No se encuentra entre los santuarios más conocidos de Belén pero, como todos los Santos Lugares que se conservan hasta nuestros días, perpetúa el recuerdo de una antigua devoción. Se trata del santuario de la Casa de San José, propiedad de la Custodia de Tierra Santa, situado en la calle que baja desde la basílica de la Natividad hasta Beit Sahour (lugar del anuncio del ángel a los pastores). Precisamente en la Casa de San José, el viernes 19 de noviembre, los frailes franciscanos se reunieron para celebrar una misa especial con motivo del Año de San José, convocado por el papa Francisco.
La misa fue presidida por el vicario de la Custodia de Tierra Santa, fray Dobromir Jasztal, que explicó el motivo de la liturgia en ese lugar: “Hoy estamos aquí para celebrar la memoria de San José que, al llegar a Belén con María para inscribirse en el censo, tras el nacimiento de Jesús en la cueva, encontró una casa para vivir, un hogar donde los mismos Magos pudieron adorar al niño, indicado por la estrella”. El Evangelio de Mateo señala, de hecho, que los Reyes Magos adoraron a Jesús después de entrar en una casa (Mt 2,11).
A continuación, el vicario de la Custodia habló de la grandeza de San José: “San José confía en Dios cuando le pide que acepte ser incluido en el plan de la encarnación y el nacimiento del Hijo de Dios. Sin hacer preguntas, sin pedir explicaciones, sin calcular si llegaría a ver la obra de salvación que el niño debía realizar, sin poder siquiera imaginar su resurrección y constitución como Rey del universo, él también creyó, como Abraham, en las promesas de Dios, firme en la esperanza. El misterio de la grandeza de San José se encuentra en las pocas y sencillas palabras: hizo lo que le había ordenado el ángel del Señor”.
“San José es un verdadero testigo de la verdad del hombre, porque nos enseña con su vida lo que significa realmente ser libres – afirmó fray Dobromir –. En este lugar pedimos su intercesión y aprendemos de él cómo vivir el proyecto que Dios ha preparado para cada uno de nosotros, con fe, mansedumbre y obediencia a su palabra”.
La historia del santuario
Según el historiador bizantino Nicéforo Calixto, Santa Elena, madre del emperador Constantino, hizo construir en Belén una iglesia en honor de San José, esposo de María. Esta iglesia podría ser una de las mencionadas en las crónicas de un peregrino armenio del siglo V a tres estadios al este de Belén. En cualquier caso, el lugar donde se alza hoy el santuario de la Casa de San José coincide precisamente con el de la iglesia venerada por los peregrinos Gucci y Frecobaldi a finales del siglo XIV.
El santuario fue comprado por la Custodia de Tierra Santa en 1888 a un armenio ortodoxo y en 1890 se construyó un convento. La pequeña iglesia que aún existe fue inaugurada en 1893.
Junto a la iglesia de la Casa de San José se encuentra actualmente un centro dedicado a San José, inaugurado en 1999 y dirigido por las hermanas dominicas de Santa Catalina de Siena.
Las celebraciones en Tierra Santa dedicadas al año de San José
Para celebrar dignamente este especial año de San José, convocado por el papa Francisco, la Custodia de Tierra Santa ha organizado liturgias especiales a lo largo de 2021, en los lugares santos vinculados a la vida de San José. Las otras citas fueron:
- La solemnidad de San José, esposo de María, en la iglesia de San José en Nazaret (19 de marzo de 2021);
- La fiesta de San José Obrero, en la gruta de San José en Belén (1 de mayo de 2021);
- La conmemoración de la huida de la Sagrada Familia a Egipto, en el santuario de la Gruta de la Leche en Belén, primera etapa de este exilio (19 de octubre de 2021).
- La celebración de clausura de este año especial tendrá lugar el 8 de diciembre en Nazaret donde, al final de la misa de la Inmaculada Concepción, los frailes se dirigirán en procesión a la gruta de San José.
Beatrice Guarrera
