La trasfiguración de lo cotidiano | Custodia Terrae Sanctae

La trasfiguración de lo cotidiano

Una tradición del siglo III identifica el monte Tabor como el lugar al que Jesús condujo a Pedro, Santiago y Juan y donde se transfiguró ante la mirada de los tres discípulos.
Todos los años, la tarde de la vigilia del 6 de agosto, algunas familias cristianas de Galilea se instalan en tiendas alrededor del santuario, preparan barbacoas y, al ritmo de la música, se viven momentos de distensión, mientras los niños juegan al aire libre.
El día 6 por la mañana, a partir de las 5.30, se celebra la primera misa de la fiesta, en árabe. Terminada esta celebración, todos empiezan a abandonar el monte.
A las 10 llegan otros fieles de las distintas parroquias de Galilea, Palestina y peregrinos de todo el mundo. Una media hora después, la basílica está llena a rebosar y empieza la misa solemne, presidida por primera vez por el padre Francesco Patton, custodio de Tierra Santa desde hace dos meses.
«En esta montaña -ha empezado diciendo fray Amyad Sabbara ofm, párroco latino de Nazaret-, Pedro, Santiago y Juan vivieron una experiencia incomparable: la experiencia del Reino de Dios sobre la tierra. Aquí Cristo mostró su divinidad en su carne humana. Para demostrar que las profecías se cumplían -ha seguido diciendo- se transfiguró en presencia de Moisés y Elías... Y es precisamente el cumplimiento de la Ley y los Profetas lo que permite hoy a todo ser humana llegar hasta el cielo».



«Lo que los discípulos vivieron aquí puede ocurrir en la vida de cada uno de nosotros -ha recordado después-: escuchando la verdadera voz, la voz de Dios que nos habla en lo cotidiano a través del santo Evangelio, la voz de la esperanza, más allá de los tormentos de la vida, construimos un testimonio vivo. Es nuestra transfiguración, es el Reino de Dios en la tierra».
En la conclusión de la homilía, en nombre del Padre Custodio, fray Amyad ha presentado las condolencias a la familia del padre Faysal Hiyazin, fallecido esta semana y enterrado el día de la Transfiguración en Amán.
Los fieles han participado después en la procesión hacia la capilla del Descentibus. Situada a la entrada del santuario, conmemora el lugar en el que Jesús pidió a Pedro, Santiago y Juan que mantuvieran en secreto el episodio. El Padre Custodio ha bendecido los ramos que se han distribuido después entre la asamblea. A continuación, todos los presentes han sido invitados a un copioso almuerzo, preparado y servido por los jóvenes de Mundo X, la comunidad que se encarga de la Casa Nova.