Paz y fraternidad: felicitaciones de las Iglesias de Tierra Santa | Custodia Terrae Sanctae

Paz y fraternidad: felicitaciones de las Iglesias de Tierra Santa

Paz: esta es la palabra clave para las Iglesias de Jerusalén que se sucedieron el 28 de diciembre en la Custodia para intercambiar felicitaciones de Navidad. Griegos, armenios, coptos y sirios, etíopes y, por último, una representación del Patriarcado Latino de Jerusalén.

La delegación greco-ortodoxa, encabezada por el patriarca Teófilo III, fue la primera en presentarse por la mañana. “Paz y reconciliación: esta es nuestra esperanza y nuestro compromiso” dijo en patriarca en su discurso. Su intervención comenzó recordando que el año pasado estuvo lleno de problemas y nuevos retos. Continuó resaltando la importancia de la colaboración entre las dos Iglesias para el primer paso de la restauración del edículo del Santo Sepulcro de Jerusalén y la iglesia de la Natividad en Belén. “Creemos en el poder del Niño de Belén” dijo el Custodio de Tierra Santa, fray Francesco Patton, añadiendo también una referencia a la eficacia de la comunión para la defensa de los derechos de la Iglesia y, por tanto, de los cristianos locales.

Poco después, al son típico de los bastones de loskawas, llegó la delegación armenia. “Cristo vino para hacernos entender qué significa la palabra paz”, señalaron, recordando la importancia de la oración para que, en su segunda venida, pueda encontrar un mundo mejor.  Fray Pattonagradeció la invitación a orar y las felicitaciones, subrayando que este día es fuente de comunión ya que, sin fraternidad, incluso los proyectos más hermosos estarían vacíos.

El tercer momento fue el de coptos y sirios. Los primeros, durante su presentación, recordaron la alegría de la Navidad.  “Dios – afirmaron – creó al hombre para la vida eterna, no para la muerte: por eso celebramos el nacimiento de nuestro Salvador”.  A continuación tomó la palabra la delegación de la iglesia siria, que llamó la atención sobre el hecho de que, con su venida, Dios dio una dimensión al infinito y nos ha salvado.  Después, concluyeron su discurso con el agradecimiento por los numerosos servicios que realizan los franciscanos, deseándoles que sean “testimonios de fe y caridad, hasta el final”.  El Custodio respondió garantizándoles oraciones y recordando que Jesús, al hacerse hijo del Padre el día de Navidad, nos convierte a todos en hijos y hermanos.

Una delegación de Frailes Menores de la Custodia se dirigió luego al Patriarcado Melquita para reunirse con el Vicario patriarcal, Yasser Al Hayaash. El Custodio deseó al VIcario y a la comunidad que continúen experimentando el sentirse amados al servir a la Iglesia en esta Tierra Santa. Al Hayaash, en su intervención, habló de las dificultades de esta tierra, deseando la paz para los pueblos de Oriente Medio.  “Hace falta la colaboración de todos los cristianos y todas las Iglesias para fortalecerse ante las dificultades que afrontamos” dijo, antes de dar las gracias a los franciscanos por fomentar la convivencia entre las Iglesias y animar a muchos cristianos locales a quedarse, incluso cuando la situación era difícil.

La tarde se dividió en dos partes: la visita de los etíopes y la de los representantes del Patriarcado Latino de Jerusalén.

En la primera, también los etíopes quisieron expresar la oración por la paz entre los pueblos a través de Jesús, que es unión entre lo humano y lo divino.  En el último momento, el administrador apostólico del Patriarcado Latino, monseñor Pizzaballa, tomo la palabra destacando que, al hacerse hombre, Dios entra en nuestro tiempo y nuestra historia. “La Navidad nos dice que nuestra vida es Adviento y termina con el encuentro con Dios”, comentó monseñor Pizzaballa.  “Recorred con confianza este camino hacia un buen futuro: la misericordia del Padre nos espera”. El Custodio, en su conclusión, habló de San Francisco. “Sabemos con cuánta expectación sabía hacerse pequeño para ver el paradigma de la acción de Dios” dijo, todo empieza en la fiesta de Navidad en que Dios “para salvarnos se hace impotente”.  Y con el deseo de que este sea un tiempo de gracia, paz y esperanza contra toda esperanza, finalizó la jornada de felicitaciones.

Giovanni Malaspina