El jueves 11 de agosto numerosas comunidades religiosas y algunos fieles se han unido a las clarisas de Jerusalén para celebrar su santa patrona. En representación del administrador apostólico, Mons. William Shomali, obispo auxiliar de Jerusalén, ha presidido la misa en presencia de la vicecónsul general de Francia, la Sra. Minh-di Tang.
Con las rejas conventuales abiertas durante la oración, la madre superiora ha saludado a los presentes. A los pies de los escalones del altar se había colocado un icono de santa Clara y una reliquia de la santa, iluminada por una vela.
Mons. Shomali ha recordado el impulso decisivo que promovió la santa en la renovación espiritual de la Iglesia universal. Procedente de una rica familia aristocrática, Clara renunció a la nobleza y a las riquezas para vivir en la humildad y la pobreza, adoptando la forma de vida propuesta por san Francisco de Asís en el siglo XIII.
«Hermanos y hermanas, el amor por Cristo no impide la amistad humana, al contrario -ha empezado diciendo Mons. Shomali-. Santa Clara en el comienzo no encontró en san Francisco solo un maestro, cuyas enseñanzas podía seguir, sino también un amigo fraterno. Cuando dos almas inflamadas por el mismo amor por Cristo se encuentran, extraen de esta amistad un profundo estímulo».
En el convento de San Damián, santa Clara practicó las virtudes que deben distinguir a todos los cristianos: la humildad, la piedad, la penitencia y la caridad. «Os invito a rezar -ha concluido Mons. Shomali-, a pedir la intercesión de santa Clara en todas las necesidad de los santos lugares, de Oriente Medio, y especialmente por nuestros hermanos de Alepo.
Recemos por Europa que vive en el terror, por los refugiados y por las víctimas de la violencia en todo el mundo. No nos olvidemos de rezar también por nuestra comunidad de clarisas, fieles a la tradición franciscana de oración y simplicidad evangélicas».
Al finalizar la misa, la asamblea ha felicitado la fiesta a las religiosas en francés, árabe e italiano. En el patio se ha servido un refresco, a la sombra de los pinos.
Los frailes de Nazaret han compartido, también ellos, la misa con las clarisas de esa ciudad. Todos los franciscanos se han sentido especialmente unidos a las clarisas en este día.
¡Feliz fiesta a todas las clarisas de Oriente Medio y del mundo!