Miércoles, 5 de enero, el Custodio, como es habitual, hizo la entrada solemne en Belén la vigilia de la fiesta de la Epifanía. De las tres entradas que se suceden desde la fiesta de santa Catalina esta es la más sencilla aunque sigue el mismo protocolo en cuanto a la apertura de las tres pesadas puertas de acero que cierran, ya desde hace algunos años, la carretera de los patriarcas para “aislar” la tumba de Raquel.
Unos treinta automóviles de Belén, Beit Jala y Beit Sahour, se han unido a los que salían de Belén para acompañar al Custodio a la plaza de la basílica para efectuar su entrada, al son del Te Deum, en la iglesia de Santa Catalina. Sin embargo, en lo que debería haber sido un día de fiesta, la jornada ha estado marcada por los trágicos sucesos que han golpeado a los países de esta región.
En Mar Elías, el Custodio ha expresado su solidaridad al coronel israelí que perdió a su hermano en el incendio del monte Carmelo. Tras la cena, el Custodio junto con el todo el Discretorio y los frailes Ibrahim y Samir, los frailes franciscanos egipcios y los coptos católicos, se han dirigido al Peace Centre para presentar sus condolencias a los coptos ortodoxos.
El padre Antonios Urashalimi, representante del arzobispo Anba Abraham, ya les había recibido por la tarde y se podía percibir una gran presencia de musulmanes que se habían acercado para compartir el dolor y condenar de forma unánime el atentado.
Una vez por la tarde, el Custodio, tras el canto de las primeras vísperas y mientras los franciscanos permanecían en la basílica para recitar el oficio de lecturas, acompañado por el padre fray Marwan Di’des y sus vicarios y fray Rami Haitham Yalda Asakrieh, ha visitado las distintas comunidades para hacerles llegar su felicitación, tener noticias y conocer sus proyectos y compartir con ellos la alegría y el dolor.
Este ha sido un año doloroso: Sor Annaïde, de las Dominicas de santa Catalina de Siena, ha perdido a tres de sus familiares en distintos atentados ocurridos en Iraq y las hermanas franciscanas del Corazón Inmaculado de María todavía se duelen de la pérdida de tres de sus hermanas en el accidente ocurrido el 24 de diciembre.
En la visita del Custodio a algunas comunidades se percibía claramente cómo el dolor era compartido por todos en un período tan duro como no se conocía recientemente. Incluso la enfermedad de un fraile preocupa, de hecho, a todos.
Ante los responsables de los scouts y de la Acción Católica, el padre Custodio ha insistido sobre el hecho de que las actividades ofertadas deben difundir un espíritu religioso y que, aquellas dirigidas especialemnte a los jóvenes, deben permitirles crecer y convertirse en jóvenes responsables y capaces de ponerse al servicio de las comunidades locales en un espíritu de unidad para la formación de todos. Intenciones y objetivos que seguramente no estarían lejos de su espíritu cuando, a medianoche, el Custodio ha inaugurado el ciclo de misas que se celebran cada media hora, desde la medianoche y hasta las siete de la mañana.
A continuación, los latinos han seguido con las celebraciones de la fiesta de la Epifanía con una misa solemne presidida por el Custodio y a la que han asistido los Cónsules Generales de las cuatro naciones latinas.
Mientras esto ocurría, la atención de la ciudad se ha centrado en las sucesivas entradas de los patriarcas y obispos orientales ortodoxos que comenzaban su celebración de la Navidad.
Igual que ocurrió el 24 de diciembre, han sido los scouts católicos quienes se han encargado de animar la misa, con excepción de los scouts coptos, que han permanecido en silencio una vez se ha visto que también el arzobispo copto había realizado una entrada muy discreta en señal de luto.
Durante todo el día la iglesia de la Natividad, y sobre todo la gruta, se ha llenado de cantos, también de las iglesias orientales que sucesivamente han celebrado varios oficios. Más tarde, al final del rezo de vísperas, se ha producido la vuelta del Custodio y de todos los frailes franciscanos, que han descendido para llevar al Niño Jesús los dones de los Reyes Magos: el oro, el incienso y la mirra.
El Custodio, con la imagen del Niño Jesús, Príncipe de la Paz, sentado en su trono, ha recorrido tres veces el claustro permitiendo a los fieles manifestar su adoración por el Hijo de Dios hecho hombre, imagen que es venerada como representación simbólica.
Durante algunas horas en la basílica ha habido un poco de tregua. Los fieles locales se han dispersado dejando espacio a algunos peregrinos mientras que, entre los bastidores, los ortodoxos se preparaban para una larga noche en la que, en la misma basílica, coptos, siríacos y griegos ortodoxos iban a celebrar el nacimiento del Mesías, cada uno según su propia cultura y lengua… La alegría de una nueva Navidad vuelve a encender la luz de la esperanza.
Mab
Unos treinta automóviles de Belén, Beit Jala y Beit Sahour, se han unido a los que salían de Belén para acompañar al Custodio a la plaza de la basílica para efectuar su entrada, al son del Te Deum, en la iglesia de Santa Catalina. Sin embargo, en lo que debería haber sido un día de fiesta, la jornada ha estado marcada por los trágicos sucesos que han golpeado a los países de esta región.
En Mar Elías, el Custodio ha expresado su solidaridad al coronel israelí que perdió a su hermano en el incendio del monte Carmelo. Tras la cena, el Custodio junto con el todo el Discretorio y los frailes Ibrahim y Samir, los frailes franciscanos egipcios y los coptos católicos, se han dirigido al Peace Centre para presentar sus condolencias a los coptos ortodoxos.
El padre Antonios Urashalimi, representante del arzobispo Anba Abraham, ya les había recibido por la tarde y se podía percibir una gran presencia de musulmanes que se habían acercado para compartir el dolor y condenar de forma unánime el atentado.
Una vez por la tarde, el Custodio, tras el canto de las primeras vísperas y mientras los franciscanos permanecían en la basílica para recitar el oficio de lecturas, acompañado por el padre fray Marwan Di’des y sus vicarios y fray Rami Haitham Yalda Asakrieh, ha visitado las distintas comunidades para hacerles llegar su felicitación, tener noticias y conocer sus proyectos y compartir con ellos la alegría y el dolor.
Este ha sido un año doloroso: Sor Annaïde, de las Dominicas de santa Catalina de Siena, ha perdido a tres de sus familiares en distintos atentados ocurridos en Iraq y las hermanas franciscanas del Corazón Inmaculado de María todavía se duelen de la pérdida de tres de sus hermanas en el accidente ocurrido el 24 de diciembre.
En la visita del Custodio a algunas comunidades se percibía claramente cómo el dolor era compartido por todos en un período tan duro como no se conocía recientemente. Incluso la enfermedad de un fraile preocupa, de hecho, a todos.
Ante los responsables de los scouts y de la Acción Católica, el padre Custodio ha insistido sobre el hecho de que las actividades ofertadas deben difundir un espíritu religioso y que, aquellas dirigidas especialemnte a los jóvenes, deben permitirles crecer y convertirse en jóvenes responsables y capaces de ponerse al servicio de las comunidades locales en un espíritu de unidad para la formación de todos. Intenciones y objetivos que seguramente no estarían lejos de su espíritu cuando, a medianoche, el Custodio ha inaugurado el ciclo de misas que se celebran cada media hora, desde la medianoche y hasta las siete de la mañana.
A continuación, los latinos han seguido con las celebraciones de la fiesta de la Epifanía con una misa solemne presidida por el Custodio y a la que han asistido los Cónsules Generales de las cuatro naciones latinas.
Mientras esto ocurría, la atención de la ciudad se ha centrado en las sucesivas entradas de los patriarcas y obispos orientales ortodoxos que comenzaban su celebración de la Navidad.
Igual que ocurrió el 24 de diciembre, han sido los scouts católicos quienes se han encargado de animar la misa, con excepción de los scouts coptos, que han permanecido en silencio una vez se ha visto que también el arzobispo copto había realizado una entrada muy discreta en señal de luto.
Durante todo el día la iglesia de la Natividad, y sobre todo la gruta, se ha llenado de cantos, también de las iglesias orientales que sucesivamente han celebrado varios oficios. Más tarde, al final del rezo de vísperas, se ha producido la vuelta del Custodio y de todos los frailes franciscanos, que han descendido para llevar al Niño Jesús los dones de los Reyes Magos: el oro, el incienso y la mirra.
El Custodio, con la imagen del Niño Jesús, Príncipe de la Paz, sentado en su trono, ha recorrido tres veces el claustro permitiendo a los fieles manifestar su adoración por el Hijo de Dios hecho hombre, imagen que es venerada como representación simbólica.
Durante algunas horas en la basílica ha habido un poco de tregua. Los fieles locales se han dispersado dejando espacio a algunos peregrinos mientras que, entre los bastidores, los ortodoxos se preparaban para una larga noche en la que, en la misma basílica, coptos, siríacos y griegos ortodoxos iban a celebrar el nacimiento del Mesías, cada uno según su propia cultura y lengua… La alegría de una nueva Navidad vuelve a encender la luz de la esperanza.
Mab