Entre el pasado turbulento y los nuevos avances, Acre lleva las marcas de muchas vidas. Los muros de la ciudad vieja, las casas que se asoman al mar, los barcos anclados en el puerto podrían contar infinitas historias. Una de ellas comenzó hace 800 años justo en esas aguas, en esas orillas: la historia de la Custodia de Tierra Santa. En Acre fue donde desembarcaron por primera vez en 1217 los frailes franciscanos.
LA HISTORIA. Llamada también San Juan de Acre y antes Tolemaida, aquí existía ya una comunidad cristiana desde la época de los apóstoles, como se lee en los viajes de S. Pablo: “Desde Tiro llegamos a Tolemaida, terminando así el viaje por mar, y, después de saludar a los hermanos, nos quedamos un día con ellos” (Hch, 21,7). Durante el segundo periodo de las Cruzadas, que siguió a la caída de Jerusalén en manos del ejército árabe de Saladino (1187 d.C.), se convirtió en sede del rey y del patriarca de Jerusalén.
La llegada de los franciscanos, sin embargo, se sitúa en 1217. Cuando se celebró el primer Capítulo general de los frailes menores en Santa María de los Ángeles en Asís, se decidió enviar a franciscanos a todas las naciones y así se creó la provincia de Tierra Santa. Fue en otoño del mismo año cuando fray Elías Buonbarone, figura de personalidad relevante, condujo a algunos hermanos hasta Acre. En 1219, el mismo San Francisco desembarcó allí, tras haberse reunido en Egipto con el sultán Melek el-Kamel y haber recibido permiso para visitar los Santos Lugares. Conquistada en 1291 por los mamelucos, a mitad del 1700 Acre pasó a manos de los otomanos, hasta su rescate por los ingleses en 1918. Desde 1948 forma parte del Estado de Israel.
ACRE HOY. Actualmente los frailes franciscanos de la Custodia de Tierra Santa están presentes en Acre con un convento, una escuela y dirigen la parroquia de San Juan de Acre y la capilla de la escuela de Tierra Santa. Desde hace menos de un año, fray Simón Pedro Herro gestiona las actividades de la Custodia en Acre junto a fray Rafael Caputo. No es fácil integrarse después de los veintiún años de servicio de fray Quirico Calella, trasladado a Líbano hace poco. «En estos meses, tengo mucho trabajo por delante para conocer a las familias, ocuparme de la escuela y de la iglesia – cuenta fray Simón Pedro, jerosolimitano de nacimiento -. He intentado acercarme a las personas, hablando con ellos por la calle y visitándoles en sus casas». La situación, no obstante, no es la mejor: los cristianos son pocos y no han faltado en el pasado las diferencias con la población local. Según las estimaciones, los cristianos serían entre 1500 y 1800 entre melquitas, latinos, maronitas, ortodoxos y anglicanos. Los católicos son tan solo entre 180 y 200. «Muchos cristianos que pertenecen a la parroquia viven también en los pueblos cercanos, a aproximadamente una hora de aquí», explica fray Simón Pedro.
Han pasado 800 años desde la llegada de los primeros franciscanos pero la pasión de los frailes por la gente no disminuye. «Estar aquí, en el lugar donde todo comenzó, nos anima a hacerlo lo mejor posible. No es fácil reactivar la parroquia pero estamos intentando hacerlo a través de diferentes actividades», afirma el superior de Acre. «Durante el carnaval hemos organizado una fiesta para todas las familias de la parroquia, para que estuvieran juntas compartiendo momentos de alegría – continúa fray Simón Pedro -. En Cuaresma he organizado una serie de conferencias sobre el tema de la Cuaresma. También estoy intentando crear un consejo parroquial, para que me ayude a tomar decisiones como párroco».
LA ESCUELA. En la ciudad vieja de Acre se encuentra también la escuela de la Custodia de Tierra Santa. En el edificio contiguo al convento se distribuyen las clases de los niños desde la escuela primaria hasta los jóvenes adolescentes del último ciclo escolar. La guardería, sin embargo, está situada en otra construcción cercana. De los 474 estudiantes solo 130 son cristianos y, entre alumnos y profesores el ambiente es muy variado por las diferencias religiosas y culturales. La vida en la escuela empieza a las 7:15 de la mañana con los Laudes y la misa en la pequeña capilla. Sentadas entre las madres y los niños somnolientos, están las tres almas de la comunidad: sor Josefina, sor Lina y sor Anastasy. Las tres religiosas trabajan de manera incansable para la parroquia, la enseñanza de religión en la escuela y el cuidado de los niños en la guardería, respectivamente. Representan a día de hoy un gran apoyo para la actividad de los frailes de la Custodia. Fray Simón Pedro está presente como director del instituto: «La puerta de mi oficina siempre está abierta, lo saben tanto los profesores como los alumnos. Y con frecuencia entran los jóvenes para exponer sus problemas y sus propuestas. El diálogo les hace estar más tranquilos».
A pesar de que no hay un gran espacio donde entretenerse, durante el recreo los niños pasean por los pasillos y los largos balcones, mientras los más pequeños acceden al gran salón del último piso, en el que pueden correr libremente. En la sala de profesores se reúnen todos los docentes. «Hemos tenido problemas con el estado por la financiación, porque no cubre muchos de los gastos que debemos soportar», explica sor Lina. La pasión y la entrega con la que realiza su trabajo son patentes cuando habla sobre los jóvenes y los niños: las clases, las actividades de la jornada de matemáticas, los trabajos del día de la madre, la pintura, los juegos.
EL FUTURO. Fray Quirico había decidido hace tiempo llevar a cabo excavaciones bajo la iglesia de San Juan de Acre, para empezar a restaurar la cripta cruzada. «Actualmente estamos continuando las obras en esa dirección y queremos también realizar alguna nueva – revela fray Simón Pedro -. Con motivo del aniversario de los 800 años de los franciscanos en Acre estamos construyendo una nueva guardería». Los proyectos de futuro también afectan a un terreno propiedad de la Custodia que se encuentra fuera de la ciudad vieja de Acre. «Mi idea es poner allí otra escuela, manteniendo la que ya tenemos para las clases de primaria y así poder tener más espacio para los chicos», continúa el fraile.
Acre será protagonista de las celebraciones del octavo centenario de la llegada de los franciscanos mediante una peregrinación-excursión el 11 de junio, con una misa presidida por el P. Custodio, una breve visita guiada y un concierto organizado por la escuela.
¿Qué desear para el futuro de un lugar tan simbólico para la Custodia? Fray Simón Pedro lo tiene claro: «Querría para Acre una parroquia y una escuela vivas. Aunque seamos minoría aquí, si respetamos a los demás, también ellos nos respetarán».
Beatrice Guarrera