Tras la canonización del beato Pablo VI del 14 de octubre, los franciscanos de Jerusalén y la Oficina de Bienes Culturales han organizado una exposición para recordar el primer viaje apostólico de un pontífice a Tierra Santa, que tuvo lugar en 1964.
Durante la inauguración, el pasado 31 de octubre, los visitantes pudieron admirar los objetos litúrgicos relacionados con la misa celebrada por el Pontífice en el Santo Sepulcro: el altar de madera, los candelabros, el misal pontifical, los cálices y patenas, y también las vestiduras utilizadas: las casullas, estolas y, según el ritual de la época, los zapatos papales. Junto a otros elementos litúrgicos, también se puede ver una parte de la colección de sellos y medallas catalogadas por la Custodia con motivo de la visita de Pablo VI.
Entre las principales obras presentadas hay tres regalos muy importantes: la rosa de oro que Pablo VI dejó en Belén, la valiosa diadema de Nuestra Señora de Nazaret y el ramo de olivo de la paz. Para relacionar estos objetos litúrgicos con el viaje del Santo Padre, la exposición se desarrollaen 14 paneles que presentan los lugares evangélicos visitados por Pablo VI y los principales encuentros ecuménicos de su peregrinación.
Durante el acto de apertura destacaron las intervenciones de fray Francesco Patton, Custodio de Tierra Santa, Mons. Leopoldo Girelli, delegado apostólico en Jerusalén, fray Claudio G. Bottini, profesor emérito en el StudiumBiblicumFranscicanum, y fray StéphaneMilovitch, responsable de bienes culturales de la Custodia y uno de los organizadores de la exposición.
Todos los ponentes subrayaron la importancia histórica, profética y moderna de este «Papa del Concilio», «una de las mayores inteligencias de este tiempo», como expresó Mons. Girelli. Para confirmar la importancia espiritual de Pablo VI, fray Stéphane concluyó el acto de apertura retomando una oración del Papa delante del lugar de la resurrección:
“Estamos aquí, Señor Jesús.
Hemos venido como vuelven los culpables
al lugar de su delito.
Hemos venido como aquellos
que te hanseguido y también traicionado,
muchas veces fieles y muchas veces infieles.
Hemos venido para reconocer
la misteriosa relación entre nuestros pecados
y tu Pasión: nuestra obra y Tu obra.
Hemos venido para arrepentirnos,
para pedirte perdón,
para implorar Tu misericordia.
Hemos venido porque sabemos que Tú puedes,
que Tú quieres perdonarnos,
porque Tú has expiado por nosotros.
Tú eres nuestra redención y nuestra esperanza”
AnaisUberti
