A las 7.30 del 21 de octubre, una gran asamblea se ha reunido en torno al altar de la Crucifixión en el monte Calvario. La ocasión, la misa de de bendición del nuevo órgano del Calvario. El instrumento, realizado por la empresa Rieger y donado por la Comisaría de Tierra Santa de Viene, se ha colocado de espaldas a los fieles, en el lado opuesto al altar, y durante la celebración lo ha tocado F. Martin Anderl Ocist. Es ya el segundo órgano que se inaugura este año, después del de Getsemaní, además de los que han sido renovados estos años pasados en las iglesias de San Salvador de Jerusalén, el de Nazaret y el del Santo Sepulcro, todos ellos gracias a la Comisaría de Tierra Santa de Viena.
«Nos hemos reunido aquí para bendecir el nuevo órgano, que hará más gozosa y solemne la celebración de la divina liturgia –ha dicho en la inauguración el custodio de Tierra Santa, fray Francesco Patton-. El sonido del órgano en el contexto celebrativo apoya el canto unánime de los fieles, expresión de aquel cántico nuevo que será verdaderamente tal si al acorde de los instrumentos y de las voces se une la santidad de vida». Fray Francesco Patton ha pronunciado después una oración especial: «Concede tu bendición, Señor, a todos los intérpretes y cantores de tu alabanza, y a este instrumento sonoro, para que, acompañados por sus acordes, podamos asociarnos a la liturgia del cielo».
Las lecturas de la celebración se han hecho en alemán, precisamente por el hecho de que el órgano ha sido donado por la Comisaría de Tierra Santa de Viena y por la presencia de muchas personas de lengua alemana. El altar de la Crucifixión del Calvario estaba lleno de fieles de todas partes del mundo, como de costumbre. La particularidad de celebrar una misa en el interior del Santo Sepulcro es, de hecho, encontrarse en contacto con las distintas espiritualidades del lugar, corazón de la cristiandad.
El órgano recién bendecido ha acompañado todos los cantos de la liturgia. En su homilía, el Custodio de Tierra Santa ha comparado el órgano a aquello que produce la reconciliación: tiene muchas partes distintas con las que el organista sabe interpretar una única melodía. «Que el Señor nos permita experimentar el concierto de su misericordia y nos conceda a cada uno de nosotros formar parte de este concierto, con todas nuestras diferencias, para volver a formar una sola armonía», ha dicho fray Francesco. También el lugar especial de la celebración ha sido mencionado en la homilía. «Que la armonía de la redención penetre en nuestros corazones y nos traiga el don que el Padre nos ha regalado en este lugar con el ofrecimiento de su amado Hijo para nuestra salvación. Que la armonía de la redención transforme nuestros corazones a través del Espíritu Santo».
Beatrice Guarrera