del convento ha retomado otro de los acentos propios de su vocación, el de ser iglesia parroquial para los cristianos de lengua árabe. La asamblea se había congregado para la cita de la última misa dominical del fin de semana. También, porque la celebración eucarística estaba presidida por Mons. William Shomali, obispo auxiliar de Jerusalén, seguida de la tradicional procesión que pone el punto final al mes dedicado a María.
Por primera vez, este año la ceremonia se ha celebrado un domingo en vez del último día del mes de mayo. Este es, quizá, el motivo por el que, en el patio decorado de San Salvador, había menos fieles esperando para seguir la procesión. Pero el fervor no ha disminuido. Los altavoces han amplificado los cantos a la Virgen María y las tres estaciones estaban bien señaladas.
Con la puesta del sol, un viento fresco ha invadido las callejuelas de la ciudad vieja y la asamblea se ha dispersado rápidamente tras la bendición final.