En las orillas del lago Tiberíades Jesús enseñó muchas veces a la multitud y caminó con sus discípulos. Hoy, al mirar esas orillas y esas aguas, Jesús parece mucho más cercano. A orillas del llamado mar de Galilea, en Tabga, se sitúan tres episodios bíblicos: el sermón de la montaña (Mt 5-7), la multiplicación de los panes y los peces (Jn 6, 1ss) y la confirmación del primado de Pedro (Jn 21) con la aparición de Jesús resucitado a los apóstoles. El 2 de junio, con una misa solemne presidida por el Custodio de Tierra Santa fray Francesco Patton, se ha celebrado el episodio del primado de Pedro, acontecido a orillas de ese lago.
Tabga toma su nombre del griego Heptapegon (es decir “de las siete fuentes”) y se encuentra a aproximadamente 3 km al oeste de Cafarnaún sobre la orilla septentrional del lago de Galilea. Ya la peregrina Egeria, según el texto recogido en el siglo XII por Pietro Diacono, describió este lugar que había visitado hacia finales del siglo IV.
La misa se llevó a cabo en un magnífico escenario, al aire libre, con las sillas sobre la arena y una barca de madera como altar. La barca fue construida por fray Wojchiech Boloz, superior de la fraternidad, para esta peregrinación que se celebra desde hace cinco años. El padre Custodio, al abrir la celebración, decía: «Esta es una ocasión especial para rezar por la iglesia, para rezar por el sucesor de Pedro, el Papa, pero además es una oportunidad para responder personalmente a las preguntas que Jesús nos dirige también a nosotros: “¿Me amas?”, ¿me amas?, ¿me quieres?” ». En un momento de la misa, también pidió guardar unos minutos de silencio para responder cada uno desde su corazón a estas preguntas.
«Los discípulos, tras la resurrección, volvieron cada uno a su trabajo creyendo que todo había acabado. Jesús, sin embargo, continúa estando con ellos y se manifiesta, como a los discípulos de Emaús – expresaba en la homilía fray Amjad Sabbara, párroco de Nazaret -. Pidió a los discípulos echar las redes por la derecha, como en el momento de su llamada. Así, ellos recordaron lo que había hecho Jesús. A veces, Jesús nos hace repetir los mismos gestos, pero necesitamos su ayuda para reconocer su poder en estos hechos». Respecto al episodio de la multiplicación de los panes y los peces, fray Amjad señalaba: «es signo de la Eucaristía. Es la presencia continua de Jesús que nos hace entender que siempre está con nosotros. Pero debemos renovar nuestro sí a su amor».
El coro de jóvenes de la parroquia de Nazaret animaba la celebración. «Nuestra parroquia cuenta con 8.300 personas y tiene muchas actividades para las familias y los jóvenes», explicaba fray Amjad, párroco desde hace diez años. Cristina, una joven de la parroquia, es la primera vez que participaba en la misa en Tabga: «Estoy muy contenta de estar aquí y para los miembros de la parroquia es un día importante. Muchos hemos cantado y yo he venido para hacer fotos». Otra señora de Nazaret explicaba que estaba en la misa con toda su familia y compartir ese momento con ellos la había hecho muy feliz. Un peregrino italiano decía: «Ha sido emocionante asistir a la celebración sobre las mismas piedras bañadas por el mar de Galilea sobre las que Jesús confió a Pedro la misión de construir la Iglesia».
Beatrice Guarrera