Peregrinación a Tabga, donde Jesús hizo milagros | Custodia Terrae Sanctae

Peregrinación a Tabga, donde Jesús hizo milagros

Se encuentra a unos 3 kilómetros al oeste de Cafarnaún, en la orilla norte del lago de Galilea: Tabga, lugar donde Jesús realizó milagros. Esta localidad aparece ya descrita por la peregrina Egeria hacia finales del siglo IV, en un texto recogido en el siglo XII por Pietro Diacono. En Tabga se sitúan tres episodios bíblicos: el sermón de la montaña (Mt 5-7), la multiplicación de los panes y los peces (Jn 6, 1ss) y la concesión del primado a Pedro (Jn 21) con la aparición de Jesús resucitado a los apóstoles. Desde tiempo inmemorial una fraternidad de frailes franciscanos custodia el santuario a orillas del lago de Galilea, pero solo desde hace seis años se realiza una peregrinación anual justo allí.

Este año tuvo lugar el 18 de mayo, con la participación de fieles procedentes de Galilea, de religiosos y peregrinos, y del Custodio de Tierra Santa, fray Francesco Patton. Se colocaron sillas al aire libre, a pesar del intenso calor, mientras que una pequeña barca servía como altar. La celebración se centró en el Evangelio del primado de Pedro. “Es importante que en esta celebración todos escuchemos la voz de Jesús que nos pregunta: ¿Me amas?”, decía al comenzar fray Francesco Patton. El Custodio de Tierra Santa invitaba a responder sí al Señor y hacer lo que nos pida a cada uno de nosotros.

A continuación, fray Antonios Habib, de la parroquia de la Anunciación de Nazaret, pronunció la homilía en árabe. “Jesús, antes de encargar a Pedro formar la Iglesia, le pregunta si le ama, para manifestar el amor entre él y Jesús, entre todos los cristianos y Jesús – decía fray Antonios -. Jesús le pregunta tres veces, porque Pedro le había negado tres veces. Y cada vez que Jesús pregunta, anula cada negación de Pedro”. Solo cuando Pedro le dice: “Tú sabes que te amo”, según el sacerdote, empieza a dar testimonio con su vida de su respuesta. “Todos sabemos lo que Pedro tuvo que pasar y que después murió crucificado – añadió fray Antonios -. Si amamos realmente a Jesús, debemos estar unidos a él con una relación de amor. Y debemos saber que esta relación debe ser a costa de nuestra vida”.

Además de la participación sincera de los fieles, la misa fue animada por los cantos del coro de la parroquia de Nazaret.
Fray Wojciech Bolz, superior de la fraternidad de Tabga invitó a todos a un refresco y dio las gracias por la jornada de fiesta: “Es una alegría para nosotros que el santuario tenga un poco de vida, y la gente es la vida del santuario”.


Beatrice Guarrera