“Impacto”: la marcha franciscana en Líbano

“Impacto”: la marcha franciscana en Líbano

Del jueves 31 de agosto al domingo 3 de septiembre tuvo lugar en Líbano la marcha franciscana titulada “Impacto”: el de los jóvenes sobre la Iglesia y el de la Iglesia sobre los jóvenes. Durante 4 días, 65 jóvenes “dejaron todo” para entrar en diálogo con el Señor. Las jornadas estuvieron marcadas por la marcha y la oración, por momentos de reflexión, de intercambio fraterno y de vida comunitaria con cantos, bailes y juegos. “Estamos felices de haber conseguido organizar la marcha a pesar de todo lo que los jóvenes libaneses están sufriendo: problemas económicos, de pertenencia, de miedo por el futuro”, explica fray Jihad Krayem, de la Custodia de Tierra Santa, responsable de la marcha.

El recorrido

La marcha libanesa dura cuatro días, en lugar de la típica semana, porque los jóvenes no pueden tomarse muchos días de vacaciones en el trabajo. La marcha atravesó el famoso Valle de la Becá, en la región de Baalbek. Inata, Barqa, el santuario mariano de Bechouat, en el pueblo de Bechouat, Deir Al-Ahmar, Buadi y Chlifa. Aquí, el arzobispo maronita monseñor Hanna Rahma celebró la misa con los jóvenes y por la tarde hubo adoración eucarística. El último día los chicos asistieron a la misa dominical en el hospital gestionado por las Hermanas Franciscanas de la Cruz del Líbano

Experiencias intensas

Fray Jihad cuenta una experiencia muy intensa: “Enviamos a los jóvenes de dos en dos a algunos pueblos para que vivieran la experiencia de pedir limosna. Llaman a las casas y preguntan si pueden cenar con la familia. Cuando se van, salen llenos de angustia, no saben qué hacer… pero ¡qué sorpresa verlos a todos regresar llenos de alegría! Y cada uno cuenta lo que ha vivido, como fueron recibidos, qué comieron… ¡Esto es algo realmente hermoso!”

El impacto de la marcha

Mía participó por segunda vez en la marcha: “Cuando lo único en lo que piensas es el peso de la mochila o el dolor de pies, o lo difícil que es el camino, podemos mirar atrás y ver el camino que hemos recorrido, las dificultades que hemos superado gracias a la fuerza que nos da el Señor. La marcha ayuda a entender que el Señor no solo está cerca de nosotros, sino también de nuestra comunidad. No estamos solos en el camino”.

Marinella Bandini