La condena de Jesús y su sacrificio: peregrinación al Litóstrotos | Custodia Terrae Sanctae

La condena de Jesús y su sacrificio: peregrinación al Litóstrotos

Tras haber recordado el llanto de Jesús sobre Jerusalén, la oración en Getsemaní, el momento de su flagelación y después la peregrinación a Betania, los frailes de la Custodia de Tierra Santa animaron la celebración de la última etapa del camino cuaresmal. El 21 de marzo se celebró una misa en Jerusalén, en la iglesia del Litóstrotos, para rememorar la condena de Jesús. Por segundo miércoles consecutivo nos encontramos en el complejo del convento de la Flagelación que se levanta donde antiguamente se encontraba la “fortaleza Antonia.”

El santuario de la condena del Señor fue construido en 1904 por fray Wendelin Hinterkeuser sobre las ruinas de una iglesia de época medieval, que salieron a la luz por casualidad pocos años antes. No se conoce el título de la antigua iglesia, pero se sabe que la nueva recibió este nombre debido al pavimento de grandes losas que se extienden también bajo el santuario vecino del Ecce Homo, considerado parte del Litóstroto, en el que Pilato estableció su sede para el juicio de Jesús. Desde este lugar salió Jesús cargando la cruz y por eso todos los peregrinos que recorren el camino de Jesús parten de aquí para realizar el Vía Crucis.

La misa de esta peregrinación cuaresmal estuvo presidida por fray Alessandro Coniglio, profesor del Studium Biblicum Franciscanum. Don Luigi Maria Epicoco, también docente en el SBF, pronunció la homilía como siempre, al haber sido elegido como predicador para esta Cuaresma de 2018. «Este es el lugar de la condena de Jesús, pero también de su diálogo con Pilato – explicó don Epicoco -. Jesús no sale en nuestra defensa, sino que se ofrece en nuestro lugar, se convierte en culpable, él paga por nosotros. Este es el sitio donde Jesús se puso totalmente de parte del hombre hasta el punto de hacerse uno con el hombre». Todo lo que el hombre debe cumplir, lo cumplirá Jesús, afirmó el predicador. «Cuando pecamos, obligamos a Jesús a caer en el pecado con nosotros – concluía don Epicoco. El Señor no subió a la cruz para hacernos sentir culpables, sino para pagar por nosotros y liberarnos completamente de la culpa».

La del Litóstroto ha sido la última etapa cuaresmal para los frailes franciscanos de la Custodia de Tierra Santa. Mientras tanto, Jerusalén se llena de peregrinos día a día: se acerca la Pascua en la Ciudad Santa.

Beatrice Guarrera
22/03/2018