Durante el Capítulo de Pentecostés de hace 800 años, los franciscanos decidieron por primera vez enviar frailes al mundo y abrirse a la dimensión misionera universal. Siglos más tarde, se confirma la llamada de los franciscanos a la misión y se le añaden siempre nuevos retos. De ello se ha tratado en la conferencia “Francisco, ve: Vocación y Misión” el 9 de mayo, en la sala de la Inmaculada del convento de San Salvador. Fray Massimo Tedoldi, secretario para la Misión y la Evangelización de la Orden de los Hermanos Menores ha puesto como ejemplo a San Francisco de Asís: «el primer púlpito desde el que predicaba Francisco era su propia vida».
LAS PRIORIDADES Y LAS TENTACIONES. A continuación el fraile ha recordado las cinco prioridades que sintetizan los aspectos de la vida de los frailes menores, surgidas en 1997 con el ex ministro general padre Giacomo Bini: la vida con Dios, la fraternidad, la minoría, la evangelización y la formación. El objetivo «recuperar con esas cinco prioridades la esencia y lo esencial de nuestra vida franciscana». Según fray Massimo, el dinamismo misionero de San Francisco se ha hecho visible en cada uno de estos aspectos.
¿Cómo pueden vivir su misión los franciscanos de hoy? Hace falta cerrar la puerta a cinco tentaciones fundamentales: el “relativismo de la urgencia”, la “teología de papel”, la “stabilitas monástica”, la vida consumista y el individualismo. Fray Massimo ha explicado que, entre todas las urgencias posibles, la primera debe ser amar a Dios, que lleva a su vez a que la teología se haga carne y no se quede solo en el papel. La invitación del papa Francisco a “salir de uno mismo” sirve además como advertencia para contrarrestar la “stabilitas monástica”, la vida consumista y el individualismo. «El testimonio, por tanto, es la primera forma de evangelización», ha dicho.
LA CUSTODIA. «Esta conferencia nos ayuda a vivir la misión de forma siempre renovada, siempre alegre - comentaba fray Marcelo Cichinelli, guardián del convento de la Custodia de San Salvador-. Nos ha dado claves de interpretación de nos ayudan a rechazar las tentaciones».
Al finalizar la conferencia, fray Massimo dedicaba palabras positivas sobre la Custodia de Tierra Santa: «La Custodia seguramente es la joya de la Orden, con la belleza y la gracia que los frailes viven en Tierra Santa. Los frailes deben ser generosos al exportar esta vocación misionera. Entre los retos que esperan a la nueva evangelización, destacaba uno fundamental: Escuchar la invitación del crucifijo de San Damián: “Francesco, ve”. En la primera palabra está la vocación, en la segunda, la misión».
VIVIR ENTRE LOS POBRES. Sor Iole, misionera franciscana del corazón inmaculado de María, que vive y trabaja en Damasco con la Custodia, se encontraba entre el público. «Es cierto lo que he escuchado – contaba -. La difícil situación de la guerra nos ha empujado a abrirnos. Al principio teníamos nuestro barrio con nuestros chichos cristianos, pero después, desde este año, hemos iniciado un proyecto de ayuda psicológica para los jóvenes que viven el trauma de la guerra. Hemos comenzado a trabajar con cristianos y musulmanes y veo que nuestro testimonio en ocasiones llega más a los musulmanes. Cuando les hemos acogido, han cambiado: incluso sus caras están más alegres. Nuestra casa y nuestra iglesia forman parte de su vida actualmente». Aunque sea difícil, la clave es, por tanto, vivir y dar testimonio con la propia vida. Así concluía también fray Massimo. La calle es una gran doctora para la Iglesia: Jesús ha enseñado en la calle, ha hecho milagros, nos ha dicho quién es el prójimo, como en la parábola del samaritano. Por eso, en lugar de hacer estrategias de escritorio, debemos salir a la calle y ver qué nos enseñan los pobres. Ellos nos dan nuestra identidad. Caminando en la calle, nos encontramos con Cristo.
Beatrice Guarrera