Quinta peregrinación de Cuaresma al Litóstroto: el silencio de los que son condenados

Quinta peregrinación de Cuaresma al Litóstroto: el silencio de los que son condenados

El miércoles 20 de marzo, en el santuario de la Condena en la Vía Dolorosa, tuvo lugar la quinta estación cuaresmal de las peregrinaciones litúrgicas de la Custodia de Tierra Santa. En este lugar se conmemora el proceso en el que Jesús fue acusado, en las horas siguientes a su arresto en Getsemaní.

El episodio se narra, entre otros, en el capítulo 19 del Evangelio de Juan, donde se relatan las diversas fases del proceso que llevaron a la condena de Cristo a manos del gobernador Poncio Pilato.

El santuario de la Condena

La capilla, incluida en el santuario de la Flagelación, fue construida en estilo bizantino entre 1903 y 1904 bajo la dirección del franciscano Wendelin Hinterkeuser.  En el ábside se encuentran unas estatuas que representan la condena y la imposición de la cruz. Entre ellas, una composición original de papel maché que muestra a Juan, el discípulo amado del Señor, y a María Magdalena alzando un velo para impedir que la Virgen vea el cuerpo de Jesús flagelado. Otra imagen de madera – actualmente en restauración – es la que representa al “Ecce homo”, Jesús coronado de espinas y presentado a la multitud, objeto del grave episodio de vandalismo ocurrido el año pasado, en el que fue brutalmente desfigurada.

El Litóstroto

En la capilla se encuentra un antiguo pavimento romano (litostroto, o pavimento empedrado) cuya presencia contribuyó a creer que se trata precisamente del “Enlosado” evangélico (Jn 19,13), el patio donde tuvo lugar el proceso de Jesús.

De la misma hipótesis deriva el nombre de la basílica adyacente del Ecce Homo, llamada también Litóstroto, en la Vía Dolorosa. Pero lo más probable es que ese empedrado se remonta, a juicio de los arqueólogos, a la época del emperador Adriano y pertenecería al pavimento de Aelia Capitolina, la ciudad romana construida sobre las ruinas de Jerusalén tras la tercera guerra judía (132-135 d.C.).

El silencio como conciencia de una justicia mayor

Presidió la celebración eucarística, precedida por las vísperas, fray Alessandro Coniglio, mientras que fray Paolo Messina, profesor del Studium Biblicum Franciscanum de Jerusalén, continuó ofreciendo sus meditaciones (aquí todas sus reflexiones cuaresmales).

Continuando con el tema del silencio, fray Paolo recordó aquí «el silencio de tantos inocentes condenados injustamente». Como el siervo sufriente, recordado por el profeta Isaías, Jesús “no abrió la boca”. «¿Por qué este silencio? – pregunta fray Paolo en su homilía (aquí el texto completo) –. Creo que podemos leer ese silencio desde dos perspectivas: por un lado, el silencio puede ser resignación, renuncia a toda lucha, pero por otro, es conciencia de una justicia mayor, de la protección por parte de Dios, la certeza de que cuanto más nos ponemos en manos de Dios, más podrá Él cumplir Su voluntad y realizar Su salvación».

«El signo de esta salvación – continúa – se describe con la inscripción en la que se detiene Juan: “Jesús, el Nazareno, el rey de los judíos”. Cuatro sencillas palabras en hebreo, latín y griego para declarar a Jesús rey de su pueblo, incluso desde la cruz. Esa inscripción también nos molesta hoy porque nos recuerda que a veces actuamos como Pilato ante los inocentes oprimidos y nos volvemos hacia otro lado. Ese silencio del inocente injustamente condenado nos pone frente a una elección: actuar por él, gritar en su defensa, o mirar hacia otro lado, fingiendo que no pasa nada. No hay término medio, también hoy desde este lugar Jesús nos invita a elegir. Y tú, ¿qué vas a hacer?».

Silvia Giuliano

Descargue aquí el folleto del Santuario de la Flagelación