Se sentía un ambiente de fiesta en la plaza del Pesebre en Belén. Una gran multitud llenaba la plaza delante de la basílica de la Natividad para celebrar el encendido del árbol de Navidad el 3 de diciembre. Muchos niños, jóvenes y adultos esperaban el momento con expectación. Desde el escenario, situado a la derecha del gran árbol de Navidad, dos presentadores iban anunciando a los invitados y marcando el ritmo del acto. Siguiendo el programa, la celebración empezó hacia las 18:20 con música. Actuaron en primer lugar los scout de Belén, seguidos por la cantante Luna Amin y por el coro de la Filarmónica de Oslo, que interpretó piezas navideñas.
La alcaldesa de Belén subió después al escenario para el discurso tradicional con motivo de este evento. Vera Baboun agradeció a todas las autoridades presentes su asistencia y reflexionó sobre el tema del año: “La misericordia y el espíritu de la Navidad”, siguiendo los pasos del camino trazado por el papa Francisco. La alcaldesa se expresó con palabras de aliento, deseos de paz y también, con una nota de orgullo, de apoyo en un concurso al cantante Mohamed Assaf, ídolo de Palestina. Después de la actuación de un coro de monjas maltesas y del cantante Shafeeq Alsadi, tomó la palabra el primer ministro de Palestina Rami Hamdala. «Nosotros creemos en la paz, creemos en la misericordia», dijo la presentadora en el momento en que se soltaron dos globos como símbolo de la paz. A continuación, el gran árbol de Navidad fue bendecido por todos los jefes de las iglesias cristianas, que se acercaron juntos al árbol. Se encontraban también presentes los hermanos de la custodia de Tierra Santa: el nuevo guardián de la hermandad, padre Artemio Vitores, el nuevo párroco de Santa Catalina, padre Rami Asakrieh, y el nuevo vicepárroco, padre Emad Rofael. Con música solemne y después de la cuenta atrás en árabe, se encendió el árbol, entre el entusiasmo de la gente que llenaba la plaza, muchos habitantes de Belén, así como peregrinos, turistas y personas llegadas de toda Palestina.
Elwa asistió a la celebración con sus hijas y su familia y se quedó después para hacerse fotos. «Yo soy musulmana, pero me encanta este evento. Aquí en Belén convivimos juntos musulmanes y cristianos. Nosotros vivimos a pocos minutos de la iglesia». Gabi, un hombre de mediana edad de Beit Jala, siempre acude a ver el encendido del árbol pero cuenta sorprendido: «Sinceramente, no me esperaba tantas personas este año». «Soy cristiana, pero no soy de aquí. Mi marido sí y estoy muy contenta de estar aquí porque es la primera vez que vengo con mi hija», dice una mujer con una niña en brazos. «Hace siglos que vivimos juntos musulmanes y cristianos, y esta es una fiesta para todos», comenta Paul, un hotelero originario de Belén. Son muchísimos los jóvenes que han asistido al alumbrado del árbol. Rami, de poco más de veinte años, es musulmán pero cuenta que la Navidad para él es muy importante. «Aquí la gente es feliz, se aman entre ellos. Navidad significa felicidad, conocerse, disfrutar de buenos momentos con los seres queridos. Yo quiero venir a Belén cada año cuando llega la Navidad». Su madre, con el cabello cubierto con un hiyab, sonríe y saca fotos a sus hijos, vestidos con gorros rojos de Papa Noel, delante del árbol de Belén iluminado.
Beatrice Guarrera