Vigilia nocturna y santa misa solemne del primer domingo de Cuaresma en Jerusalén | Custodia Terrae Sanctae

Vigilia nocturna y santa misa solemne del primer domingo de Cuaresma en Jerusalén

Basílica del Santo Sepulcro, Jerusalén. 26 de febrero de 2012

Durante la tarde del primer sábado de Cuaresma, la comunidad de franciscanos de la Custodia de Tierra Santa se reúne en el convento de San Salvador, en Jerusalén, y desde aquí se dirige a la basílica del Santo Sepulcro donde, como marca la tradición, se desarrolla la vigilia nocturna a partir de las 23:30. La liturgia de la vigilia ha estado presidida por el custodio, fray Pierbattista Pizzaballa, y recuerda de modo específico la resurrección de Jesucristo, que ocurrió precisamente en este lugar. Junto a los frailes, presentes en gran número, había también algunos religiosos y religiosas de Tierra Santa, además de algunos fieles de la comunidad local de cristianos y algunos peregrinos que han querido participar en este momento de oración tan sugerente.

Según la costumbre, la vigilia se celebra en la Capilla del Santísimo Sacramento, llamada también de la Aparición de Jesús resucitado a María, su Madre, y ha comenzado con la procesión de los ministros portando el evangeliario, acompañados con incienso y velas. El libro de los evangelios se ha colocado solemnemente sobre el altar. Tras el invitatorio, que introduce a la escucha de la Palabra y a la alabanza, y el himno cuaresmal, se recitan los salmos. A los salmos le sigue el Oficio de Lecturas y los cánticos del Antiguo Testamento. La vigilia ha continuado después con la parte típica de la liturgia jerosolimitana, es decir la Memoria de la Resurrección, con una procesión que, partiendo de la Capilla de la Resurrección, llega hasta el sepulcro del Señor. Mientras el custodio llevaba solemnemente entre sus manos el evangeliario y los diáconos el incienso, todos los miembros de la asamblea llevaban velas encendidas como símbolo de la luz de la nueva vida de Cristo resucitado. La procesión ha realizado un giro alrededor del edículo del Santo Sepulcro, cantando el Benedictus e intercalando la antífona con doble aleluya y con el acompañamiento del órgano. El custodio ha entrado después en el sepulcro llevando consigo el evangeliario y lo ha colocado sobre la tumba durante el breve momento de recogimiento que ha transcurrido aquí. Al salir del Sepulcro, fray Pierbattista ha bendecido a los fieles alzando el evangeliario.

Al finalizar este rito, la comunidad ha regresado a la Capilla de la Aparición donde el custodio ha proclamado el evangelio de la resurrección según san Mateo. Al evangelio le ha seguido la Commemoratio omnium y la aclamación solemne del Señor resucitado, a lo que la asamblea ha respondido con el Kyrie eleison. La vigilia ha concluido con la oración y la bendición final.

Después, el padre custodio ha presidido la misa celebrada en el Calvario, realzando de esta forma la importancia de los grandes misterios a los que nos introduce el tiempo de Cuaresma. Un significativo grupo de frailes y fieles ha querido participar en esta liturgia eucarística.

La mañana siguiente, primer domingo de Cuaresma, mientras el resto de confesiones cristianas jerosolimitanas están a su vez celebrando sus respectivas celebraciones, la tradición litúrgica latina prevé, a las 8:30, una santa misa cantada y celebrada solemnemente, precedida por la oración de Laudes en el altar dedicado a santa María Magdalena, en la basílica del Santo Sepulcro. A la ceremonia ha asistido S. E. Mons. Kamal Batish, obispo auxiliar emérito de Jerusalén, como se recoge en una antigua tradición de hace siglos que establece precisamente que el patriarca latino de la Ciudad Santa, o un delegado suyo, esté presente en la celebración dominical. Mons. Batish ha realizado su ingreso solemne en la basílica acompañado por la comunidad de frailes franciscanos los cuales, desde el convento de San Salvador, se han acercado en comitiva a la vecina sede patriarcal, en la Puerta de Jaffa, con el objeto de conducir en procesión al obispo y su séquito hasta la iglesia del Santo Sepulcro. La santa misa ha estado presidida por fray Noel Muscat, discreto de Tierra Santa.

En torno al altar de santa María Magdalena, que se encuentra a poca distancia del edículo del Sepulcro, se han colocado numerosos sacerdotes concelebrantes, la amplia representación de la comunidad franciscana, con fray Fergus Clarke, guardián de la Basílica del Santo Sepulcro, y fray Stephane Milovitch, guardián de la Basílica de la Natividad de Belén, numerosos exponentes del clero local y de la comunidad cristiana local, y bastantes peregrinos que, ya desde por la mañana, llenaban el santuario y que, en este domingo tan especial, se han reunido para participar en la celebración eucarística. Fray Feras Hejazin, párroco de Jerusalén, ha pronunciado la homilía desde el púlpito cercano al altar.

Justo después de la santa misa, Mons. Batish ha abandonado la basílica, acompañado otra vez en procesión por los franciscanos, concluyendo de esta forma su visita.

Todos estamos llamados a tomar parte entre aquellos que celebran la liturgia en la Basílica del Santo Sepulcro, participando en este precioso servicio de agradecimiento y alabanza a Dios que los franciscanos, incansables, realizan desde hace más de ochocientos años. Y el tiempo de Cuaresma nos dirige una invitación especial; llama a todos los cristianos a acercarse a este Santo Lugar que es el corazón de Jerusalén y de la cristiandad y a ser testigos con alegría de que aquí Cristo realmente ha resucitado por todos.

Texto de Caterina Foppa Pedretti
Fotos de fra Jerzy Kraj