En el Litóstrotos, recordando la condena de Jesús y su sacrificio | Custodia Terrae Sanctae

En el Litóstrotos, recordando la condena de Jesús y su sacrificio

Las calles de la ciudad vieja han empezado a llenarse cada vez más, a pocos días de la Pascua. Mientras Jerusalén continúa llenándose de peregrinos, la última peregrinación cuaresmal ha tenido lugar en la iglesia del Litóstrotos el 5 de abril. Cada año se desarrollan los mismos eventos pero la fe viva y la emoción que acompañan a los fieles, siempre distintos, hacen que cada celebración sea nueva. En Cuaresma se ha recordado el llanto de Jesús sobre Jerusalén en la Dominus Flevit , la oración en Getsemaní, el momento en que Jesús fue torturado por los soldados y le colocaron una corona de espinas en la Flagelación. En la peregrinación a Betania se repasaron también algunos episodios ligados a la vida de Jesús, como la resurrección de Lázaro. En el Litóstrotos, en cambio, «contemplamos a Jesús en el momento en que acepta su condena y ofrece su vida en sacrificio por nosotros, abraza la cruz y se dirige al Gólgota donde será crucificado», ha dicho fray Matteo Munari, del Studium Biblicum Franciscanum.

En su homilía, el fraile también ha hablado de las tentaciones del diablo para empujar a Jesús a no hacer todo lo que el Padre le pedía. Sin embargo, Jesús obedeció al Padre, incluso en las peticiones más difíciles. «Hoy estamos aquí para conmemorar la condena de Jesús y el castigo por sí mismo es siempre una derrota. Pero nosotros hoy aquí celebramos la victoria de Jesús que, muriendo en la cruz por nosotros, vence todos nuestros pecados, todos nuestros males y reduce la distancia entre Dios y el hombre». Fray Matteo Munario ha invitado a conservar en el corazón dos sentimientos: la alegría por el amor de Dios que se ha hecho presente con el sacrificio de su hijo y la amargura de su condena.
La pequeña iglesia del Litóstrotos estaba repleta de frailes, algunos peregrinos y muchas monjas de diferentes órdenes.

La tarde ha concluido compartiendo fraternalmente en el refectorio del convento de la Flagelación, donde se han servido dulces y chocolate caliente.
«Es ese “aquí” el que marca la diferencia – comenta sor Gabriela -, ese “aquí” de cuando se está dentro de los santos lugares y se lee, como hoy, “aquí Jesús fue expuesto a la multitud, inocente y condenado, rechazado y humillado” ». Una hermana de una orden religiosa distinta cuenta que vive en Jerusalén desde hace algunos años y no se ha perdido ninguna de las peregrinaciones de la Cuaresma, «porque prepararse para la Pascua de esta forma es verdaderamente hermoso». Un joven llamado Jacobo, en cambio, habla de la alegría de descubrir por primera vez este año las celebraciones en los santos lugares, pero no es exactamente un peregrino sino que estará aquí por trabajo durante algunos meses. «Algunos amigos de Jerusalén me han contado que volverán a sus países por la Pascua, sin embargo es increíble estar aquí donde todo ocurrió precisamente en este tiempo litúrgico. Es una gracia poder vivir la Cuaresma y la Pascua desde aquí», sostiene sor Gabriela.
Beatrice Guarrera



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