Cristianos y musulmanes juntos para compartir la belleza del encuentro: así ha sucedido en Betania con motivo del iftar entre los frailes de la Custodia y los habitantes locales. En el mes de ayuno del Ramadán, de hecho, todos los días tras el atardecer, los musulmanes se reúnen para tomar la comida que interrumpe el ayuno, el iftar. La tarde del 15 de junio también los cristianos de la Custodia compartían este momento con sus vecinos musulmanes. La voz del muecín de la mezquita cercana se escuchaba con fuerza en el jardín del convento de Betania, mientras todos se sentaban a la mesa preparados para comer. En las dos largas mesas instaladas justo delante de la iglesia, se sentaban los franciscanos junto a miembros del ayuntamiento de Betania y a algunos ciudadanos locales.
El iftar estaba organizado por ATS Asociación pro Terra Sancta, en colaboración con el Mosaic Center de Jericó, a iniciativa de Osama Hamdam, arquitecto de la Custodia de Tierra Santa y responsable de las excavaciones arqueológicas en el convento de Betania. El Custodio de Tierra Santa aceptó con entusiasmo la invitación a participar y llegó acompañado del secretario de Tierra Santa fray David Grenier y el ecónomo, fray Ramzi Sidawi. Asistía también el cónsul general de Italia en Jerusalén Fabio Sokolowicz.
Tras el canto del muecín, en un ambiente de fraternidad, comenzaba la cena con un dátil y un vaso de agua, como marca la tradición, para continuar después con arroz, pollo y otros platos típicos.
«Sed bienvenidos a Betania. Estamos felices de recibiros y espero que cada año se repita esta iniciativa», decía el vicealcalde de Betania. Mientras el cielo oscurecía al acercarse la noche, también los obreros de las excavaciones arqueológicas y los propietarios de los comercios vecinos comían al aire libre, sentados a la misma mesa. Todos los platos fueron cocinados gracias a la dirección de la incansable Fátima Faroun, responsable de la asociación Shoruq Society For Women. 'Shoruq' significa 'amanecer' porque, como dice Fátima – la asociación quiere “ser una luz en la vida de las mujeres de Betania”.
«Os agradecemos que estéis aquí – decía el arquitecto Osama Hamdam -. Este es un pequeño puente para ayudar a derribar muros y creo que el único medio es el diálogo».
Fray Michael Sarquah, superior de Betania, explicaba que era la primera vez que se organiza un iftar en el convento, pero que las relaciones con los habitantes locales son muy buenas: «siempre nos felicitamos en las fiestas, como amigos».
Cada día, en las parroquias y los proyectos de la misión franciscana en Oriente Medio, cristianos y musulmanes aprenden juntos qué significa la colaboración y compartir mutuamente. Betania sobre todo, es un lugar especial para el Custodio de Tierra Santa: «Aquí vivían María, Marta y Lázaro, que siempre acogieron a Jesús. Por eso, yo pienso en Betania como la casa de la amistad. Y es importante que este sitio continúe siendo una casa en la que podamos reunirnos juntos y tener una experiencia de amistad».
Beatrice Guarrera