Gb 7,1 4.6 7; 1Cor 9,16 19.22 23; Mc 1,29 39
Carissime sorelle, carissimi fratelli,
il Signore vi dia pace!
1. Nelle letture di questa domenica si intrecciano due temi strettamente congiunti, quello della sofferenza e quello dell'annuncio del Vangelo.
Giobbe ci presenta la situazione di chi si rivolge a Dio perché oppresso da una grave sofferenza. Nel brano tratto dalla prima lettera ai Corinzi, san Paolo presenta il proprio stile di evangelizzatore. Nel Vangelo è lo stesso Gesù a curare e annunciare.
2. Il Vangelo di Marco ci porta tutti a Cafarnao, ci fa entrare in questo villaggio del quale ancora oggi come frati della Custodia di Terra Santa ci prendiamo cura, ci fa entrare nella casa di Pietro, ci racconta una giornata di Gesù. Ci racconta anche che Gesù prega di buon mattino perché solo così avrà la forza di compiere la propria missione di annunciare il Vangelo in ogni luogo, perché ogni persona ha bisogno di sentire l’annuncio della gioia e della speranza che viene a noi da saperci voluti, accolti e risanati dall’amore di Dio.
Nel Vangelo che abbiamo ascoltato, Gesù prima fa qualcosa di concreto e soltanto dopo parla. Gesù si presenta potente prima in opere e poi in parole, quasi a sottolineare che parlare è facile, ma per operare in un certo modo occorre essere mandati da Dio e occorre attingere la forza da Dio.
3. Il vangelo ascoltato ci aiuta a cogliere anche un altro aspetto: Gesù si occupa degli ammalati in modo personale (cura la suocera di Pietro) ed al tempo stesso si prende cura di molti ammalati e di molti mali (Marco dice: «gli portarono tutti gli ammalati e gli indemoniati»). Gesù viene incontro in modo estremamente personale all'invocazione di ogni persona inchiodata sulla croce della malattia, della solitudine, della depressione e dello scoraggiamento, della vecchiaia o del non senso. E Gesù e risponde così all’invocazione di Giobbe: «Ricordati che un soffio è la mia vita».
Per Gesù l’ammalato non è un numero ma una persona e la malattia è il sintomo di un male più profondo che sta dentro di noi e che va curato. Curare un ammalato è già annunziare il Vangelo, la buona notizia che Dio ci è accanto, e lo fa attraverso il suo Figlio Gesù, e lo fa prendendoci per mano per risollevarci, e lo fa andando a colpire la radice del male che si annida in modo profondo dentro di noi.
4. L'apostolo Paolo poi, riflettendo sulla propria esperienza, ci aiuta a comprendere che l'autentico annuncio del Vangelo è sempre nella prospettiva dell'incarnazione e della solidarietà: «Mi sono fatto debole con i deboli, per guadagnare i deboli; mi sono fatto tutto a tutti, per salvare ad ogni costo qualcuno. Tutto io faccio per il vangelo, per diventarne partecipe con loro». Il primo ad esprimere questa solidarietà esistenziale non è stato san Paolo ma Gesù stesso e nella sua linea si colloca la testimonianza di ogni cristiano.
Non è un caso che san Francesco ci abbia chiesto di evangelizzare anzitutto mettendoci a servizio di ogni umana creatura per amore di Dio, e solo dopo attraverso l’annuncio esplicito della parola di Dio. E non è un caso, che ancora oggi, in Terra Santa, siano soprattutto le opere di misericordia, le opere sociali, a permetterci di annunciare in modo concreto il Vangelo della misericordia nei luoghi in cui la possibilità di evangelizzare a parole è ridotta o, talvolta, perfino vietata.
5. Questa domenica, vi chiedo una preghiera speciale per tutti noi che viviamo in terra di missione e per tutti coloro che sono inviati a evangelizzare, perché sia la nostra vita a parlare, prima che la nostra lingua.
Vi invito a lasciarvi raggiungere in modo profondo e personale da Gesù, dalla sua mano e dalla sua Parola capace di risanare il nostro cuore e tutta la nostra persona.
Invito anche ciascuno di voi a tornare agli impegni della settimana con questa attenzione ad avere gesti buoni e parole buone verso le persone che incontrerete, già uscendo da questa chiesa questa sera. Gesù ci ha svelato il segreto di questa sua capacità di vincere il male con il bene: è in quei momenti di preghiera, di unione con il Padre, che ruba al sonno prima ancora di iniziare la propria giornata o quando viene la notte.
Così sia anche per ciascuno di noi.
Fr. Francesco Patton OFM
Custode di Terra Santa
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UNA JORNADA LLENA DEL EVANGELIO
Domingo 5º del Tiempo Ordinario - Ciclo B
Jb 7, 1-4. 6-7; Sal 146, 1-2. 3-4. 5-6; 1 Cor 9, 16-19. 22-23; Mc 1,29-39
Queridas hermanas queridos hermanos
El Señor les de su paz.
1. En las Lecturas de este Domingo se entrelazan dos temas estrechamente unidos, aquel del sufrimiento y el del anuncio del Evangelio.
Job nos presenta la situación de quien se dirige a Dios porque esta oprimido de un gran sufrimiento. En el pasaje sacado de la Primera Carta a los Corintios, San Pablo presenta su propio estilo de evangelizador. En el Evangelio de este domingo es el mismo Jesús el que sana y el que anuncia.
2. El Evangelio de Marcos que recién hemos escuchado nos lleva a todos a Cafarnaúm, nos hace entrar en el poblado, en el cual todavía hoy, como frailes de la Custodia de Tierra Santa custodiamos, nos hace entrar en la casa de Pedro, nos relata una jornada de Jesús. Nos cuenta también que Jesús ora de madrugada porque solo así tendrá la fuerza para cumplir la propia misión de anunciar el Evangelio en todas partes, porque cada persona tiene necesidad de escuchar el anuncio de la alegría y de la esperanza que llega a nosotros por sabernos queridos, recibidos y sanados por el Amor De Dios.
En el Evangelio que hemos escuchado, Jesús primero hace algo concreto y solamente después habla. Jesús se presenta poderoso en obras y después en palabras, casi subrayando que hablar es cosa fácil, pero para obrar de una cierta manera es necesario haber sido enviado por Dios y es necesario recibir la fuerza De Dios.
3. El Evangelio que hemos escuchado nos ayuda a recibir otro aspecto: Jesús se ocupa de los enfermos en forma personal(sana a la suegra de Pedro) y al mismo tiempo se preocupa de muchos enfermos y de muchos males (Marco dice: “Le llevaron todos los enfermos y endemoniados). Jesús viene al encuentro de una manera directa y personal de todo aquel que lo invoca porque se siente clavado a la cruz de la enfermedad, de la soledad, de la depresión, del desanimo, de la vejez y del sin sentido. Y de esta manera Jesus responde a la invocación de Job: “Recuerda que mi vida es un soplo”.
Para Jesús el enfermo no es un numero sino una persona y la enfermedad es el síntoma de un mal mas profundo que esta dentro de nosotros y que tiene que ser sanado. Sanar un enfermo es ya anunciar el Evangelio, la Buena Noticia que Dios esta a nuestro lado, y lo hace a través de su Hijo Jesús, y lo hace tomándonos de la mano para levantarnos, y lo hace yendo a cortar de raíz el mal que anida en lo mas profundo de cada uno de nosotros.
4. El Apóstol Pablo reflexionando, sobre la propia experiencia, nos ayuda a comprender que el autentico anuncio del Evangelio es siempre realizado en la perspectiva de la Encarnación y de la Solidaridad: “Me he hecho débil con los débiles, para ganar a los débiles; me he hecho todo a todos, para ganar, sea como sea, a algunos. Y hago todo esto por el Evangelio, para participar yo también de sus bienes”. El primero a manifestar esta solidaridad existencial no ha sido San Pablo sino el mismo Jesús y en esta línea se coloca el testimonio de cada cristiano.
No es casualidad que san Francisco nos haya pedido evangelizar antes de todo poniéndonos al servicio de toda criatura humana por amor De Dios, y solamente después a través del anuncio explícito de la Palabra De Dios. No es casualidad que todavía hoy, en Tierra Santa, sean, sobretodo las obras de misericordia, las obras sociales, las que nos permiten anunciar en modo concreto el Evangelio de la misericordia en los lugares donde la posibilidad de evangelizar con la palabra es reducida y en ocasiones completamente prohibida.
5. Este domingo les pido una oración especial por todos nosotros que vivimos en tierra de misión y por todos aquellos que han sido enviados a evangelizar, para que sea nuestra vida la que hable antes que nuestra lengua.
Los invito a dejarse alcanzar en modo profundo y personal por Jesús, por su mano y por su palabra capaz de sanar nuestro corazón y toda nuestra persona.
Invito a cada uno de ustedes también, a regresar a sus ocupaciones de la semana con la atención de tener buenos gestos y buenas palabras hacia las personas con quienes se encontraran, comenzando ya al salir esta noche de esta Iglesia.
Jesús nos ha revelado el secreto de su capacidad de vencer el mal con el bien: y el secreto esta en esos momentos de oración, de unión con el Padre, que roba al sueño antes de iniciar la propia jornada, y tambien quando llega la noche.
Así sea también para cada uno de nosotros. Amén
Fr. Francesco Patton OFM
Custodio de Tierra Santa