El Memorial de Moisés del monte Nebo, en Jordania, abre sus puertas al mundo. La inauguración civil y la religiosa, los días 15 y 16 de octubre, han dado nueva vida al santuario franciscano de la Custodia de Tierra. El día 15, sábado, el cardenal Sandri, prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales y enviado especial del papa Francisco, junto con las autoridades jordanas, hicieron su ingreso en el monte Nebo, entre música solemne y por una alfombra roja, para asistir al momento simbólico de la apertura de las puertas. Fray Rashid Mistrih, al micrófono, decía: «La memoria de Moisés, en las alturas del monte Nebo, nos invita a elevar los ojos para abrazar con gratitud no solo las obras maravillosas de Dios en el pasado, sino también a mirar con fe y esperanza al futuro que nos tiene preparado a nosotros y al mundo entero». La tradición sitúa en ese lugar el punto en el que Moisés divisó la Tierra Prometida y en el que murió después. Allí donde se localiza la historia de un hombre especial para el cristianismo, también se sitúa la historia de la Custodia de Tierra Santa que, desde hace décadas, gestiona el lugar. Lo hace, precisamente, desde 1932, año en el que, gracias al empeño del P. Jerome Mihaic y a la colaboración del emir Abdulá ben Husayn, los franciscanos compraron el terreno a los miembros de la tribu beduina Wujián.
El custodio de Tierra Santa, fray Francesco Patton, en su discurso de inauguración el 15 de octubre, quiso manifestar el agradecimiento a todas las autoridades presentes; en primer lugar, a las de Jordania: al gobernador y al alcalde de Madaba y al ministro de Turismo, Lina Anab, en representación del rey Abdulá II. «La reapertura de este lugar a las visitas, peregrinaciones y a la oración es, al mismo tiempo, un gesto de retorno a los orígenes de nuestra fe, un regalo para nuestro presente, pero también una promesa para el futuro», dijo fray Francesco. Después de él, Mons. Sandri tomó la palabra para comunicar el mensaje del Santo Padre, papa Francisco. Mons. Sandri habló también de la importancia del memorial de Moisés como punto de encuentro y de diálogo entre las tres religiones monoteístas. Intervino posteriormente el ministro de Turismo de Jordania, Sr. Lina Anab, que expresó su alegría en italiano: «Bienvenidos a Jordania, vuestro segundo país, tierra santa, tierra de la fraternidad, de la paz y de la amistad. Estamos todos muy contentos de teneros aquí». En una atmósfera relajada y festiva, también el gobernador de Madaba pronunció su discurso, amenizado por una simpática anécdota que hizo sonreír a los presentes, cuando, por error, se puso las gafas que el ministro había dejado junto al micrófono.
El custodio de Tierra Santa entregó más tarde regalos al Card. Sandri y al ministro Anab: respectivamente, un nacimiento y una mezquita realizados en madreperla por los artesanos de Jerusalén. Clausurando el acto y describiendo con precisión la sublimidad de la ubicación estuvo fray Ibrahim Faltas, execónomo de la Custodia de Tierra Santa, que ha seguido los trabajos de restauración desde hace seis años. «Venimos aquí, a la cima de esta montaña, turistas, visitantes y peregrinos, para echar una ojeada, como Moisés, a la tierra santa, donde el río Jordán se encuentra con el mar Muerto; a Jericó, sus oasis y montañas; Jerusalén y sus colinas –ha dicho el fraile-. Esto nos permite pregustar el preludio del paraíso celestial, mirando este paraíso terrestre». Una belleza a la que se añade la de la iglesia, que se ha podido admirar por primera vez solo este 15 de octubre pasado, después de años de espera.
Al finalizar la inauguración civil, tras la apertura oficial y simbólica de las puertas por parte del custodio, se puede ya entrar en el edificio. En su interior, los espléndidos mosaicos de hace siglos están protegidos y ya se pueden ver.
La historia de la conservación de los mosaicos la conoce bien el P. Eugenio Alliata, que ha trabajado en las excavaciones arqueológicas desde 2012. Según el fraile, en los años sesenta se realizó una primera cobertura, después restaurada, que necesitaba desde hace tiempo ser mejorada. Por este motivo, antes de empezar con los trabajos, se organizó un concurso entre arquitectos de fama mundial, premiando a aquel que pusiera más énfasis en el aspecto del uso religioso. La puesta en marcha de las obras fue dificultosa debido al terreno sobre el que está construido el santuario del monte Nebo, pues es una sucesión de capas de caliza y arcilla que lo hacen el edificio muy inestable. El problema, sin embargo, se ha solucionado con la utilización de delgadas vigas que descienden en profundidad y lo ligan a distintos estratos. La reestructuración de la iglesia ha afectado también a la sustitución del material utilizado en el pasado, por algunos más idóneos, como la cobertura del techo en titanio-zinc. «En 2008 empezaron los trabajos, bajo la guía del P. Piccirillo –recuerda David Bianchi, colaborador del P. Alliata-. Desde 2012 las investigaciones arqueológicas estuvieron centradas en los puntos que no se habían estudiado anteriormente: la nave y parte del presbiterio». «Queremos que el resultado sea bueno, duradero y, también, que sea un trabajo que sirva de “adiestramiento” para los operarios y técnicos jordanos, como ejemplo de lo que se debe hacer cuando se encuentra un monumento que se quiere preservar», ha dicho el P. Alliata.
En la iglesia apenas restaurada se celebró, el domingo 16 de octubre, la misa de bendición del altar, presidida por el Card. Sandri y el Custodio de Tierra Santa. Fray Francesco Patton expresó su alegría, pero recordó también algunos momentos difíciles: «Una larga serie de dificultades ha complicado los trabajos de construcción, sobre todo después de la desaparición imprevista del P. Piccirillo, ocurrida exactamente hace ocho años y que en esta eucaristía queremos recordar de modo especial junto a fray Mihaic». El custodio manifestó su deseo de que, como Moisés, muchos puedan experimentar la gracia, la misericordia de Dios y la promesa de una vida eterna y bienaventurada. Durante la misa, con la participación de una gran cantidad de gente venida de Amán, Madaba y otras localidades, se ha bendecido el altar y consagrado la Eucaristía por primera vez. Se ofreció después a los presentes un pequeño refresco con dulces y café árabe fuera de la iglesia para volver después, al finalizar la tarde, para disfrutar del cuarto concierto del Terra Sancta Organ Festival, con la participación de Eugenio Maria Fagiani, Tariq al Yundi y Náser Salame.
El Card. Sandri ha expresado sentirse honrado al recibir el encargo de representar al papa Francisco en los eventos del monte Nebo, en Jordania, recordando su dramática llamada al alto el fuego en Siria. Ha hablado también de la búsqueda y del deseo de todos y cada uno de la Tierra Prometida y de lo que, sin embargo, no lo es. «Hay gente en el mundo que sufre hambre, el trato indigno, porque es tratada como esclava para poder sobrevivir. Esta no es la tierra prometida que esperamos. Sería justo que estas personas encontraran una acogida más abierta y generosa por parte de los países que pueden ofrecerla», ha dicho el cardenal. Ha querido lanzar también otra mensaje: «Que todos, viendo esta realidad desgarradora de Oriente Medio, sean interpelados por la solidaridad, sobre todo los que tienen el poder en el mundo de parar el sufrimiento de la gente».
¿Qué significa hoy acercarse al Memorial de Moisés en el monte Nebo? Comentando el acto, lo desvelaba fray Francesco Patton: «Este santuario nos lleva a experimentar la esencia de la peregrinación: saber que los lugares por los que andamos no son lugares en los que nos detendremos. Dios quiere que nuestra mirada vaya más allá. Así, también la peregrinación nos ayuda a entender que no hemos sido llamados a entrar en una tierra prometida, sino que lo hemos sido para enterar en la promesa de comunión que es la vida misma de Dios».
Beatrice Guarrera